miércoles, 6 de diciembre de 2017

Aparentes contradicciones de la Biblia Parte II


Comparación con otras obras clásicas
A pesar de su gran número de autores y volumen, la Biblia excede lo que se puede esperar de otros documentos antiguos en términos de coherencia interna.

Veamos por ejemplo el caso de la Iliada, escrita por un solo autor, Homero, alrededor del año 900 a.C.; existen 643 copias conocidas, de las cuales la más antigua data del 400 a.C. Ninguna de ellas es 100 por ciento igual a las demás. En su sitio web, Christian Apologetics and Research Ministry (Ministerio de investigación y apologética cristiana) estima que la coherencia entre una copia y otra es de 95 por ciento.

El Nuevo Testamento, por otro lado, ha sido preservado en casi 6.000 manuscritos griegos conocidos, y se estima que la coherencia ente ellos es de 99,5 por ciento. La diferencia entre uno y otro es minúscula. Por tanto, el grado de diferencia en las copias de estos clásicos antiguos es mayor que el de los manuscritos que componen la Biblia.

“Si los críticos de la Biblia descartan el Nuevo Testamento como fuente confiable de información, también deben negar la confiabilidad de los escritos de Platón, Aristóteles, César y Homero” (CARM).

Formas de resolver aparentes contradicciones
En realidad, la mayoría de las aparentes contradicciones de la Biblia son fáciles de resolver o tienen más de una explicación lógica.

Las soluciones y explicaciones generalmente caben en una de las siguientes categorías:
- Errores de los copistas.
- Errores de traducción (diferentes traductores utilizan palabras diferentes).
- Discrepancias numéricas que a menudo se resuelven tomando en cuenta el contexto de cada entrada.
- El contexto del versículo.
- El uso de figuras literarias en contraposición a un evento real.

A continuación, miremos algunos elementos de análisis:
- PRIMERO, los escépticos razonables deben concordar en la definición de una contradicción. La Ley de la No-Contradicción, la cual es la base de todo razonamiento lógico, mantiene que algo no puede ser "A" y "no-A" al mismo tiempo. Por ejemplo: No puede ser día y noche al mismo tiempo, en el mismo lugar. Por lo tanto, si una escritura bíblica viola esta Ley, se ha establecido una contradicción. Sin embargo, basado en la misma ley, dos afirmaciones pueden diferir sin ser una contradicción. Por ejemplo: Un testigo en un caso de la corte puede testificar que vio a dos personas en la escena del crimen, Jake y Sam, mientras que otro testigo puede testificar que solo vio a Sam. Estas afirmaciones no son contradictorias. De hecho, en una corte, estas afirmaciones podrían ser consideradas como complementarias. Esta es la naturaleza de muchas de las supuestas contradicciones de la Biblia.

EJEMPLO: al leer los cuatro Evangelios, se evidencia que existen diferencias entre ellos, tanto en la forma como en el fondo. El Evangelio de Juan no cuenta los hechos de la misma manera que los evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas). Juan omite muchos de los relatos que incluyen los evangelistas sinópticos, a la vez que refiere detalles y palabras de Jesús que los escritores sinópticos no mencionan. Por otra parte, si bien los evangelios sinópticos tienen muchas similitudes, también hay diferencias entre ellos en cuanto a los hechos narrados, el orden en que se disponen, las palabras y acciones de Jesús, y la forma de encuadrar la presentación de cada uno de los autores. De todos modos, a pesar de esas diferencias, el mensaje general de los cuatro evangelios es el mismo: Jesús es el Hijo de Dios, el Mesías al que se referían los textos del AT, enviado por su Padre para que, mediante su muerte expiatoria y su resurrección, redimiera a la humanidad y la condujera a una renovada relación con Dios.

Si bien lo que escribieron los evangelistas fue por inspiración del Espíritu Santo, cada uno tenía su propia personalidad, experiencia, contexto cultural, fuentes, estilo y público, todo lo cual se refleja en los evangelios. Se basaron en lo que ellos mismos recordaban o en lo que les contaron testigos presenciales (Mateo y Juan probablemente en lo que recordaban, y Lucas y Marcos en lo que les dijeron testigos oculares). Con la guía del Espíritu Santo, elaboraron su presentación de la vida y las enseñanzas de Jesús de una manera que cuadrara con su propio estilo literario y con el público al que se dirigían. Por consiguiente, es lógico que haya algunas diferencias entre un evangelio y otro.

Aunque haya diferencias en algunos pasajes de los evangelios, debe entenderse que, como los evangelistas transmitieron testimonios personales (el suyo propio o el de otras personas), es normal que haya diferencias en algunos detalles, ya que eso es lo que ocurre con los testimonios personales. En un juicio, los testigos casi nunca concuerdan en cada detalle; cuando lo hacen, se suele considerar que están contaminados o incluso que se han confabulado para engañar al tribunal. Por lo general, las declaraciones de los testigos presenciales difieren en cierta medida unas de otras, e incluyen u omiten aspectos que otros testigos mencionan. Tales disparidades no vuelven poco fiables las declaraciones; antes bien, complementan el proceso de indagación.

Algunos pasajes de los evangelios refieren un suceso de forma “incompleta” o abreviada; tales descripciones no dejan de ser ciertas por el hecho de que no incluyan todos los detalles. Al comparar distintos pasajes de los evangelios conviene recordar que una información incompleta no es necesariamente falsa.

¿Deberían preocuparnos las diferencias que hay en la presentación de la vida de Jesús por parte de cada uno de los evangelistas? ¿Significa esto que los evangelios son inexactos o falsos? De ninguna manera. Cada evangelista contó la vida de Jesús con el objetivo de dar a conocer la buena nueva de quién era él y qué había enseñado, de modo que sus lectores entendieran la maravilla que Dios había hecho y creyeran. Aunque los cuatro evangelistas narraron la misma vida de Jesús, cada uno quiso hacer hincapié o centrarse en distintos aspectos y preparó su libro en consecuencia. Por ejemplo, Mateo enfatiza que la venida de Jesús fue planeada y predicha por Dios a lo largo de las escrituras judías (AT) siglos antes de su advenimiento; así pues, su nacimiento, vida, enseñanzas, milagros y muerte cumplieron profecías específicas del AT. Once veces en su evangelio Mateo incluye profecías y su cumplimiento. Eso indica que probablemente escribió su evangelio pensando en un público judío o judeocristiano, y presentó el material de una manera que ayudara a esa clase de público a abrazar la fe. En síntesis, bajo las reglas legales de evidencia y de la Ley de la No-Contradicción, éstas no son escrituras contradictorias, y aún así forman parte de todas las listas de algunos críticos de la Biblia.

- SEGUNDO, Algunas citas de la Biblia parecen contradictorias solo por las complejidades de la traducción bíblica. El análisis de los lenguajes originales de la Biblia (hebreo para el AT y griego para el NT) puede solucionar muchos problemas aparentes. No se diferencia de cualquier otra revisión textual de material traducido. Todos los lenguajes (incluyendo especialmente el hebreo y el griego) tienen limitaciones especiales y matices que causan dificultades en la traducción. El contexto histórico de la traducción puede también causar algún malentendido.

EJEMPLO: El libro de los Hechos tiene dos relatos de la conversión de Pablo en el Camino a Damasco. En Hch. 9:7 dice: “los hombres que iban con Pablo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, más sin ver a nadie”. En Hch. 22:9 dice: “los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no oyeron la voz del que me habló” (versión King James). A primera vista, estos relatos parecen contradictorios; uno dice que los compañeros de Pablo oyeron la voz, mientras que el otro dice que ninguna voz se escuchó. Sin embargo, el texto griego resuelve el problema porque la construcción del verbo “escuchar” (akouo) no es la misma en los dos relatos. En Hch. 9:7 es usada en el genitivo y en Hch. 22:9 es usada en el acusativo. La construcción con el genitivo simplemente expresa que algo está siendo escuchado o que ciertos sonidos alcanzan el oído; nada se indica acerca de si la persona entiende lo que escucha o no. La construcción con el acusativo, sin embargo, describe el escuchar, lo cual incluye la aprehensión mental del mensaje hablado. De esto se hace evidente que los dos pasajes no son contradictorios (W.F. Arndt: Does the Bible Contradict Itself?, p. 13,14.) Por lo tanto, Hch. 22:9 no niega que los compañeros de Pablo oyeran ciertos sonidos (simplemente dice que ellos no entendieron los sonidos que escucharon).

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