domingo, 24 de septiembre de 2017

La veracidad de la Biblia Parte VII

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Personajes de la Biblia
La Biblia no ha sido escrita como un libro de historia, sino como un libro que contiene mucha historia. Muchas figuras históricas son identificadas en sus páginas. Entre las listas más conservadoras, hay más de 100 personajes bíblicos que pueden ser identificados claramente en la historia secular.

Entre estos 100 personajes, miremos dos casos del AT que pueden ser fácilmente identificados en las fuentes seculares de la historia:
- Sisac, faraón de Egipto, mencionado en 1 Rey. 11:40 y 14:25. Hay numerosas inscripciones y registros históricos de este faraón. El registro de su campaña contra Palestina (que data del 924 a.C.) está escrito en la pared exterior sur del templo de Amón en Karnak, Tebas, de acuerdo con el relato bíblico. No hay duda de su autenticidad.
- Hofra, otro faraón de Egipto, es mencionado en Jer. 44:30. La historia confirma que él era, de hecho, el faraón de Egipto durante la época del profeta Jeremías y el rey Nabucodonosor de Babilonia. Hofra fue derrotado por Nabucodonosor en el año 572 a.C., y fue reemplazado por un general llamado Ahmose, como se confirma en los registros babilónicos.

El NT tiene su propia lista de personajes históricos entre los cuales tenemos a: Tiberio César, Poncio Pilato, Herodes, su hermano Felipe, Anás y Caifás, todos mencionados en Lc. 3:1, 2, en conexión con el comienzo de la predicación de Juan el bautista, quien introdujo a Jesucristo. Tiberio se encuentra en numerosas monedas romanas y vivió del año 42 a.C. hasta el año 37 d.C. Herodes el tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe, tetrarca de Iturea, son mencionados por Josefo, el famoso historiador judío del primer siglo.

Hay una inscripción en la piedra dedicada a Poncio Pilato que dice así: “Poncio Pilato, prefecto de Judea”. En arqueología se conoce como la piedra de Pilato, y está en el museo de Israel en Jerusalén.

Anás y Caifás son mencionados por Josefo como unos de los sumos sacerdotes judíos del primer siglo.

Poder confirmar más de 100 personajes bíblicos en la historia secular es algo impresionante y nos ofrece una prueba importante de la validez de las Escrituras. Pero, ¿qué podemos decir de la figura central de la Biblia: Jesucristo? ¿Confirma la historia que este hombre sí vivió, hizo milagros, murió crucificado y fue resucitado de la muerte?

Entre aquellos que mencionan a Cristo hay dos famosos historiadores romanos. Ambos escribieron en el siglo II y nacieron 50 años después de la muerte de Cristo:

* Tácito confirma a Cristo como el fundador del cristianismo
Publio Cornelio Tácito era un prominente senador romano que nació en el año 56 d.C. Su obra histórica más famosa, Anales, fue publicada en 115 d.C. Tácito confirma la conexión entre Cristo y Pilato y está de acuerdo con el registro bíblico de que esto ocurrió durante el reinado de Tiberio.

Veamos una cita de Tácito, tomado de Anales 15:44: “Consecuentemente, para deshacerse del informe, Nerón inculpó e infligió las torturas más exquisitas a una clase odiada por sus abominaciones, llamados cristianos por el populacho. Cristo, de quien se origina su nombre, sufrió la penalidad más extrema durante el reinado de Tiberio, a manos de uno de sus procuradores, Poncio Pilato, y una superstición más maliciosa, aunque comprobada en el momento, nuevamente surgió no solo en Judea, la primera fuente del mal, sino aún en Roma, en donde todas las cosas horribles y vergonzosas de todas partes del mundo encontraban su centro y se volvían populares”.

Tácito no era fanático de Cristo o del cristianismo. Muchos eruditos creen que ésta es una versión acertada de lo que Tácito escribió. Note que él confirma la existencia de Jesucristo como el fundador del movimiento cristiano y ratifica que Poncio Pilato era el gobernador (o procurador) que acusó a Cristo y lo condenó a la crucifixión (Mt. 27:2-22). Él también corrobora que todo esto sucedió durante el reinado de Tiberio César (Lc. 3:1). Todos los personajes y las fechas coinciden con la Biblia.

* Plinio confirma la existencia de Cristo
Plinio el Joven, cuyo nombre completo era Cayo Plinio Cecilio Segundo, era un senador romano que fue nombrado gobernador de Bitinia y Ponto en el año 110 d.C. En su posición como gobernador, él escribió numerosas cartas al emperador Trajano pidiéndole consejo. Una carta importante para este artículo se encuentra en su último libro, el 10, de cartas, y contiene referencias a los cristianos y a Jesucristo.

Durante este tiempo muchos acusaban a los cristianos de ser caníbales. Plinio decidió hacer una cuidadosa investigación. Para su sorpresa, él descubrió que la acusación era falsa.

“Ellos declararon que la suma total de su culpa o error, no llegaba a ser sino esto: ellos se reunían regularmente antes del atardecer en un día determinado para cantar versículos alternadamente entre ellos en honor a Cristo como si fuera dios y también estaban obligados por un voto, no con un propósito criminal, de abstenerse del robo, hurto y adulterio, comprometerse a no defraudar la confianza y no negarse a un depósito cuando fueran llamados a hacerlo para que lo restauraran” (Cartas 10.96.7-8).

Plinio tampoco era un fanático de los cristianos, pero en sus escritos él los menciona como si hubieran sido interrogados, condenados y aún muertos por ser seguidores de Cristo.

Estos dos famosos historiadores romanos no dejan dudas del origen del cristianismo y su primer mártir: Jesucristo.

Por otra parte, se puede decir que el historiador judío más famoso de esta época fue Flavio Josefo. Es bien conocido por dos obras: La guerra de los judíos y Antigüedades de los judíos. Él escribió ambos libros en griego para aparentemente llegar a las personas más educadas.

La guerra de los judíos no menciona a Jesús, excepto en unas versiones muy discutidas, pero el libro Antigüedades de los judíos menciona a Jesús en dos ocasiones. Si bien hay alguna controversia acerca de estos pasajes, pocos eruditos los rechazan totalmente. Hay dos frases en el relato más largo, llamado Testimonium Flavianum [Testimonio de Flavio], que suscitan más controversia: “…si es que alguien osara llamarlo un hombre” y “Él era el Mesías”. La pregunta es si Josefo, un judío, podría escribir estas frases o son insertos hechos por los cristianos en una fecha posterior.

En esta parte, el Testimonium Flavianum parece virtualmente ser una copia de todos los escritos de Josefo: “Alrededor de esta época vivió Jesús, un hombre sabio, si es que alguien osara llamarlo un hombre. Porque el hizo obras sorprendentes, y fue un profesor para ellos porque aceptaron la verdad con alegría. Él se impuso a muchos judíos y muchos de los griegos. Él era el Mesías. Cuando Pilato, después de oír que lo acusaban hombres prominentes entre nosotros, lo condenó a morir crucificado, aquellos que en primer lugar lo amaron no dejaron de amarlo, porque al tercer día, él se les apareció, su vida había sido restaurada. Los profetas de Dios habían profetizado esto e incontables cosas más acerca de él. Y la tribu de los cristianos, llamada así por él, hasta este día no ha muerto” (Antigüedades de los judíos, 18.3.3&63).

Si bien algunos cuestionan la credibilidad de este relato, el hecho es que todos los manuscritos en griego que han sobrevivido contienen la misma versión de este pasaje, sin diferencias significativas.

No hay evidencia de algún antiguo escritor que haya argumentado seriamente que Jesús no existió. Robert Van Voorst, un erudito moderno y teólogo, en su libro Jesus Outside the New Testament [Jesús fuera del Nuevo Testamento], escribió: “Ningún pagano o judío que se opongan al cristianismo han negado la historicidad de Jesús o ni siquiera la cuestionan” (2000, p. 15).

Otro hecho que no debe ser ignorado es que literalmente miles de cristianos en el primer siglo, incluyendo la mayoría de los 12 apóstoles, dieron su vida como mártires. Ellos no darían su vida por algo que supieran que era una mentira porque estos cristianos estaban en la mejor posición para saber si Jesucristo era una persona real porque fueron testigos oculares de su vida y obra.

Las profecías cumplidas
El cumplimiento de las profecías nos ayuda a comprobar que la Biblia es verdad porque no existe una evidencia más contundente que ésta. Este aspecto extraordinario nos conduce a reconocer la autenticidad de las afirmaciones de la Biblia de ser inspiración divina. Poderosamente, la Biblia valida su divina autoría mediante las profecías cumplidas. Por tanto, un estudio honesto de las profecías bíblicas mostrará convincentemente el origen sobrenatural de la Biblia.

Cuando usted piensa en lo difícil que es predecir lo que va a pasar mañana, y lo que implica predecir lo que va a pasar varios siglos después, es indudable que, de todo el contenido bíblico, la profecía sería la categoría en la que más fácilmente se harían aseveraciones falsas. Sin embargo, a pesar de que un gran porcentaje de la Biblia es profecía, ninguna de sus afirmaciones se ha comprobado que es falsa (si bien muchas afirmaciones tienen un cumplimiento que aún está en el futuro, varias profecías detalladas ya se han cumplido y en este libro se expondrán muchas de ellas). La Biblia es un libro profético que ha cumplido todas sus afirmaciones hasta ahora.

La Biblia relata el pasado distante con gran exactitud (y esto se puede certificar mediante las evidencias de la arquelogía) pero también narra el futuro (validando a través del cumplimiento de la profecía bíblica).

Algunos estudiosos afirman que la Biblia contiene más de 1000 profecías. La vasta mayoría de estas profecías ya ha sucedido y puede ser verificada por la historia secular. Actualmente, se habla de un promedio de 668 profecías que han sido cumplidas y ninguna ha sido jamás hallada falsa.

Los escépticos deben preguntarse: ¿Existiría la billonaria industria del juego y las apuestas si la gente pudiera realmente predecir el futuro clara y consistentemente? Estemos seguros que no sería así. Dado que el hombre por sí mismo es incapaz de predecir los eventos futuros, la profecía es un indicativo razonable de la inspiración sobrenatural.

Miremos dos ejemplos de profecías cumplidas (más adelante se expondrán otros casos concretos y argumentados de profecías cumpidas y evidencias que pueden ser verificadas).

Las profecías de Ezequiel
En el 589 a.C. Ezequiel anunció el juicio de Dios sobre la antigua capital fenicia de Tiro (Ez. 26 y 27). La profecía establece que Tiro sería arrasada en primer lugar por el rey babilonio Nabucodonosor. Más adelante, sería completamente destruida por una colisión de naciones, demolida como una roca, sus ruinas (e incluso su polvo) serían borrados y tirados al océano, convirtiéndose en un lugar para que los pescadores tiendan sus redes. Las naciones circundantes serían testigos del destino de Tiro y se rendirían sin luchar. Es una profecía muy detallada. Sorprendentemente, las condiciones de la profecía de Ezequiel se cumplieron hasta en el más mínimo detalle:
- Entre los años 586-573 a.C.  Nabucodonosor rey de Babilonia estableció asedio contra la ciudad de Tiro y la saqueó.
- En el año 370 a.C. un rey de Chipre conquista a la ciudad.
- En el 332 a.C.: Alejandro el Grande conquista a la ciudad. Primero, lideró una coalición de naciones en contra de Tiro, la demolió, la borró hasta dejarla en piedras y arrojó sus ruinas al océano. El antiguo emplazamiento se convirtió (y permanece hasta la fecha) en un lugar para que los pescadores locales coloquen sus redes a secar (General History for Colleges and High Schools [Historia General para Universidades y Colegios] Boston, Ginn & Co., p. 55).
- En el 1124 d.C. la ciudad cae en manos de los cruzados.
- En el 1291 d.C. la ciudad cae en manos de los ejércitos musulmanes de los mamelucos.

La nación de Israel
La profecía no es únicamente un fenómeno de la antigüedad sino que también se está cumpliendo en la actualidad ante nuestros ojos. Piensa en la nación de Israel. Los judíos eran el más insignificante de todos los pueblos en la época en que Dios los llamó a servirle (Dt. 7:7), sin un territorio y sin libertad, sirviendo como esclavos en Egipto. En ese tiempo, Egipto era la potencia mundial dominante; sin embargo, debido a una promesa que Dios hizo a un hombre llamado Abraham, a su hijo Isaac y a su nieto Jacob siglos antes, Dios rescató a los israelitas de su esclavitud con mano fuerte, con brazo extendido, con grande espanto, con señales y con milagros (Dt. 26:8). Dios les dio a los israelitas un territorio, hizo un pacto con ellos y les confió la Biblia. Israel era una nación apartada para Dios como testimonio para un mundo que le dio la espalda a aquel que los creó. Tristemente, la historia de Israel, así como la del mundo, era una historia de constante rebeldía en contra de Dios. Una y otra vez, el pueblo judío se rebeló, sufriendo la ira de Dios, humillándose, arrepintiéndose de su rebelión y regresando a Dios, y recibiendo su bendición una vez más, pero este proceso se repitió durante muchos años. Finalmente, Dios envió a naciones en contra de ellos (como lo hizo con la antigua ciudad de Tiro) y se llevó a los judíos de su territorio. En el año 70 de la era cristiana, las legiones romanas diseminaron a Israel, dispersando a los judíos alrededor del mundo, prohibiéndoles volver a entrar en su territorio. Los judíos estuvieron sin tierra por 1900 años. Sin embargo, Dios prometió a los judíos que, aunque él les sacaría de su territorio, ellos permanecerían como un pueblo con identidad y que regresarían a su tierra una vez más (Lv. 26:13-16; Neh. 1:8, 9; Dt. 30:1-5). En sí mismo, es un milagro que los judíos hayan sobrevivido y permanecido como un pueblo con identidad y sin territorio por 1900 años. Todas las otras naciones que alguna vez han perdido su tierra, son asimiladas por las naciones circundantes y pierden su identidad en unos pocos cientos de años, pero los judíos han permanecido y milagrosamente regresaron a Israel como su territorio oficial en 1948 cuando hicieron su declaración de independencia.

Otra referencia bíblica de esta profecía está en el libro de Amós en el año 760 a.C (Am. 9:15) quien predice que Israel sería restaurada como nación y nunca volverían a ser retirados de su tierra.

PARA REFLEXIONAR
- Como se ha planteado, sí es posible comprobar la veracidad de la Biblia y éste es el manual de instrucciones de Dios; por ende, debemos investigar su contenido con diligencia. Acepte el reto y sopese la evidencia usted mismo.
- Ningún otro libro nos proporciona más entendimiento de nuestras vidas, más esperanza para nuestro futuro, y un verdadero camino hacia una relación con Dios. Escudriñe la Biblia abiertamente y con honestidad y vea por sí mismo lo que el Creador del universo quiere decirle.
- Ningún otro libro se acerca siquiera a la Biblia, en cuanto a la cantidad de evidencias que soportan su credibilidad, autenticidad y autoría divina. Ciertamente, la Biblia es un libro extraordinario y nadie ha sido capaz de cuestionar su autenticidad con argumentos objetivos y pruebas reales.
- El origen de la Biblia es Dios. La afirmación de la inspiración divina puede parecer fantasiosa o irreal para algunos, pero un estudio cuidadoso y honesto de las escrituras bíblicas mostrará la veracidad de ellas.
- Para aquellos que no creen que Dios inspiró la Biblia, ¿cómo podemos explicar todos los argumentos, evidencias y pruebas presentadas anteriormente? ¿Qué razón convincente tenemos para rechazar la Biblia como revelación de Dios para el hombre? Debemos deponer nuestra disposición filosófica, examinar objetivamente la evidencia y pesar los hechos por nosotros mismos.
- Pruebe la Biblia obedeciéndola. En el fondo de la resistencia de muchas personas a creer en la verdad de la Biblia está su rechazo a obedecer lo que ésta dice. Desafortunamente, nuestra sociedad moderna describe la Biblia como un texto restrictivo, anticuado, con muy poca aplicación en nuestro mundo actual, pero Is. 40:8 afirma que “la palabra del Dios nuestro permanece para siempre”.
- ¿Cómo saber entonces que la Biblia es cierta? ¡Pruébela! Si es realmente la Palabra de Dios, entonces seguir sus instrucciones traerá bendiciones (Dt. 5:32, 33), con la dicha final de recibir vida eterna en la gloria de Dios. Este es el propósito de Dios para cada ser humano: él solo quiere lo que es mejor para nosotros, y por esto la Biblia debiera ser más que una curiosidad académica (debiera gobernar todo lo que hacemos). En síntesis, reciba la verdad de la Biblia y permita que Dios cambie su vida.
- La absoluta precisión de la Biblia sin duda revela cuán involucrado ha estado Dios en la preservación del libro que inspiró para que fuera nuestra guía.

jueves, 21 de septiembre de 2017

La veracidad de la Biblia Parte VI



La supervivencia de la Escritura en el tiempo
La Palabra de Dios ha permanecido hasta hoy a pesar de las diferentes “luchas que ha tenido que librar” en el tiempo, la persecución y la crítica.

La Biblia ha librado una gran batalla para llegar hasta nuestras manos. Primeramente, su transmisión fue oral hasta la aparición de la escritura; en ese entonces la transmisión se hacía de generación a generación. Cuando la escritura aparece en las regiones de Mesopotamia, Egipto, y Asia Menor entonces se inicia una nueva fase: la transmisión escrita.

Esta transmisión escrita tenía que librar otra serie de obstáculos, pues los materiales en lo que se podía escribir eran poco duraderos; miremos algunos ejemplos:
- Papiro: usado hasta el tercer siglo d.C. Se tiene registro de papiros con una antigüedad que data del 2400 a.C. Este material se sacaba de una planta que se denominaba de esta manera.
- Pergamino: nombre que se le daba a las pieles de ovejas, cabras, entre otros animales, una vez que había sido rasqueteado todo el pelaje; era un material más duradero.
- Vitela: era el nombre que se le daba al cuero de ternero.

El material escrito se multiplica por medio de copias sucesivas que, como son hechas a mano por distintas personas, en distintos lugares y en diversas épocas, no están libres de errores y de alteraciones (sean accidentales o intencionales).

Con esto se da paso a una tercera fase, la de fijar y proteger de nuevas alteraciones al texto que se considera más autentico, estableciéndose de esta manera un texto oficial, autorizado y celosamente salvaguardado.

Supervivencia de la Biblia a través de la persecución
Otra lucha que ha tenido la Biblia es en el campo de la persecución. No hay libro que haya sido más atacado por sus detractores que la Biblia misma; han quemado muchos ejemplares de la Biblia, han tratado de destruirla, han prohibido su venta y su lectura, han vaticinado su exterminio y sus seguidores han sido sentenciados a persecución,  cárcel y muerte por parte de emperadores romanos, sectas religiosas, gobiernos, reyes, dictadores, comunistas, radicales, grupos terroristas, entre otros.

Por ejemplo, Diocleciano, emperador romano que promulgó un edicto para quemar todas las Escrituras de los cristianos, y privarles de libertad si persistían en su fe; 25 años después, Constantino, sucesor de Diocleciano, comisionó a Eusebio la preparación de 50 copias de la Escritura a expensas del imperio. Otro caso es el de Voltaire que afirmó en su tiempo que en 100 años tanto el cristianismo como la Biblia desaparecerían pero 50 años después de su muerte, la Sociedad Bíblica de Génova usó su imprenta y su casa para imprimir miles de ejemplares de la Biblia.

La arqueología
Contrario a lo que algunos piensan, la Biblia no es una recolección de mitos inventados acerca de personas que nunca existieron. La evidencia arqueológica ha desmentido repetidamente la idea de que las personas, lugares y sucesos en la Biblia fueron algo inventado.

La arqueología ha sido una fuente de gran reivindicación para la Biblia. En este campo, las investigaciones arqueológicas del Medio Oriente han demostrado que la Biblia es verdadera y precisa indefectiblemente en sus descripciones históricas.

La influencia de la arqueología en los estudios bíblicos ha sido profunda: “En su totalidad, tal evidencia como la arqueología, ha proporcionado tanto, especialmente en proveer manuscritos antiguos y lo relacionado a los libros de la Biblia, lo cual fortalece nuestra confianza en la exactitud sobre la cual el texto ha sido transmitido a través de los siglos… No solamente la sustancia principal de lo que se ha escrito, sino aún de las palabras; aparte de las variaciones menores que han sido transmitidas con notable fidelidad, de tal modo que no hay necesidad para dudar con respecto de cualquier enseñanza de las personalidades de la Biblia” (Millar Burrows, What Meaneth These Stones, pag.42).

En el ensayo clásico de Josh McDowell sobre evidencias históricas que apoyan la veracidad de la Biblia, el renombrado arqueólogo Nelson Glueck es citado diciendo: “Se puede establecer categóricamente que ningún descubrimiento arqueológico nunca ha disputado una referencia bíblica” (McDowell, Evidencia que Exige un Veredicto, Editorial Vida, 1982, Miami, Florida, p. 65 del original en inglés).

El Dr. William Albright, quien fuera probablemente la máxima autoridad en la arqueología del Medio Oriente de su tiempo (y una persona escéptica al Cristianismo), dijo esto acerca de la Biblia: “No puede haber ninguna duda que la arqueología ha confirmado la historicidad sustancial del AT”.

Posteriormente, en este libro se presentarán muchísimos ejemplos de cómo la arqueología autentica la confiabilidad de la Biblia. No hay ningún libro que sea tan antiguo y, a la vez, sea preciso en sus descripciones de lugares, personajes y hechos como lo es la Biblia.

Miremos varios ejemplos…

El éxodo de Israel
Revisemos el relato bíblico del éxodo de Israel de Egipto. Faraón, el monarca de Egipto, persiguió a los israelitas con un ejército de carruajes, arrinconando a Israel en el Golfo de Aqaba (el Mar Rojo). Milagrosamente, Dios dividió el Mar Rojo, permitiendo que Israel pasara por un puente de tierra. Los egipcios les siguieron en una persecución cercana, pero luego de que el último israelita cruzó, Dios soltó el agua dividida y ahogó al ejército egipcio. Los arqueólogos han descubierto algunas evidencias, reivindicando el relato bíblico del Éxodo, incluyendo las ruedas de los carruajes incrustadas en el coral, junto al puente de tierra al fondo del Mar Rojo (Exodus Revealed [La Revelación del Éxodo], video documental de Discovery Media Productions).

Lucas, el historiador
Analicemos la integridad de los autores de la Biblia, hombres que afirman ser inspirados por Dios. Tomemos el caso de Lucas, quien es el autor de un cuarto de todo el NT. Lucas es considerado un historiador con autoridad, uno de los más grandes de la antigüedad. El Dr. John McRay, profesor de Nuevo Testamento y Arqueología en la Universidad Wheaton en Illinois, explica: “El consenso general de los eruditos, tanto liberales como conservadores, es que Lucas es muy preciso como historiador. Él es erudito, elocuente, su griego alcanza calidad clásica, escribe como un hombre educado, y los descubrimientos arqueológicos están mostrando una y otra vez que Lucas es exacto en lo que tiene que decir” (John McRay, citado por Lee Strobel, El Caso de Cristo, Editorial Vida, 2003, Miami, Florida, p. 129 del original en inglés).

Sir William Ramsey, uno de los grandes arqueólogos de los tiempos modernos, declaró: “Lucas es un historiador de primer orden” (Sir William Ramsey, The Bearing of Recent Discovery on the Trustworthiness of the New Testament [Relevancia de los Descubrimientos Recientes en la Credibilidad del Nuevo Testamento], 1915, p. 222).

Nota: Posteriormente, se darán más ejemplos de arqueología y evidencias que pueden ser verificadas.

La geografía y la historia
- A través de los años, muchas han sido las críticas dirigidas en contra de la Biblia para desvirtuar su confiabilidad histórica. Algunas de esas críticas están basadas en la carencia de evidencias, de fuentes externas, que confirmen todo lo que la Biblia asevera. Al ser la Biblia un libro principalmente sobre asuntos religiosos, muchos argumentan que no es completamente imparcial y que por lo tanto no es confiable, a menos que se tengan evidencias extrabíblicas externas verificables. En otras palabras, según los críticos, la Biblia es culpable hasta que se pueda demostrar su inocencia, y la carencia de evidencias externas la coloca en un estado de duda.
- La norma utilizada para determinar la veracidad de los registros bíblicos es aplicada de manera muy diferente a la utilizada generalmente con otros documentos antiguos, aún cuando éstos, casi siempre, también contengan asuntos religiosos. Normalmente, todo documento se considera verídico, a menos que las evidencias presentadas muestren claramente lo contrario. Aún cuando no es posible verificar cada incidente de la Biblia, los descubrimientos arqueológicos desde mediados del siglo XIX han demostrado la confiabilidad y la autenticidad de la narrativa de la Biblia. Además, la Biblia es un libro histórico que está respaldado por la geografía, ya que la misma Biblia es sumamente precisa para describir lugares y nombres que cuadran con los registros encontrados hasta el momento.

El siguiente material está basado en una información de “Stones, Scripts and Scholars” Christianity Today, Vol.13, No.10; Feb.14, 1969, Págs.432-437.

Las tradiciones no confirmadas de la antigüedad no son automáticamente sospechosas; así pues, hay tres áreas de las cuales se recoge la evidencia:
- Las tradiciones: ejemplo, Homero, Herodoto, el Antiguo y el Nuevo Testamento.
- Las inscripciones: los monumentos con inscripciones, archivos reales, teatros, acuerdos, etc.
- Las ruinas materiales: edificios, obras artísticas, alfarería, armas, etc.

Lo que es reflejado en una fuente no necesariamente es reflejado en cualquier otra; sin embargo, la coronación máxima ocurre cuando las tradiciones son reflejadas en ambos lugares: en las inscripciones y en las ruinas materiales.

La naturaleza fragmentaria de la evidencia:
- Solamente una pequeña fracción de lo que fue hecho o escrito sobrevive.
- Solamente una pequeña fracción de sitios disponibles han sido estudiados.
- Solamente una pequeña fracción de sitios examinados han sido excavados.
- Solamente una pequeña fracción de un sitio de excavación es examinado.
- Solamente una pequeña fracción de los materiales, especialmente, materiales escritos, producidos por excavaciones, ha sido publicado.

En el caso de la Biblia, hay miles de fragmentos arqueológicos disponibles, materiales escritos, registros, inscripciones, objetos, excavaciones, estudios realizados y publicaciones serias por parte de profesionales reconocidos de diversas ramas, en relación con lugares, personajes e historia confirmados por fuentes extrabiblicas.  

domingo, 10 de septiembre de 2017

La veracidad de la Biblia Parte V

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Única en su circulación
- No hay libro que haya superado a la Biblia en lo que concierne a su lectura y publicación en más idiomas. Cuán errado estaba Voltaire al afirmar que la Biblia quedaría en el olvido.
- La Biblia es indiscutiblemente el libro de mayor venta en todos los tiempos, con millones de copias impresas (algunas fuentes hablan de 2 billones de copias impresas).
Una sola de las organizaciones distribuidoras reportó entregas sobre los 627.000.000 de Biblias en un año a nivel mundial (United Bible Societies, 1999).
- El Dr. Josh McDowell en su libro “Evidencias que exigen un veredicto” comparte una estadística muy interesante: “Hy Pickering dice que hace alrededor de 30 años a la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera, para cumplir con las demandas de material que tenía, le era necesario publicar: una copia cada tres segundos, día y noche; 22 copias cada minuto del día y la noche; 1369 copias cada hora del día y de la noche; 32876 copias cada día del año. Y es profundamente interesante saber que este sorprendente número de Biblias se despachaba a varias partes del mundo en 4583 bultos que pesaban 490 toneladas”
- Año tras año, la Biblia es el libro más vendido en el mundo. El libro Guinness Records del Mundo dice: “Aunque es imposible obtener cifras exactas, hay poca duda de que la Biblia sea el libro más vendido del mundo y el libro más ampliamente distribuido”. En 2007, la revista The Economist estimó que se imprimían más de 100 millones de Biblias cada año. George Barna, un investigador americano muy conocido, informa que el 92% de las casas americanas tienen por lo menos una Biblia y muchas tienen dos o tres.
- Fue el primer libro en publicarse con el invento de Gutenberg (Versión Vulgata Latina).
- Fue el primer libro en traducirse (la Septuaginta o LXX, versión griega del AT hebreo, 250 a.C).
- Al llegar 1966, la Biblia entera había aparecido en 240 idiomas y dialectos, uno o más libros completos de la Biblia en 739 idiomas adicionales y un total de publicaciones de 1280 idiomas.
- El crítico tiene razón: “esto no prueba que la Biblia sea la Palabra de Dios”, pero muestra de manera muy real que la Biblia es única.

La persecución de los escritores bíblicos del NT
La persecución cristiana comenzó con Jesús mismo. A él se le preguntó directamente: “¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?” Jesús no dio lugar a ambigüedades; sus primeras palabras fueron “Yo soy” (Mr. 14:61, 62). La élite de la religión en Jerusalén sabía lo que Jesús estaba diciendo; estaba muy claro para ellos que Jesús estaba afirmando ser Dios. Por esto, Jesús fue sentenciado a morir en una cruz romana por el crimen de blasfemia, convirtiéndose así en el primer mártir de lo que llegaría a ser la iglesia cristiana.

La persecución cristiana fue una parte vital de la historia de la iglesia primitiva. Cualquiera que crea que la vida, muerte y resurrección de Jesucristo fue un engaño creado por hombres y conjurado por un grupo de discípulos, debería verificar el legado del martirio. Once de los doce apóstoles, y muchos de los otros primeros discípulos, murieron por su adherencia a esta historia. Todos presenciaron los eventos de Jesús y defendieron su fe hasta la muerte.

Algunos se preguntarán: ¿qué tiene de especial este argumento, si muchos a lo largo de la historia han muerto como mártires por creencias religiosas? Morir por una creencia es una cosa, pero numerosos testigos oculares muriendo por una mentira es otra muy diferente.

Revisemos un registro de la primera persecución cristiana, recopilada de numerosas fuentes fuera de la Biblia, siendo la más famosa “Mártires Cristianos del Mundo de Fox”: 
- Alrededor del 34 d.C., un año después de la crucifixión de Jesús, Esteban fue arrojado fuera de Jerusalén y apedreado hasta morir. Aproximadamente 2.000 cristianos sufrieron martirio en Jerusalén durante este período. Alrededor de 10 años después, Jacobo, el hijo de Zebedeo y hermano mayor de Juan, fue asesinado cuando Herodes Agripa llegó a ser gobernador de Judea. Agripa detestaba a la secta cristiana de los judíos, y muchos de los primeros discípulos fueron martirizados bajo su gobierno, incluyendo Timón y Parmenas. Alrededor del 54 d.C., Felipe, un discípulo de Betsaida, en Galilea, fue martirizado en Heliópolis, en Frigia. Fue azotado, arrojado en prisión, y luego crucificado. Alrededor de seis años después, Mateo, el recaudador de impuestos de Nazaret, quien escribió el evangelio en hebreo, estaba predicando en Etiopía cuando fue martirizado con espada. Santiago, el hermano de Jesús, administraba la iglesia primitiva en Jerusalén y fue el autor de una epístola que lleva su nombre. A la edad de 94 años fue golpeado y apedreado, y finalmente le sacaron los sesos a golpes con un palo usado para golpear lana. Matías fue el apóstol que ocupó el lugar de Judas. Fue apedreado en Jerusalén y luego decapitado. Andrés, era el hermano de Pedro, que predicó el evangelio a lo largo de Asia. A su llegada a Edesa, fue arrestado y crucificado en una cruz en forma de aspa, dos puntas que estaban puestas en forma transversa en el suelo (de allí el término: La Cruz de San Andrés). Marcos fue convertido al cristianismo por Pedro, y luego transcribió el relato de Pedro sobre Jesús en su evangelio. Marcos fue arrastrado hasta morir por la gente de Alejandría frente a Serapis, su ídolo pagano. Al parecer Pedro, fue condenado a muerte y crucificado en Roma. Jerónimo afirma que Pedro fue crucificado al revés, por pedido propio, porque decía que no era digno de ser crucificado de la misma manera que su Señor. Pablo sufrió en la primera persecución bajo Nerón. La fe de Pablo era tan firme frente al martirio que las autoridades le llevaron a un lugar privado para su ejecución con espada.

Alrededor del 72 d.C., Judas, el hermano de Jacobo, comúnmente llamado Tadeo, fue crucificado en Edesa. Bartolomé predicó en varias ciudades y tradujo el Evangelio de Mateo al lenguaje de la India. Fue golpeado cruelmente y luego crucificado allí por idólatras. Tomás, llamado Dídimo, predicó el Evangelio en Partos e India, donde provocó la ira de los sacerdotes paganos, quienes lo martirizaron atravesándolo con una lanza. Lucas fue el autor del evangelio de su mismo nombre. Viajó con Pablo a través de varios países y se cree que fue ahorcado en un árbol de olivo por sacerdotes idólatras en Grecia. Barnabás, de Chipre, fue asesinado alrededor del 73 d.C.; no se conocen muchos detalles. Simón, apodado Zelote, predicó el Evangelio en Mauritania, África, y hasta en Inglaterra, donde fue crucificado cerca del 74 d.C. Juan, “el discípulo amado”, era el hermano de Jacobo. De Éfeso fue enviado a Roma, donde se afirma que fue arrojado en un caldero de aceite hirviendo. Escapó de milagro sin ser herido. Después, Domiciano lo desterró a la Isla de Patmos, donde escribió el Libro del Apocalipsis. Fue el único apóstol que escapó de una muerte violenta.

La persecución cristiana no desaceleró el crecimiento de la fe cristiana durante los primeros siglos después de Cristo. Aún cuando sus líderes tuvieron muertes horribles, el cristianismo floreció por todo el Imperio Romano. Este registro histórico de martirio es una evidencia clara a favor de la absoluta verdad de la Fe Cristiana que está basada en eventos históricos y en el testimonio vivo de sus mártires. Por supuesto, el martirio en sí mismo no es exclusivo del Cristianismo; mucha gente a través de la historia ha estado dispuesta a morir por sus creencias. Lo que hace que el martirio de los autores del NT sea especial es que estos hombres mantenían su posición al conocer la verdad de sus relatos escritos porque eran testigos de primera mano o registraban los hechos directamente de los testigos de la vida, muerte y resurrección de Jesús.

Es probable que los secuestradores suicidas del 11 de Septiembre, hayan creído sinceramente en la razón por la que morían, pero no estaban en una posición de saber si sus creencias eran absolutamente verdaderas porque no eran testigos oculares de lo que creían. Los secuestradores pusieron su fe en tradiciones religiosas, transmitidas a través de muchas generaciones. No murieron sabiendo que era una mentira; murieron ignorando que era una mentira.

En contraste, los mártires del NT estaban en una posición de conocer la verdad. Fueron testigos oculares de eventos históricos que ellos registraron e interactuaron con el Cristo resucitado. Ellos vieron lo que afirmaron ver; así de simple. Ellos sabían que su testimonio era real. Aún así, estos hombres permanecieron fieles a su testimonio, aún encarando muertes brutales en manos de sus perseguidores, a pesar de haber tenido la oportunidad de arrepentirse y retractarse de sus relatos. ¿Por qué estos hombres estarían dispuestos a morir por una mentira? No tenían nada que perder si mentían y obviamente todo que perder si decían la verdad.

Estos hombres que estuvieron dispuestos a sufrir persecución y a morir de formas crueles y dolorosas en defensa de las Escrituras, ¿serían capaces de corromper esas mismas Escrituras? Es una locura; si ellos corrompieron las Escrituras, o permitieron que otros las corrompieran, eso significaría que sufrieron y murieron por lo que sabían que era una mentira.