domingo, 24 de enero de 2016

El ayuno bíblico Parte I


a. ¿Qué es el ayuno?
Antes de estudiar el ayuno a la luz de la Palabra de Dios, debemos saber que la palabra ayuno viene del latin ieiunare que significa abstenerse de comer; la palabra desayuno representa lo contrario del ayuno y se aplica comúnmente a la alimentación que se realiza al comienzo del día y que acaba con el periodo de ayuno que se tuvo durante las horas de sueño (en las vigilias de la noche). Así pues, se llama ayuno al acto de abstenerse total o parcialmente de comer y/o beber por un período de tiempo.

Desafortunadamente, los valores universales del sacrificio voluntario, la negación del yo y el autocontrol son raros y se han ido perdiendo en nuestra sociedad, la cual está más inclinada al entretenimiento, la gratificación y el placer rápido sin mucho esfuerzo. La mayoría de las personas están en constante búsqueda de agradar su apetito de entretenimiento porque viven en constante “aburrimiento”. Hay una actitud de conformismo donde prima el bienestar del yo y la libertad para hacer todo lo que queramos y pensemos, por encima de la idea de negarnos a nosotros mismos y tener dominio propio de nuestros deseos y pasiones; sin embargo, la mayoría de la gente desconoce todos los resultados positivos que puede traer el ayuno.

b. ¿Qué beneficios se pueden obtener del ayuno?

- Mejorar la salud integral del ser humano
* Como el ayuno es un acto que se realiza voluntariamente para abstenerse de probar alimentos por un determinado lapso de tiempo (especialmente de alimentos sólidos), esto permite que el organismo descanse de la función digestiva y actúe en las funciones de eliminación y desintoxicación, activando las capacidades de regeneración y renovación de todo el organismo; es el método de purificación más natural y efectivo que se conoce; por ejemplo, los animales lo realizan cuando se sienten enfermos porque se abstienen de comer hasta que se mejoren y recuperan con mayor facilidad la salud; el organismo indica que no es momento de introducir comida sino de eliminar las sustancias de desecho y los residuos tóxicos acumulados con el tiempo. Es un periodo de eliminación y “limpieza” interna. Este método ayuda a restablecer la armonía y el equilibrio orgánico. Por el ayuno, todo el cuerpo humano, es decir, sus millones y millones de células no gastan energía en la digestión y asimilación de los nutrientes ingeridos, y esa energía que ahorran la invierten en el proceso de limpieza, regeneración y autocuración. De hecho, en el ayuno, variaciones en el nivel de acetona actúan sobre el cerebro, produciendo sustancias que estimulan la capacidad curativa del cuerpo. Así pues, el ayuno restablece la bioquímica y la fisiología normal y sana; la salud no es una situación rígida y estable, sino, más bien, un proceso dinámico, un equilibrio que se renueva constantemente.
* El ayuno incrementa la capacidad digestiva y de asimilación de nutrientes, tanto en el aparato digestivo como en cada una de las células del organismo. El descanso digestivo que ofrece el ayuno favorece la recuperación del aparato digestivo, tanto en su conducto como en las glándulas adyacentes: el hígado, el páncreas y el bazo. Estos órganos son los encargados de transformar las corrientes nutritivas que le llegan desde el tubo digestivo, cambiando las sustancias según las necesidades de todo el organismo. Al permitir este descanso, se aumentará la capacidad digestiva y de asimilación de los nutrientes ingeridos.
* El ayuno da a los órganos de eliminación una oportunidad para ponerse al día en su trabajo. La sobrecarga del organismo ocasionada por muchos años de una alimentación y una forma de vida insanas, dificulta la correcta eliminación de sustancias tóxicas. El organismo se va saturando poco a poco de sustancias de desecho ya que los órganos de eliminación se ven sobresaturados y no cumplen adecuadamente su función. Además, cuando nos mantenemos en un estado continuo de estrés llegamos al agotamiento orgánico, los órganos de eliminación no pueden cumplir su labor por falta de energía y las toxinas se van acumulando en su interior, dando lugar a una profunda intoxicación.  Así pues, en el ayuno se experimentan modificaciones hormonales que estimulan los mecanismos de desintoxicación hepática (en el hígado).
* Mediante el proceso de ayuno, el cuerpo elimina todo lo que no sea vital para su correcto funcionamiento. Produce verdaderamente una autodigestión o autolisis de todas aquellas sustancias perjudiciales que se almacenan y reproducen en su interior. Así pues, el ayuno detiene la ingesta de alimentos que se descomponen en el intestino e intoxican al cuerpo. La ausencia de comida durante el ayuno facilita la desaparición de alimentos descompuestos en el intestino. Cuando los alimentos no se descomponen en el conducto digestivo, no intoxican al organismo y el cuerpo se va sanando.
* El ayuno vacía el tubo digestivo y se deshace de las bacterias de putrefacción. Cuando el conducto digestivo se llena de restos de alimentos que sufren fermentación y putrefacción, aparecen una gran cantidad de bacterias (muchas de ellas perjudiciales para el organismo). El ayuno limpia al tubo digestivo de los restos alimenticios y también de los gérmenes posibles que pueden perjudicar al aparato digestivo y a todo el organismo. Al desaparecer la fermentación y la putrefacción, desaparecen las bacterias que se nutren de los alimentos descompuestos. Las bacterias, habitualmente, son unos organismos oportunistas que se alimentan de la descomposición y muerte celular. Si eliminamos la fermentación y putrefacción intestinal, se quedarán sin comida y desaparecerán. Por ende, el ayuno evita cualquier infección bacteriana en el intestino; al eliminar los restos de nutrientes mal digeridos y fermentados, deja sin “alimento” a millones de bacterias que podrían perjudicar al organismo.
* El cuerpo se alimenta de las reservas menos esenciales y sacrifica lo menos vivo y mantiene con mucho mimo los órganos más vitales. Debido a esto, se produce una lisis o destrucción de los tejidos malsanos y ocurre con frecuencia una desintegración de quistes, abscesos, bultos, tejidos con pus, flemas, fístulas, abscesos, tumores benignos, etc. debido a que no son vitales y necesarios. Incluso, tiene un gran efecto sobre los tumores malignos. Entonces, durante el ayuno, el organismo primero degrada y quema las sustancias no esenciales para obtener energía. Cuando el organismo físico no tiene comida, los tejidos se utilizan en orden inverso a la importancia que tienen para el organismo. Primero, se utilizan los menos vitales; por ejemplo, la grasa es el primer tejido en desaparecer. Para suministrar nutrientes a los tejidos más vitales, como el cerebro, los nervios, el corazón y los pulmones, las reservas almacenadas se utilizan antes de emplear cualquier tejido funcional del organismo.
* El ayuno permite un descenso (o pérdida) de peso, lo que de por sí es de gran ayuda en muchas enfermedades. El descenso de peso puede ser necesario y totalmente recomendable en enfermedades tan diferentes como son: obesidad, diabetes, artrosis, artritis, hipertensión, problemas de la columna vertebral, trastornos cardiacos y respiratorios, etc. Por otra parte, el ayuno aumenta la cantidad de orina eliminada; esto explica la gran cantidad de peso perdida por algunas personas durante los primeros días de ayuno. Ahora bien, existe la creencia de que para adelgazar se debe ayunar como si fuera una fórmula mágica; sin embargo, cuando el ayuno se hace de forma inadecuada puede provocar graves problemas de salud y está asociado a trastornos alimenticios como la anorexia. Por tanto, la mejor recomendación para el control de peso y la salud en general es hacer ejercicio, comer sanamente, evitar el consumo de alcohol y de tabaco porque el ayuno, por sí mismo, no garantiza la pérdida de peso ni el bienestar del organismo (debe ir acompañado de hábitos saludables).
* El descanso fisiológico favorecido por el ayuno permite la conservación y recanalización de la energía vital (la energía que mantiene la vida). Una de las causas que obstaculizan la libre circulación de la energía por el cuerpo son los bloqueos y barreras musculares originadas por tensiones emocionales y psicológicas. Durante el ayuno, el cuerpo elimina estas barreras. De hecho, una de las características propias del ayuno es que disminuye o prácticamente elimina las tensiones musculares. De esa manera, la energía fluye sin trabas y la persona recupera su energía vital. Así pues, el ayuno revitaliza el cuerpo por el ahorro de energía que se hace y permite la conservación de la energía y la canaliza de una forma más adecuada.
* El ayuno ayuda a rejuvenecer células, tejidos y órganos del cuerpo. Con el descanso fisiológico del ayuno, el cuerpo se recupera y se cura a sí mismo. Durante el ayuno, las células, los tejidos y los órganos viven un verdadero rejuvenecimiento que incluso se traslada a un rejuvenecimiento exterior y la persona da la imagen de ser más joven.
* El ayuno no solo reduce el riesgo de enfermedades del corazón y diabetes, sino que también provoca cambios positivos importantes en los niveles de colesterol de una persona. Además, hay estudios científicos que muestran que quienes ayunan al menos 1 vez al mes durante 24 horas tienen 39% menos riesgo de sufrir enfermedad de las arterias coronarias que quienes no ayunan (y ésta es una de las principales causas de muerte tanto de hombres como mujeres). “El ayuno provoca hambre y estrés; en respuesta, el organismo libera más colesterol lo cual le permite utilizar grasa como fuente de energía, en lugar de glucosa”, explica Benjamin Horne, coautor de la investigación. A su vez, esto disminuye el número de adipocitos (células de la grasa) en el organismo. “Esto es importante porque cuanto menos células grasas tenga el organismo, menos probabilidad de sufrir hipercolesterolemia, resistencia a la insulina, o diabetes”, agrega el investigador.
* Durante el ayuno, la capacidad del organismo para disolver los coágulos aumenta considerablemente. Este proceso, denominado fibrinolisis, no permite que se produzcan problemas tales como trombosis o embolias.
* El ayuno aumenta la capacidad inmunológica del organismo, con el cual se activan más las defensas para contrarrestar enfermedades de forma más efectiva. Esto ayuda al organismo a vencer las infecciones de forma más adecuada.
* El ayuno ayuda a cambiar el estado mental, favoreciendo una expansión de la consciencia. Todas las antiguas culturas de la humanidad, tanto de occidente como de oriente, han utilizado el ayuno como uno de los mejores métodos para la expansión de la consciencia. El ayuno nos da un tiempo para interiorizar (un momento para mirar hacia dentro). Muchos de los místicos de la humanidad eran partidarios y conocedores de los grandes beneficios del ayuno a nivel de la consciencia. Por el contrario, una comilona pesada o un banquete con alcohol y licores embota la consciencia y da sueño, y te lleva a la inconsciencia.
* El ayuno ayuda a aumentar la fuerza de voluntad, la estabilidad psicológica y la autoconfianza. Además, favorece la claridad de la mente y el autoconocimiento.
* El ayuno ayuda a mejorar la percepción por los sentidos. Durante el ayuno, hay una amplia renovación de los órganos de los sentidos. Muchos ayunantes señalan la mejoría de su capacidad de ver, escuchar, oler y gustar. El ayuno despierta la sensibilidad, los sentidos, la percepción del mundo y favorece el despertar de la consciencia. Además, con el ayuno aumenta la capacidad de captar el gusto natural a los alimentos sanos.
* Definitivamente, el ayuno es una disciplina física y mental poderosa porque nos enseña la necesidad de autorregular la forma como nos alimentamos y esto es beneficioso para mejorar nuestros hábitos alimenticios.

Resumen:
* Hemos visto de forma resumida las más importantes ventajas de hacer un ayuno, como principal herramienta para mantener y recuperar la salud. No obstante, siempre se recomienda el control y los consejos de un médico especialista para la atención de situaciones que requieran orientación al respecto.
* El ayuno no es en sí una terapia pero es la mejor manera de poner en descanso fisiológico al organismo. El ayuno realmente no cura; es el cuerpo el que se cura mientras ayunamos. Siempre el poder de curación es algo inherente al organismo vivo y ningún medicamento o médico puede atribuirse los méritos de la curación completa del cuerpo. La curación es una cualidad del ser vivo que mantiene en sí mismo una parte de la capacidad curativa de la naturaleza.
* La curación es un proceso biológico y el ayuno posibilita que el cuerpo ponga en marcha todos los mecanismos de desintoxicación (limpieza) y regeneración. Cuando una persona ayuna, no gasta energía en el proceso de digestión y asimilación de nutrientes y esa energía que ahorra la invierte en los procesos de eliminación y autocuración. Todo ello lo hace guiado por la inteligencia somática, esa misma inteligencia que hace que nuestro corazón lata, de día y noche, que nuestros riñones filtren la sangre de desechos o que el hígado tome las sustancias necesarias para reconstruir el cuerpo y sus funciones y neutraliza las sustancias tóxicas ingeridas, y todo ello, sin que mentalmente o conscientemente tengamos que decirle cómo hacerlo. Esos mismos órganos, al no tener que trabajar en la digestión y asimilación de alimentos, recanalizan su energía hacia los procesos de curación. 

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