jueves, 21 de septiembre de 2017

La veracidad de la Biblia Parte VI



La supervivencia de la Escritura en el tiempo
La Palabra de Dios ha permanecido hasta hoy a pesar de las diferentes “luchas que ha tenido que librar” en el tiempo, la persecución y la crítica.

La Biblia ha librado una gran batalla para llegar hasta nuestras manos. Primeramente, su transmisión fue oral hasta la aparición de la escritura; en ese entonces la transmisión se hacía de generación a generación. Cuando la escritura aparece en las regiones de Mesopotamia, Egipto, y Asia Menor entonces se inicia una nueva fase: la transmisión escrita.

Esta transmisión escrita tenía que librar otra serie de obstáculos, pues los materiales en lo que se podía escribir eran poco duraderos; miremos algunos ejemplos:
- Papiro: usado hasta el tercer siglo d.C. Se tiene registro de papiros con una antigüedad que data del 2400 a.C. Este material se sacaba de una planta que se denominaba de esta manera.
- Pergamino: nombre que se le daba a las pieles de ovejas, cabras, entre otros animales, una vez que había sido rasqueteado todo el pelaje; era un material más duradero.
- Vitela: era el nombre que se le daba al cuero de ternero.

El material escrito se multiplica por medio de copias sucesivas que, como son hechas a mano por distintas personas, en distintos lugares y en diversas épocas, no están libres de errores y de alteraciones (sean accidentales o intencionales).

Con esto se da paso a una tercera fase, la de fijar y proteger de nuevas alteraciones al texto que se considera más autentico, estableciéndose de esta manera un texto oficial, autorizado y celosamente salvaguardado.

Supervivencia de la Biblia a través de la persecución
Otra lucha que ha tenido la Biblia es en el campo de la persecución. No hay libro que haya sido más atacado por sus detractores que la Biblia misma; han quemado muchos ejemplares de la Biblia, han tratado de destruirla, han prohibido su venta y su lectura, han vaticinado su exterminio y sus seguidores han sido sentenciados a persecución,  cárcel y muerte por parte de emperadores romanos, sectas religiosas, gobiernos, reyes, dictadores, comunistas, radicales, grupos terroristas, entre otros.

Por ejemplo, Diocleciano, emperador romano que promulgó un edicto para quemar todas las Escrituras de los cristianos, y privarles de libertad si persistían en su fe; 25 años después, Constantino, sucesor de Diocleciano, comisionó a Eusebio la preparación de 50 copias de la Escritura a expensas del imperio. Otro caso es el de Voltaire que afirmó en su tiempo que en 100 años tanto el cristianismo como la Biblia desaparecerían pero 50 años después de su muerte, la Sociedad Bíblica de Génova usó su imprenta y su casa para imprimir miles de ejemplares de la Biblia.

La arqueología
Contrario a lo que algunos piensan, la Biblia no es una recolección de mitos inventados acerca de personas que nunca existieron. La evidencia arqueológica ha desmentido repetidamente la idea de que las personas, lugares y sucesos en la Biblia fueron algo inventado.

La arqueología ha sido una fuente de gran reivindicación para la Biblia. En este campo, las investigaciones arqueológicas del Medio Oriente han demostrado que la Biblia es verdadera y precisa indefectiblemente en sus descripciones históricas.

La influencia de la arqueología en los estudios bíblicos ha sido profunda: “En su totalidad, tal evidencia como la arqueología, ha proporcionado tanto, especialmente en proveer manuscritos antiguos y lo relacionado a los libros de la Biblia, lo cual fortalece nuestra confianza en la exactitud sobre la cual el texto ha sido transmitido a través de los siglos… No solamente la sustancia principal de lo que se ha escrito, sino aún de las palabras; aparte de las variaciones menores que han sido transmitidas con notable fidelidad, de tal modo que no hay necesidad para dudar con respecto de cualquier enseñanza de las personalidades de la Biblia” (Millar Burrows, What Meaneth These Stones, pag.42).

En el ensayo clásico de Josh McDowell sobre evidencias históricas que apoyan la veracidad de la Biblia, el renombrado arqueólogo Nelson Glueck es citado diciendo: “Se puede establecer categóricamente que ningún descubrimiento arqueológico nunca ha disputado una referencia bíblica” (McDowell, Evidencia que Exige un Veredicto, Editorial Vida, 1982, Miami, Florida, p. 65 del original en inglés).

El Dr. William Albright, quien fuera probablemente la máxima autoridad en la arqueología del Medio Oriente de su tiempo (y una persona escéptica al Cristianismo), dijo esto acerca de la Biblia: “No puede haber ninguna duda que la arqueología ha confirmado la historicidad sustancial del AT”.

Posteriormente, en este libro se presentarán muchísimos ejemplos de cómo la arqueología autentica la confiabilidad de la Biblia. No hay ningún libro que sea tan antiguo y, a la vez, sea preciso en sus descripciones de lugares, personajes y hechos como lo es la Biblia.

Miremos varios ejemplos…

El éxodo de Israel
Revisemos el relato bíblico del éxodo de Israel de Egipto. Faraón, el monarca de Egipto, persiguió a los israelitas con un ejército de carruajes, arrinconando a Israel en el Golfo de Aqaba (el Mar Rojo). Milagrosamente, Dios dividió el Mar Rojo, permitiendo que Israel pasara por un puente de tierra. Los egipcios les siguieron en una persecución cercana, pero luego de que el último israelita cruzó, Dios soltó el agua dividida y ahogó al ejército egipcio. Los arqueólogos han descubierto algunas evidencias, reivindicando el relato bíblico del Éxodo, incluyendo las ruedas de los carruajes incrustadas en el coral, junto al puente de tierra al fondo del Mar Rojo (Exodus Revealed [La Revelación del Éxodo], video documental de Discovery Media Productions).

Lucas, el historiador
Analicemos la integridad de los autores de la Biblia, hombres que afirman ser inspirados por Dios. Tomemos el caso de Lucas, quien es el autor de un cuarto de todo el NT. Lucas es considerado un historiador con autoridad, uno de los más grandes de la antigüedad. El Dr. John McRay, profesor de Nuevo Testamento y Arqueología en la Universidad Wheaton en Illinois, explica: “El consenso general de los eruditos, tanto liberales como conservadores, es que Lucas es muy preciso como historiador. Él es erudito, elocuente, su griego alcanza calidad clásica, escribe como un hombre educado, y los descubrimientos arqueológicos están mostrando una y otra vez que Lucas es exacto en lo que tiene que decir” (John McRay, citado por Lee Strobel, El Caso de Cristo, Editorial Vida, 2003, Miami, Florida, p. 129 del original en inglés).

Sir William Ramsey, uno de los grandes arqueólogos de los tiempos modernos, declaró: “Lucas es un historiador de primer orden” (Sir William Ramsey, The Bearing of Recent Discovery on the Trustworthiness of the New Testament [Relevancia de los Descubrimientos Recientes en la Credibilidad del Nuevo Testamento], 1915, p. 222).

Nota: Posteriormente, se darán más ejemplos de arqueología y evidencias que pueden ser verificadas.

La geografía y la historia
- A través de los años, muchas han sido las críticas dirigidas en contra de la Biblia para desvirtuar su confiabilidad histórica. Algunas de esas críticas están basadas en la carencia de evidencias, de fuentes externas, que confirmen todo lo que la Biblia asevera. Al ser la Biblia un libro principalmente sobre asuntos religiosos, muchos argumentan que no es completamente imparcial y que por lo tanto no es confiable, a menos que se tengan evidencias extrabíblicas externas verificables. En otras palabras, según los críticos, la Biblia es culpable hasta que se pueda demostrar su inocencia, y la carencia de evidencias externas la coloca en un estado de duda.
- La norma utilizada para determinar la veracidad de los registros bíblicos es aplicada de manera muy diferente a la utilizada generalmente con otros documentos antiguos, aún cuando éstos, casi siempre, también contengan asuntos religiosos. Normalmente, todo documento se considera verídico, a menos que las evidencias presentadas muestren claramente lo contrario. Aún cuando no es posible verificar cada incidente de la Biblia, los descubrimientos arqueológicos desde mediados del siglo XIX han demostrado la confiabilidad y la autenticidad de la narrativa de la Biblia. Además, la Biblia es un libro histórico que está respaldado por la geografía, ya que la misma Biblia es sumamente precisa para describir lugares y nombres que cuadran con los registros encontrados hasta el momento.

El siguiente material está basado en una información de “Stones, Scripts and Scholars” Christianity Today, Vol.13, No.10; Feb.14, 1969, Págs.432-437.

Las tradiciones no confirmadas de la antigüedad no son automáticamente sospechosas; así pues, hay tres áreas de las cuales se recoge la evidencia:
- Las tradiciones: ejemplo, Homero, Herodoto, el Antiguo y el Nuevo Testamento.
- Las inscripciones: los monumentos con inscripciones, archivos reales, teatros, acuerdos, etc.
- Las ruinas materiales: edificios, obras artísticas, alfarería, armas, etc.

Lo que es reflejado en una fuente no necesariamente es reflejado en cualquier otra; sin embargo, la coronación máxima ocurre cuando las tradiciones son reflejadas en ambos lugares: en las inscripciones y en las ruinas materiales.

La naturaleza fragmentaria de la evidencia:
- Solamente una pequeña fracción de lo que fue hecho o escrito sobrevive.
- Solamente una pequeña fracción de sitios disponibles han sido estudiados.
- Solamente una pequeña fracción de sitios examinados han sido excavados.
- Solamente una pequeña fracción de un sitio de excavación es examinado.
- Solamente una pequeña fracción de los materiales, especialmente, materiales escritos, producidos por excavaciones, ha sido publicado.

En el caso de la Biblia, hay miles de fragmentos arqueológicos disponibles, materiales escritos, registros, inscripciones, objetos, excavaciones, estudios realizados y publicaciones serias por parte de profesionales reconocidos de diversas ramas, en relación con lugares, personajes e historia confirmados por fuentes extrabiblicas.  

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