domingo, 24 de septiembre de 2017

La veracidad de la Biblia Parte VII

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Personajes de la Biblia
La Biblia no ha sido escrita como un libro de historia, sino como un libro que contiene mucha historia. Muchas figuras históricas son identificadas en sus páginas. Entre las listas más conservadoras, hay más de 100 personajes bíblicos que pueden ser identificados claramente en la historia secular.

Entre estos 100 personajes, miremos dos casos del AT que pueden ser fácilmente identificados en las fuentes seculares de la historia:
- Sisac, faraón de Egipto, mencionado en 1 Rey. 11:40 y 14:25. Hay numerosas inscripciones y registros históricos de este faraón. El registro de su campaña contra Palestina (que data del 924 a.C.) está escrito en la pared exterior sur del templo de Amón en Karnak, Tebas, de acuerdo con el relato bíblico. No hay duda de su autenticidad.
- Hofra, otro faraón de Egipto, es mencionado en Jer. 44:30. La historia confirma que él era, de hecho, el faraón de Egipto durante la época del profeta Jeremías y el rey Nabucodonosor de Babilonia. Hofra fue derrotado por Nabucodonosor en el año 572 a.C., y fue reemplazado por un general llamado Ahmose, como se confirma en los registros babilónicos.

El NT tiene su propia lista de personajes históricos entre los cuales tenemos a: Tiberio César, Poncio Pilato, Herodes, su hermano Felipe, Anás y Caifás, todos mencionados en Lc. 3:1, 2, en conexión con el comienzo de la predicación de Juan el bautista, quien introdujo a Jesucristo. Tiberio se encuentra en numerosas monedas romanas y vivió del año 42 a.C. hasta el año 37 d.C. Herodes el tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe, tetrarca de Iturea, son mencionados por Josefo, el famoso historiador judío del primer siglo.

Hay una inscripción en la piedra dedicada a Poncio Pilato que dice así: “Poncio Pilato, prefecto de Judea”. En arqueología se conoce como la piedra de Pilato, y está en el museo de Israel en Jerusalén.

Anás y Caifás son mencionados por Josefo como unos de los sumos sacerdotes judíos del primer siglo.

Poder confirmar más de 100 personajes bíblicos en la historia secular es algo impresionante y nos ofrece una prueba importante de la validez de las Escrituras. Pero, ¿qué podemos decir de la figura central de la Biblia: Jesucristo? ¿Confirma la historia que este hombre sí vivió, hizo milagros, murió crucificado y fue resucitado de la muerte?

Entre aquellos que mencionan a Cristo hay dos famosos historiadores romanos. Ambos escribieron en el siglo II y nacieron 50 años después de la muerte de Cristo:

* Tácito confirma a Cristo como el fundador del cristianismo
Publio Cornelio Tácito era un prominente senador romano que nació en el año 56 d.C. Su obra histórica más famosa, Anales, fue publicada en 115 d.C. Tácito confirma la conexión entre Cristo y Pilato y está de acuerdo con el registro bíblico de que esto ocurrió durante el reinado de Tiberio.

Veamos una cita de Tácito, tomado de Anales 15:44: “Consecuentemente, para deshacerse del informe, Nerón inculpó e infligió las torturas más exquisitas a una clase odiada por sus abominaciones, llamados cristianos por el populacho. Cristo, de quien se origina su nombre, sufrió la penalidad más extrema durante el reinado de Tiberio, a manos de uno de sus procuradores, Poncio Pilato, y una superstición más maliciosa, aunque comprobada en el momento, nuevamente surgió no solo en Judea, la primera fuente del mal, sino aún en Roma, en donde todas las cosas horribles y vergonzosas de todas partes del mundo encontraban su centro y se volvían populares”.

Tácito no era fanático de Cristo o del cristianismo. Muchos eruditos creen que ésta es una versión acertada de lo que Tácito escribió. Note que él confirma la existencia de Jesucristo como el fundador del movimiento cristiano y ratifica que Poncio Pilato era el gobernador (o procurador) que acusó a Cristo y lo condenó a la crucifixión (Mt. 27:2-22). Él también corrobora que todo esto sucedió durante el reinado de Tiberio César (Lc. 3:1). Todos los personajes y las fechas coinciden con la Biblia.

* Plinio confirma la existencia de Cristo
Plinio el Joven, cuyo nombre completo era Cayo Plinio Cecilio Segundo, era un senador romano que fue nombrado gobernador de Bitinia y Ponto en el año 110 d.C. En su posición como gobernador, él escribió numerosas cartas al emperador Trajano pidiéndole consejo. Una carta importante para este artículo se encuentra en su último libro, el 10, de cartas, y contiene referencias a los cristianos y a Jesucristo.

Durante este tiempo muchos acusaban a los cristianos de ser caníbales. Plinio decidió hacer una cuidadosa investigación. Para su sorpresa, él descubrió que la acusación era falsa.

“Ellos declararon que la suma total de su culpa o error, no llegaba a ser sino esto: ellos se reunían regularmente antes del atardecer en un día determinado para cantar versículos alternadamente entre ellos en honor a Cristo como si fuera dios y también estaban obligados por un voto, no con un propósito criminal, de abstenerse del robo, hurto y adulterio, comprometerse a no defraudar la confianza y no negarse a un depósito cuando fueran llamados a hacerlo para que lo restauraran” (Cartas 10.96.7-8).

Plinio tampoco era un fanático de los cristianos, pero en sus escritos él los menciona como si hubieran sido interrogados, condenados y aún muertos por ser seguidores de Cristo.

Estos dos famosos historiadores romanos no dejan dudas del origen del cristianismo y su primer mártir: Jesucristo.

Por otra parte, se puede decir que el historiador judío más famoso de esta época fue Flavio Josefo. Es bien conocido por dos obras: La guerra de los judíos y Antigüedades de los judíos. Él escribió ambos libros en griego para aparentemente llegar a las personas más educadas.

La guerra de los judíos no menciona a Jesús, excepto en unas versiones muy discutidas, pero el libro Antigüedades de los judíos menciona a Jesús en dos ocasiones. Si bien hay alguna controversia acerca de estos pasajes, pocos eruditos los rechazan totalmente. Hay dos frases en el relato más largo, llamado Testimonium Flavianum [Testimonio de Flavio], que suscitan más controversia: “…si es que alguien osara llamarlo un hombre” y “Él era el Mesías”. La pregunta es si Josefo, un judío, podría escribir estas frases o son insertos hechos por los cristianos en una fecha posterior.

En esta parte, el Testimonium Flavianum parece virtualmente ser una copia de todos los escritos de Josefo: “Alrededor de esta época vivió Jesús, un hombre sabio, si es que alguien osara llamarlo un hombre. Porque el hizo obras sorprendentes, y fue un profesor para ellos porque aceptaron la verdad con alegría. Él se impuso a muchos judíos y muchos de los griegos. Él era el Mesías. Cuando Pilato, después de oír que lo acusaban hombres prominentes entre nosotros, lo condenó a morir crucificado, aquellos que en primer lugar lo amaron no dejaron de amarlo, porque al tercer día, él se les apareció, su vida había sido restaurada. Los profetas de Dios habían profetizado esto e incontables cosas más acerca de él. Y la tribu de los cristianos, llamada así por él, hasta este día no ha muerto” (Antigüedades de los judíos, 18.3.3&63).

Si bien algunos cuestionan la credibilidad de este relato, el hecho es que todos los manuscritos en griego que han sobrevivido contienen la misma versión de este pasaje, sin diferencias significativas.

No hay evidencia de algún antiguo escritor que haya argumentado seriamente que Jesús no existió. Robert Van Voorst, un erudito moderno y teólogo, en su libro Jesus Outside the New Testament [Jesús fuera del Nuevo Testamento], escribió: “Ningún pagano o judío que se opongan al cristianismo han negado la historicidad de Jesús o ni siquiera la cuestionan” (2000, p. 15).

Otro hecho que no debe ser ignorado es que literalmente miles de cristianos en el primer siglo, incluyendo la mayoría de los 12 apóstoles, dieron su vida como mártires. Ellos no darían su vida por algo que supieran que era una mentira porque estos cristianos estaban en la mejor posición para saber si Jesucristo era una persona real porque fueron testigos oculares de su vida y obra.

Las profecías cumplidas
El cumplimiento de las profecías nos ayuda a comprobar que la Biblia es verdad porque no existe una evidencia más contundente que ésta. Este aspecto extraordinario nos conduce a reconocer la autenticidad de las afirmaciones de la Biblia de ser inspiración divina. Poderosamente, la Biblia valida su divina autoría mediante las profecías cumplidas. Por tanto, un estudio honesto de las profecías bíblicas mostrará convincentemente el origen sobrenatural de la Biblia.

Cuando usted piensa en lo difícil que es predecir lo que va a pasar mañana, y lo que implica predecir lo que va a pasar varios siglos después, es indudable que, de todo el contenido bíblico, la profecía sería la categoría en la que más fácilmente se harían aseveraciones falsas. Sin embargo, a pesar de que un gran porcentaje de la Biblia es profecía, ninguna de sus afirmaciones se ha comprobado que es falsa (si bien muchas afirmaciones tienen un cumplimiento que aún está en el futuro, varias profecías detalladas ya se han cumplido y en este libro se expondrán muchas de ellas). La Biblia es un libro profético que ha cumplido todas sus afirmaciones hasta ahora.

La Biblia relata el pasado distante con gran exactitud (y esto se puede certificar mediante las evidencias de la arquelogía) pero también narra el futuro (validando a través del cumplimiento de la profecía bíblica).

Algunos estudiosos afirman que la Biblia contiene más de 1000 profecías. La vasta mayoría de estas profecías ya ha sucedido y puede ser verificada por la historia secular. Actualmente, se habla de un promedio de 668 profecías que han sido cumplidas y ninguna ha sido jamás hallada falsa.

Los escépticos deben preguntarse: ¿Existiría la billonaria industria del juego y las apuestas si la gente pudiera realmente predecir el futuro clara y consistentemente? Estemos seguros que no sería así. Dado que el hombre por sí mismo es incapaz de predecir los eventos futuros, la profecía es un indicativo razonable de la inspiración sobrenatural.

Miremos dos ejemplos de profecías cumplidas (más adelante se expondrán otros casos concretos y argumentados de profecías cumpidas y evidencias que pueden ser verificadas).

Las profecías de Ezequiel
En el 589 a.C. Ezequiel anunció el juicio de Dios sobre la antigua capital fenicia de Tiro (Ez. 26 y 27). La profecía establece que Tiro sería arrasada en primer lugar por el rey babilonio Nabucodonosor. Más adelante, sería completamente destruida por una colisión de naciones, demolida como una roca, sus ruinas (e incluso su polvo) serían borrados y tirados al océano, convirtiéndose en un lugar para que los pescadores tiendan sus redes. Las naciones circundantes serían testigos del destino de Tiro y se rendirían sin luchar. Es una profecía muy detallada. Sorprendentemente, las condiciones de la profecía de Ezequiel se cumplieron hasta en el más mínimo detalle:
- Entre los años 586-573 a.C.  Nabucodonosor rey de Babilonia estableció asedio contra la ciudad de Tiro y la saqueó.
- En el año 370 a.C. un rey de Chipre conquista a la ciudad.
- En el 332 a.C.: Alejandro el Grande conquista a la ciudad. Primero, lideró una coalición de naciones en contra de Tiro, la demolió, la borró hasta dejarla en piedras y arrojó sus ruinas al océano. El antiguo emplazamiento se convirtió (y permanece hasta la fecha) en un lugar para que los pescadores locales coloquen sus redes a secar (General History for Colleges and High Schools [Historia General para Universidades y Colegios] Boston, Ginn & Co., p. 55).
- En el 1124 d.C. la ciudad cae en manos de los cruzados.
- En el 1291 d.C. la ciudad cae en manos de los ejércitos musulmanes de los mamelucos.

La nación de Israel
La profecía no es únicamente un fenómeno de la antigüedad sino que también se está cumpliendo en la actualidad ante nuestros ojos. Piensa en la nación de Israel. Los judíos eran el más insignificante de todos los pueblos en la época en que Dios los llamó a servirle (Dt. 7:7), sin un territorio y sin libertad, sirviendo como esclavos en Egipto. En ese tiempo, Egipto era la potencia mundial dominante; sin embargo, debido a una promesa que Dios hizo a un hombre llamado Abraham, a su hijo Isaac y a su nieto Jacob siglos antes, Dios rescató a los israelitas de su esclavitud con mano fuerte, con brazo extendido, con grande espanto, con señales y con milagros (Dt. 26:8). Dios les dio a los israelitas un territorio, hizo un pacto con ellos y les confió la Biblia. Israel era una nación apartada para Dios como testimonio para un mundo que le dio la espalda a aquel que los creó. Tristemente, la historia de Israel, así como la del mundo, era una historia de constante rebeldía en contra de Dios. Una y otra vez, el pueblo judío se rebeló, sufriendo la ira de Dios, humillándose, arrepintiéndose de su rebelión y regresando a Dios, y recibiendo su bendición una vez más, pero este proceso se repitió durante muchos años. Finalmente, Dios envió a naciones en contra de ellos (como lo hizo con la antigua ciudad de Tiro) y se llevó a los judíos de su territorio. En el año 70 de la era cristiana, las legiones romanas diseminaron a Israel, dispersando a los judíos alrededor del mundo, prohibiéndoles volver a entrar en su territorio. Los judíos estuvieron sin tierra por 1900 años. Sin embargo, Dios prometió a los judíos que, aunque él les sacaría de su territorio, ellos permanecerían como un pueblo con identidad y que regresarían a su tierra una vez más (Lv. 26:13-16; Neh. 1:8, 9; Dt. 30:1-5). En sí mismo, es un milagro que los judíos hayan sobrevivido y permanecido como un pueblo con identidad y sin territorio por 1900 años. Todas las otras naciones que alguna vez han perdido su tierra, son asimiladas por las naciones circundantes y pierden su identidad en unos pocos cientos de años, pero los judíos han permanecido y milagrosamente regresaron a Israel como su territorio oficial en 1948 cuando hicieron su declaración de independencia.

Otra referencia bíblica de esta profecía está en el libro de Amós en el año 760 a.C (Am. 9:15) quien predice que Israel sería restaurada como nación y nunca volverían a ser retirados de su tierra.

PARA REFLEXIONAR
- Como se ha planteado, sí es posible comprobar la veracidad de la Biblia y éste es el manual de instrucciones de Dios; por ende, debemos investigar su contenido con diligencia. Acepte el reto y sopese la evidencia usted mismo.
- Ningún otro libro nos proporciona más entendimiento de nuestras vidas, más esperanza para nuestro futuro, y un verdadero camino hacia una relación con Dios. Escudriñe la Biblia abiertamente y con honestidad y vea por sí mismo lo que el Creador del universo quiere decirle.
- Ningún otro libro se acerca siquiera a la Biblia, en cuanto a la cantidad de evidencias que soportan su credibilidad, autenticidad y autoría divina. Ciertamente, la Biblia es un libro extraordinario y nadie ha sido capaz de cuestionar su autenticidad con argumentos objetivos y pruebas reales.
- El origen de la Biblia es Dios. La afirmación de la inspiración divina puede parecer fantasiosa o irreal para algunos, pero un estudio cuidadoso y honesto de las escrituras bíblicas mostrará la veracidad de ellas.
- Para aquellos que no creen que Dios inspiró la Biblia, ¿cómo podemos explicar todos los argumentos, evidencias y pruebas presentadas anteriormente? ¿Qué razón convincente tenemos para rechazar la Biblia como revelación de Dios para el hombre? Debemos deponer nuestra disposición filosófica, examinar objetivamente la evidencia y pesar los hechos por nosotros mismos.
- Pruebe la Biblia obedeciéndola. En el fondo de la resistencia de muchas personas a creer en la verdad de la Biblia está su rechazo a obedecer lo que ésta dice. Desafortunamente, nuestra sociedad moderna describe la Biblia como un texto restrictivo, anticuado, con muy poca aplicación en nuestro mundo actual, pero Is. 40:8 afirma que “la palabra del Dios nuestro permanece para siempre”.
- ¿Cómo saber entonces que la Biblia es cierta? ¡Pruébela! Si es realmente la Palabra de Dios, entonces seguir sus instrucciones traerá bendiciones (Dt. 5:32, 33), con la dicha final de recibir vida eterna en la gloria de Dios. Este es el propósito de Dios para cada ser humano: él solo quiere lo que es mejor para nosotros, y por esto la Biblia debiera ser más que una curiosidad académica (debiera gobernar todo lo que hacemos). En síntesis, reciba la verdad de la Biblia y permita que Dios cambie su vida.
- La absoluta precisión de la Biblia sin duda revela cuán involucrado ha estado Dios en la preservación del libro que inspiró para que fuera nuestra guía.

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