lunes, 31 de octubre de 2016

¿Cuál es la Verdad? Parte XIX

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Dr. Eben Alexander
Estudió en la Escuela de Medicina de la Universidad de Duke. También fue residente en el área de Cirugía General del Centro Médico de la Universidad Duke y en el Hospital General de Newcastle en Reino Unido. Fue residente e investigador en el Hospital Brigham y de la Mujer y el Hospital General de Massachusetts y está certificado por la Junta Americana de Cirugía Neurológica y el Colegio Americano de Cirujanos (F.A.C.S) por sus siglas en inglés. El Dr. Alexander ha enseñado en el Centro Médico de la Universidad Duke, en el Hospital Brigham y de la Mujer, en la Escuela de Medicina de Harvard, en la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts, y en la Escuela de Medicina de la Universidad de Virginia.

El Dr. Alexander trata a pacientes en el Hospital Brigham y de la Mujer, en el Hospital de Niños de Boston, en el Instituto de Cáncer Dana-Farber, en el Hospital General de Massachusetts, en el Centro Médico de la Universidad de Massachusetts y en el Hospital General de Salud Central de Lynchburg (Virginia). En la actualidad ejerce como neurocirujano. Alexander es miembro de la Asociación Médica Estadounidense y de otras sociedades profesionales; además, ha formado parte de los consejos editoriales de varias revistas.

En el año 2008, el Dr. Alexander enfermó de una rara forma de meningitis bacteriana. La bacteria E. coli había penetrado en el líquido cefalorraquídeo y literalmente se le estaba comiendo el cerebro. A la mañana siguiente, cuando entró en la sala de emergencias, las posibilidades de supervivencia eran casi nulas; de hecho estaba a punto de dar un paso a un estado vegetativo. Durante siete días, el Alexander entró en un coma profundo, el cuerpo no le respondía y estaba clínicamente muerto. Al séptimo día, según recomendaciones de los médicos, se suspende el tratamiento de antibióticos y de forma inesperada los ojos del Dr. Eben se abrieron de golpe. Todo esto le ocurrió al cuerpo físico del Dr. Eben, pero según él, lo que le ocurrió en su interior fue un descubrimiento impresionante. El neurocirujano afirmó que la conciencia existe más allá del cuerpo. Estamos ante la historia de un profesional de la salud describiendo lo que sería el Paraíso. La historia de Alexander ha llamado la atención hasta el punto de ser portada en una edición de Newsweek que titulaba “El cielo es real: La experiencia de un doctor en la otra vida”

“Una experiencia es espiritual cuando hace que la persona se perciba a sí misma y al mundo de una manera muy distinta. Puede ampliar su identidad individual, multiplicar su sensibilidad y, en consecuencia, cambiar sus valores, prioridades y la apreciación del propósito de la vida” (Eben Alexander)

“La experiencia cercana a la muerte del Dr. Eben Alexander es la más asombrosa que he escuchado en más de cuatro décadas de estudio de este fenómeno” dice Raymond Moody.

Las circunstancias de la enfermedad de Eben y sus credenciales impecables hacen que sea muy difícil formular una explicación para su caso. Miremos algunos detalles de su historia familiar: el neurocirujano Eben Alexander es huérfano y no sabía nada de sus hermanos biológicos, hasta el momento que entró en contacto con ellos, quienes le informaron que una de sus hermanas ya había fallecido. Luego de regresar del coma, miró una fotografía que le dieron sus hermanos y encontró que el alma amorosa que él afirmó le acompañaba durante ese viaje fuera del cuerpo, era su hermana fallecida. El Dr. Alexander narra su experiencia de la siguiente forma: “Como neurocirujano, yo no creía en el fenómeno de ECM. Entiendo lo que le sucede al cerebro cuando una persona está cerca de la muerte, y siempre creí que existía una explicación científica adecuada para las visiones celestiales extracorporales descritas por aquellos que estrechamente escaparon de la muerte. En el otoño del 2008, sin embargo, después de 7 días en coma en los que la parte humana de mi cerebro, el neocórtex, estaba desactivado, experimenté algo tan profundo que me otorgó una razón científica para saber que hay conciencia después de la muerte. Todos los argumentos principales en contra de las ECM sugieren que estas experiencias son el resultado de un mínimo, transitorio o parcial malfuncionamiento del córtex. Mi experiencia cercana a la muerte, sin embargo, no sucedió cuando mi córtex estaba mal funcionando, sino cuando simplemente estaba apagado. Según nuestro entendimiento actual de la mente y del cerebro, no existe ninguna manera en la que podría haber experimentado incluso la más mínima y oscura conciencia durante mi coma, mucho menos la odisea coherente e hipervívida que atravesé. Mientras que mis neuronas estaban ofuscadas en completa inactividad por la bacteria que las había atacado, mi conciencia libre del cerebro físico, viajó a otra dimensión más grande del universo… una dimensión que nunca soñé que existía”

El Dr. Eben relata: “He pasado décadas como neurocirujano en algunas de las instituciones más prestigiosas de este país. Sé que muchos de mis colegas mantienen, como yo lo hacía, la teoría de que el cerebro, y particularmente el córtex, genera la conciencia y que vivimos en un universo carente de toda emoción… pero esa creencia, esa teoría, ahora yace rota a mis pies. Lo que me sucedió la destruyó, y mi intención es pasar el resto de mi vida investigando la verdadera naturaleza de la conciencia y dando a conocer a mis colegas científicos y a la gente en general el hecho de que somos muchísimo más que nuestros cerebros”

La unidad del universo, según argumenta Alexander, está dada por la física cuántica que señala que en los niveles constituyentes de la materia, todas las partículas están unidas en campos y sistemas de entrelazamiento: existe una interconexión fundamental entre todos los fenómenos de la naturaleza.

Eben Alexander además es cofundador de Eternea, una organización sin fines de lucro co-fundada también por John R. Audette. La creación de la fundación Eternea fue inspirada en parte por el Dr. Alexander y su vívida experiencia cercana a la muerte. Su fin es estudiar las diferentes experiencias transformadoras de la conciencia, la mayoría de las cuales siguen un tema común: afirmar unidad universal y el poder del amor incondicional, basados en la evidencia de la investigación contemporánea en la ciencia y la medicina. Esta organización apoya y financia las investigaciones que sugieren y demuestran la existencia de que la conciencia está más allá del cerebro, y que ésta sobrevive a la muerte del cuerpo y continúa más allá de este plano físico.

Video del Dr. Eben Alexander:
https://www.youtube.com/watch?v=jTO_XGxk4Oo

Publicaciones
http://www.lifebeyonddeath.net/publications-0
http://www.lifebeyonddeath.net/
http://www.eternea.org

UN PARÉNTESIS
En este estudio estoy exponiendo y seguiré referenciando algunas investigaciones científicas realizadas por doctores y estudiosos dedicados a su actividad profesional; además se están mencionando las universidades y organismos científicos que apoyan dichas investigaciones. Antes de eso, es conveniente analizar que si miramos al pasado y al presente, la gran mayoría de los adelantos de la ciencia han caído en manos de organizaciones militares, servicios de inteligencia estatal, políticos, industrias y gobiernos que buscan manipular a su gusto la información que llega al común de la humanidad, para mantenernos controlados en todos los niveles (físico, psicológico y espiritual). Los que solamente creen en “la ciencia oficial” demuestran a menudo tener una mente muy cerrada y supersticiosa ante cualquier evidencia externa al estamento elitista que ponga en duda su credo oficial.

Hoy en día los científicos no han podido comprender, demostrar, ni explicar en qué momento los átomos de un ser vivo, que son los mismos átomos que conforman una mesa, una silla o cualquier cosa material inanimada, se convierten en autoconscientes, autoreflexivos y con inteligencia propia, capaces de sentir emociones como el amor, el miedo, la alegría y la tristeza, además de ser capaces de tener voluntad propia, generar ideas
y conceptos propios e individuales.

Debido a esto, con el avance de la tecnología, desde comienzos del siglo XX un grupo de notables científicos, han enfocado sus estudios y experimentaciones para demostrar de manera acreditada y seria, la existencia de un alma, conciencia no local, información individual, ser interno o psique (como quieran llamarla) que transciende la materia. Estos científicos no son principiantes en el tema o ignorantes en su campo de acción sino que son científicos especializados en áreas como la biología, la física molecular, la física cuántica, la física clásica, la psicología, la cardiología, la anestesiología, la neurociencia, la medicina, la matemática y otras ramas de la ciencia, que han estudiado años en prestigiosas universidades en el mundo y que trabajan actualmente (o trabajaron) en dichas entidades como profesores y/o que ejercen en hospitales e instituciones públicas y privadas. Estos científicos están demostrando que los fenómenos que llamamos “paranormales” son realmente “normales” y que dichos fenómenos son consistentes con las leyes de la ciencia moderna, es decir, que siguen patrones establecidos que pueden ser estudiados y verificados repetidamente.

En esta publicación se están exponiendo varios casos de investigaciones que han recopilado evidencias científicas que demuestran la existencia del alma o conciencia no local, en donde se almacenaría la información de nuestras experiencias individuales como personas, una vez que se ha abandonado el cuerpo físico (que es parte de la materia ordinaria). Dicha información pasaría o se expresaría en otra dimensión del universo (la dimensión espiritual), adicional a la dimensión física que experimentamos actualmente. Esto para algunos puede sonar como algo imaginativo, fantasioso, religioso o como ciencia ficción, pero recordemos que la información también forma parte de la energía del universo, y el principio de conservación de energía nos indica que en el universo, “la energía no se crea, ni se destruye, solo se transforma” y esto incluye nuestra información.

Los científicos ultra ortodoxos, mecanicistas, materialistas, pseudoescépticos o escépticos de mente cerrada, son seres humanos y aunque renieguen de ello, también tienen una percepción propia de la información, un amplio desarrollo de ideas y la capacidad de estudiar temas que les gustan, les atraen o les interesan; ellos tienen voluntad propia y emociones que conformarían lo que se denomina psique, alma, información, conciencia o experiencia individual, aunque ellos mismos busquen poner bajo la alfombra estas afirmaciones, con una explicación simplista, genetista, bioquímica o con la excusa de indicar que son elaboradas alucinaciones del cerebro, queriendo ignorar que la mayoría de los seres humanos poseemos en nuestro cuerpo una química y una fisiología bastante similar, y que no todos los seres humanos pensamos, ni sentimos igual, y que cada ser humano experimenta su existencia de una forma única, singular e irrepetible… cosa que sería imposible si (según ellos) todo es química y nada más.

Si el cerebro material es el causante de esas supuestas alucinaciones, aún no han podido demostrar ni sustentar científicamente su afirmación. Estos escépticos de mentalidad cerrada y ultra dogmáticos, están apegados férreamente a la ciencia tradicional, y se les olvida que ha sido imposible justificar neurológica, química o electromagnéticamente la unicidad, identidad y continuidad de la auto experiencia del yo personal humano (alma-conciencia).

Definitivamente, lo único que queda claro hasta ahora es que la conciencia, los gustos, las decisiones, la voluntad propia y las emociones cambian continuamente, y están más allá de nuestra composición química o fisiológica. Aún así, algunos se niegan ciegamente a admitir la existencia de la mente autoconsciente, más allá de lo físico.

La conciencia es un fenómeno inmaterial, así como el amor… es algo que no se puede medir directamente… solo se pueden estudiar o cuantificar sus consecuencias o subproductos; esto último explicaría por qué nuestra limitada instrumentación científica actual no es lo suficientemente refinada (todavía) para medir los modos psíquicos, espiritual, intuitivo, de conciencia o permanencia de la información individual, más allá del cuerpo físico. La evidencia científica de la continuidad de la vida tras la muerte física, es cada vez más abundante. Y es que la postvida no debe ser considerada solo desde la fe sino desde una posición racional, crítica y científica que nos dé la solidez necesaria para entender qué sucede cuando nos marchamos de este plano físico.

En la actualidad, decenas de prestigiosas y renombradas universidades investigan los fenómenos de postvida. Por citar solo un ejemplo, en el proyecto AWARE sobre el estudio de la supervivencia de la conciencia tras la muerte, participan investigadores de las Universidades de Birmingham, Cambridge, Oxford, Southampton, Johns Hopkins, New York University o University of North Chicago, entre otras, además de científicos de diferentes hospitales como el Albert Einstein Medical College de Estados Unidos o el St. Peters Hospital del Reino Unido. Por otro lado, la Universidad de Arizona lleva años investigando la supervivencia de la conciencia tras la muerte a través del Laboratory for Advances in Consciousness, un departamento creado exclusivamente para este fin y dirigido por el Dr. Gary E. Schwartz, el cual ya ha publicado numerosos estudios e incluso un libro de divulgación llamado “The Afterlife Experiments”, donde narra la evidencia científica  encontrada en torno a la vida tras la muerte física.

Si usted amigo es un escéptico de mentalidad ultra cerrada, y piensa que esto es pura charlatanería, entérese de que cada vez más científicos serios están estudiando y dando a conocer que tenemos una conciencia o alma que trasciende más allá del cuerpo físico, y esta realidad está siendo demostrada por la ciencia moderna, pues somos energía en constante transformación. Por ende, mi invitación es que investigue, indague, averigüe y experimente por usted mismo; solo así encontrará el verdadero y real conocimiento… el que va más allá de la palabrería o de la información, pues nace de la certeza de conocer directamente y por usted mismo.

sábado, 29 de octubre de 2016

¿Cuál es la Verdad? Parte XVIII

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f. Dualidad
Dios provee la mejor explicación sobre las distintas funciones humanas de cerebro y conciencia (materia y mente).

* La teoría alternativa es el monismo, el cual considera que solo existe la materia; por ende, desde esta perspectiva el cerebro humano aparenta tener una habilidad subconsciente separada pero solo intenta ofrecer explicaciones biológicas y químicas para todos los procesos de la conciencia.

La dualidad o dualismo es el concepto de que nuestra mente es más que solo nuestro cerebro. Este concepto implica que nuestra mente tiene una dimensión inmaterial, espiritual, que incluye la conciencia y tiene un atributo eterno porque trasciende la muerte física. Una manera de entender este concepto es considerar nuestro yo como un recipiente, que incluye a nuestro cuerpo físico y cerebro físico junto con nuestro ser interior (al cual se asocian varios  términos: mente, espíritu, alma, entre otros – Gn. 7:22; 1 Ts. 5:23; Mt. 10:28).

Como ya vimos, el concepto opuesto es el materialismo (que es la base del monismo), el cual sostiene que todo en nuestro universo está hecho de materiales físicos, incluyendo la mente (como cerebro humano), y que el ámbito espiritual no existe. Este concepto sostiene que la mente y el cerebro son lo mismo. No obstante, si el dualismo no es verdad, la mente está limitada solo al cerebro físico. Suponiendo este escenario, ¿qué clase de mente tenemos? Para muchos, la mente es similar a una computadora que es gobernada por un programa pero la verdad es que tiene facultades mucho más complejas tales como la conciencia, los pensamientos, las emociones, los deseos, la voluntad, etc. Si la mente fuera estrictamente material, se debería comportar de una manera determinista basada solo en las leyes de la materia. Sin embargo, muchos científicos y filósofos concluyen ahora que las leyes de la química y de la física no pueden explicar la experiencia de la conciencia en los seres humanos y más aún, no pueden explicar las experiencias estudiadas y comprobadas que muchos seres humanos han tenido en el umbral de la muerte cuando el cerebro se encontraba clínicamente muerto.

Si limitamos la mente al plano material solamente, no debemos esperar que un ser humano (con tal mente) sea responsable por su comportamiento, porque todo lo que haga está determinado por los atributos de la materia pero esto es absurdo ya que existe una voluntad consciente más allá del cerebro. Por otro lado, si tenemos una mente estrictamente material, no podríamos considerar que el universo y todo lo que somos, tenga un origen espiritual (un ser supremo con una mente inteligente) y por consiguiente, nuestra única explicación de la existencia de todo sería el azar, la suerte y la evolución (basada en el ateísmo) pero en este estudio se ha estado exponiendo y se expondrán muchos más argumentos lógicos para desvirtuar esta teoría carente de sentido porque es incongruente y no tiene validez científica argumentada.

En el otro polo, con el dualismo podríamos esperar que la mente espiritual tenga atributos similares a los de su fuente. Si la fuente es Dios (y se ha planteado con argumentos lógicos que sí lo es), el concepto de dualismo es consistente con la Biblia.

Miremos algunas citas de las Sagradas Escrituras:

“Luego dijo Dios: ‘Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza” (Gn. 1:26).

“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (Gn. 2:7).

“Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: ‘Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc. 23:46).

Cientificismo vs. Objetividad
Negar algo que sucede o tratar de ignorarlo por dogmatismo es una actitud anticientífica.  Hay individuos llamados “científicos” o de mente científica, no abiertos a los descubrimientos fuera de lo “normal” o de la realidad material, que en vez de llegar a tener un pensamiento científico objetivo, se convierten en seguidores del cientificismo, el cual podemos definir como el sistema de creencia que considera que solo la ciencia tradicional tiene todas las respuestas para todo; ellos solo toman como ciertos y dignos de crédito los casos que refutan lo que no es materia (lo espiritual), y creen en la inexistencia del alma, debido a que estos aspectos son incompatibles con su dogma materialista y dicen que el alma no puede ser estudiada científicamente, por ser inmaterial, y según ellos no se puede medir directamente pero la realidad y los hechos muestran que se pueden medir los efectos y las experiencias espirituales (no materiales) de las personas de forma objetiva con métodos científicos y esto se probará en este capítulo.

Existen casos concretos que se han estudiado en personas que han tenido el siguiente cuadro: el paciente tiene un accidente que lo deja al borde de la muerte, sufre un paro cardíaco y muere (afectando las funciones cerebrales); tras desesperados esfuerzos, el paciente finalmente es revivido mediante diversas técnicas de reanimación. De forma reiterada, se conocen casos de pacientes que han contado la misma experiencia y para algunos es inexplicable, extraña o increíble porque ellos dicen: “salí de mi cuerpo, me elevé y vi tal escena…” ¿Psicosis? ¿Alucinaciones? ¿Sugestión? ¿Daño en el cerebro por falta de oxígeno? Veamos algunos hechos…

Después de más de 30 años de investigación, un grupo de científicos concuerda en que estas experiencias son reales y representan algo que la ciencia aún debe entender. A continuación, revisaremos casos concretos:

Raymond Moody
Es médico psiquiatra y licenciado en filosofía. Estudió filosofía en la Universidad de Virginia donde obtuvo una licenciatura (1966), un máster (M.A., 1967) y un doctorado (Ph. D., 1969) en dicha especialidad. También obtuvo un doctorado en psicología en la West Georgia College, donde más tarde sería profesor. En 1976, le concedieron el doctorado (M.D.) en el Medical College de Georgia. En 1998, Moody fue designado Chair in Consciousness Studies en la Universidad de Nevada, Las Vegas. Tras obtener su doctorado, Moody trabajó como psiquiatra forense en el hospital estatal de máxima seguridad de Georgia.

Raymond Moody afirmó: “sí hay vida después de la muerte, para mi sorpresa”

El libro más famoso y traducido de Moody, Vida Después de la Vida (Life After Life), anduvo durante un tiempo siendo continuamente rechazado por editoriales antes de constituirse en un éxito; fue llevado al cine con el mismo título y este filme ganó una medalla de bronce en la Categoría de Relaciones Humanas (Human Relations Category) del Festival de Cine de Nueva York (the New York Film Festival). También le concedieron el Premio Mundial Humanitario (World Humanitarian Award).

Los estudios sobre las ECM se dispararon después de la publicación del libro de Moody. Seis años después, en 1981, científicos especializados fundaron la Asociación Internacional de Estudios de Cercanía a la Muerte (IANDS, sus siglas en inglés) para "promover la exploración responsable y multidisciplinaria de las experiencias cercanas a la muerte y similares, sus efectos en la vida de las personas y sus implicancias en las creencias sobre la vida, la muerte y el propósito del ser humano".

Moody escuchó por primera vez acerca de las experiencias de muerte compartidas en 1972, de uno de sus profesores de medicina. La madre de una profesora tuvo un ataque cardíaco, y cuando la profesora estaba tratando de revivirla sintió que ella misma salía de su propio cuerpo y vio que su cuerpo estaba reviviendo a su madre. Cuando su madre murió, la vio en forma de espíritu; el espíritu se reunió con otros seres, entre los cuales pudo reconocer a algunas personas con las que su madre había tenido contacto en vida. Luego, su madre y las otras personas fueron absorbidas por un túnel.

Después de más de 30 años de investigación, Moody estima que los casos en que se comparten experiencias de muerte son tan comunes como las ECM individuales. A medida que estudió más de estos casos con el correr de los años, se encontró con que las características de las experiencias de muerte compartidas son similares a aquellas de las ECM.

Después ser revividos, ambos contaron que experimentaron haber salido de sus cuerpos y que, juntos, entraron en una luz y contaron todo con detalles idénticos.

“Una de las características más comunes de las experiencias de muerte compartidas es que quien experimenta el fenómeno ve al espíritu de la persona moribunda como una réplica transparente de la persona o un óvalo o una esfera de luz que sale de la cabeza o el pecho del cuerpo físico”, explicó Moody.

Moody piensa que las experiencias compartidas en torno a la muerte refuerzan la hipótesis de que la mente existe en forma independiente del cerebro, porque en estos casos se presentan testimonios similares en personas que de ninguna manera tienen las funciones cerebrales dañadas.

“Todas las características que identifico como las ECM que estudié hace años también están presentes en personas que están al lado de la cama, quienes, por cierto, no están enfermos ni lesionados… no hay ningún problema con el flujo de oxígeno a sus cerebros, y sin embargo, ellos tienen experiencias idénticas a las que he escuchado de personas que sí se han codeado con la muerte”, explicó Moody.

Moody dice que ahora, con la cantidad de investigaciones realizadas en los últimos 30 años, “hay un genuino paso sólido hacia la comprensión racional de la vida después de la muerte”.

viernes, 21 de octubre de 2016

¿Cuál es la Verdad? Parte XVII

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Estructura celular
En la primera mitad de este siglo, los científicos asumieron que la célula era una gota de protoplasma bastante simple. Sin microscopios electrónicos y otras tecnologías, la célula fue tratada como una "caja negra" que misteriosamente llevaba a cabo sus variadas funciones; era como una colección inobservable de moléculas "gelatinosas" cuyo funcionamiento interno era desconocido.

A través de las maravillas de la tecnología del siglo XXI, los científicos entienden ahora lo siguiente:

- Aunque las más minúsculas células bacterianas son increíblemente pequeñas, pesando menos de 10-12 gramos, cada una es de hecho, una auténtica fábrica micro-miniaturizada, conteniendo miles de piezas exquisitamente diseñadas, de intrincada maquinaria molecular, constituida en su totalidad por cien mil millones de átomos, mucho más complicada que ninguna maquinaria construida por el hombre y absolutamente sin paralelo en el mundo inanimado (Michael Denton, Evolution: A Theory in Crisis, 1986. p. 250).
- Cada célula microscópica es tan funcionalmente compleja como una ciudad pequeña. Cuando las aumentamos 50.000 veces a través de micrográficos electrónicos, vemos que la célula está hecha de múltiples estructuras complejas, cada una con un rol diferente en la operación de la célula.

Si comparamos la célula con una ciudad, podemos hacer un cuadro que revela la asombrosa complejidad del diseño de una célula llamada paradógicamente “simple”:


CIUDAD
CÉLULA
Trabajadores
Proteínas
Planta eléctrica
Mitocondría
Calles
Fibras actinas, Microtúbulos
Camiones
Quinesinas, Dineinas
Fábricas
Ribosomas
Biblioteca
Genoma (ADN, ARN)
Centro de Reciclaje
Lisosoma
Policía
Proteínas Chaperonas
Oficina de correos
Aparato de Golgi












A medida que nos adentramos en el mundo celular, la tecnología está revelando cajas negras dentro de previas cajas negras; sin embargo, cuando la ciencia avanza, más de estas cajas negras están siendo abiertas, descubriendo un mundo infinitamente maravilloso de enorme complejidad que ha empujado la teoría de la evolución hasta su límite y está en crisis porque no logra dar una explcación coherente y lógica sobre tal complejidad y cómo supuestamente evolucionó cada célula y cada una de sus partes (Michael J. Behe, Darwin's Black Box: The Biochemical Challenge to Evolution, Simon & Schuster, 1996, 18).

¡Esto es en el nivel celular! Si la célula es tan compleja, ¿qué hay de los más “simples” organismos constituidos por estas estructuras celulares? ¿Existe realmente eso llamado “simple”, ahora que podemos ver organismos mediante el uso de lo último en tecnología bioquímica y microbiológica?

Simbiosis
La complejidad irreducible se relaciona con una característica de sistemas complejos comunes por la cual éstos necesitan tener todas las partes de sus componentes individuales para impartir funcionalidad al sistema como un todo. En otras palabras, es imposible descomponer la complejidad de un sistema irreduciblemente complejo eliminando cualquiera de las partes que lo integran y mantener aún su funcionalidad.

El concepto fue popularizado por Michael Behe, profesor de la Universidad de Lehigh en su innovador libro "La caja negra de Darwin". Behe utiliza la ratonera como un ejemplo ilustrativo de este concepto. Una ratonera consta de cinco piezas que interactúan entre sí y son: la base, el gancho, el resorte, el martillo, y la barra de seguridad. Todos éstos deben estar presentes para que la ratonera funcione, ya que la eliminación de cualquier pieza destruye la función de la ratonera y la hace inútil. De manera similar, para funcionar, los sistemas biológicos requieren de múltiples partes que trabajan juntas. La eliminación de una de las partes constitutivas inutilizaría todo el sistema.

Como se ha mencionado antes, el flagelo bacteriano es el más conocido ejemplo de Behe de un sistema irreduciblemente complejo en los sistemas biológicos. Un conjunto de más de 40 clases diferentes de proteínas constituye el típico flagelo bacteriano. Estas proteínas funcionan sincronizadamente, literalmente como un motor rotatorio. Los componentes del flagelo bacteriano se comportan como análogos directos de las partes de un motor artificial, incluyendo rotor, estator, palier, juntura universal y hélice.

Los críticos de la noción de la "Complejidad Irreducible" han respondido con referencia al concepto de exaptación. Según esta hipótesis, aparentemente, sistemas irreduciblemente complejos pueden evolucionar de precursores más simples que hacen otras funciones no relacionadas. Uno de esos argumentos, que Kenneth Miller ha promovido, es que el cuerpo basal de los flagelos es semejante en varios aspectos al sistema de secreción Tipo III, una estructura parecida a una aguja que utilizan los microbios patógenos para inyectar toxinas en células eucariotas vivas. La base de la aguja tiene diez elementos en común con el flagelo, pero carece de cuarenta de las proteínas que hacen que el flagelo funcione. Por consiguiente, Kenneth Miller concluye que “las partes de este supuesto sistema irreduciblemente complejo realmente tienen funciones propias”. Los críticos de la idea de exaptación de Miller, en lo que se refiere al motor flagelar, señalan que el análisis de las secuencias de gen de los dos sistemas sugieren que el motor flagelar surgió primero y la bomba vino más tarde. En otras palabras, si acaso, la bomba evolucionó del motor, no el motor de la bomba.

Para que la exaptación produzca un flagelo bacteriano todas las partes que lo integran necesitarían estar presentes simultáneamente y aproximadamente en el mismo lugar, y todas deben haber tenido otras funciones útiles seleccionables naturalmente. Sin embargo, se carece de evidencia de que ese haya sido el caso.

Adicionalmente, la exaptación necesita la compatibilidad de los componentes en relación del uno con el otro. Un tornillo que es demasiado grande o demasiado pequeño, o que tiene cánulas demasiado finas o demasiado toscas para coincidir con las de la tuerca, no puede ser combinado con la tuerca para hacer una abrazadera. De nuevo, hay una falta substancial de evidencia de que esta compatibilidad de interfaz haya existido alguna vez.

Aún si todas las partes están disponibles al mismo tiempo y en la ubicación correcta, y son funcionalmente compatibles, todavía se requiere de un mecanismo de ensamblaje, y ese mecanismo debe estar completo en cada detalle; de otra manera, dará lugar a un ensamblaje incompleto o impropio. Por esto, el mecanismo de ensamblaje representa otro obstáculo irreduciblemente complejo. El ensamblaje debe estar sincronizado y coordinado perfectamente, y las instrucciones de ensamblaje deben estar completas en cada detalle; de otro modo, es inconcebible que resulte cualquier función. Hasta la fecha, no se ha documentado ningún mecanismo materialista o evolucionista capaz de producir las complejas y altamente especificadas instrucciones de ensamblaje que serían necesarias para lograr tal proeza.

Aunque el concepto de exaptación es ciertamente una idea interesante, se requiere de más investigación para establecer su validez como una explicación plausible de la presencia de aparentes sistemas irreduciblemente complejos que impregnan la bioquímica de la vida. El argumento de la exaptación presupone tácitamente la necesidad de la cuestión misma que procura explicar: un sistema de proteínas funcionalmente interdependiente. Hasta que un análisis detallado sea emprendido, y un modelo plausible construido, la hipótesis permanece como una conjetura, y está basada, no en datos empíricos, sino en un compromiso a priori con un paradigma darwinista y materialista.

Ojo humano
El ojo humano es enormemente complicado: es un perfecto sistema interrelacionado de cerca de 40 sub-sistemas individuales, incluyendo la retina, la pupila, el iris, la córnea, los lentes, y el nervio óptico. Por ejemplo: la retina tiene aproximadamente 137 millones de células especiales que reaccionan a la luz y envían mensajes al cerebro. Cerca de 130 millones de estas células parecen varillas y se ocupan de la visión en blanco y negro. Los otros siete millones tienen forma de cono y nos permiten ver los colores. Las células de la retina reciben impresiones de la luz, las cuales son traducidas en impulsos eléctricos y enviadas al cerebro a través del nervio óptico. Una sección especial del cerebro llamada corteza visual interpreta los impulsos en color, contraste, profundidad, etc., lo cual nos permite ver "fotos" de nuestro mundo. Increíblemente, el ojo, el nervio óptico y la corteza visual son distintos sub-sistemas totalmente separados. Aún así, juntos capturan, reparten e interpretan hasta 1.5 millones de mensajes de pulsaciones por milisegundo. Requeriría docenas de supercomputadoras programadas perfectamente y operando juntas impecablemente para siquiera acercarse a la ejecución de esta tarea (Lawrence O. Richards, It Couldn't Just Happen, Thomas Nelson, Inc., 1989, 139-140).

Obviamente, si todos los sub-sistemas separados no estuvieran presentes y funcionando a la perfección en el mismo instante, el ojo no funcionaría y no tendría propósito. Lógicamente, sería imposible para procesos al azar, operando a través de mecanismos graduales de selección natural y mutación genética, crear 40 sub-sistemas separados si éstos no ofrecen ninguna ventaja al todo sino hasta la última etapa de desarrollo e interrelación.

¿Cómo aparecieron súbitamente estos lentes, retina, nervio óptico, y todas las otras partes en los vertebrados que juegan un papel en la visión? ¿Por que la selección natural no puede escoger separadamente entre el nervio óptico y la retina? La aparición de los lentes no tiene significado en la ausencia de una retina.

El desarrollo simultáneo de todas las estructuras para la visión es inevitable. Ya que las partes que se desarrollan separadamente no pueden ser usadas, ninguna de las dos tendrán significado, y también, tal vez desaparecen con el tiempo. De igual forma, su desarrollo conjunto requiere la concurrencia de pequeñas probabilidades inimaginables (Dr. Ali Demirsoy, Inheritance and Evolution, Meteksan Publications, Ankara, 475).

Esto representa el corazón de la "complejidad irreducible": órganos complejos hechos de sub-sistemas separados pero necesarios no pueden ser resultado del azar. Tales desarrollos podrían solo resultar de "probabilidades inimaginablemente pequeñas"; en otras palabras, esto es "imposibilidad estadística".

En este sentido, el mismo Darwin específicamente discutió la increíble complejidad del ojo en el libro Origen de las Especies y dijo: “Suponer que el ojo, con todas sus artimañas inimitables para ajustar el enfoque para diferentes distancias, para permitir diferentes cantidades de luz, y para la corrección de la aberración esférica y cromática, podría haberse formado por selección natural, parece, confieso abiertamente, absurdo en el más alto grado posible” (Darwin, Origin of Species, 155). Entonces, ¿cómo lidió Darwin con las asombrosas realidades del ojo en los años 1850? Tan "absurdamente" improbable como era, él siguió adelante con su teoría y señaló las estructuras más simples del ojo encontradas en criaturas más simples. Razonó que ojos más complejos evolucionaron gradualmente a partir de los más simples. Sin embargo, esta hipótesis ya no pasa la inspección de revista. Sin mencionar problemas de información micro-biológica y genética, la paleontología muestra ahora que esas "criaturas simples" surgieron en el mundo junto con estructuras complejas ya intactas. Hasta el simple Trilobites, que es un artrópodo marino ya extinto, tiene un ojo completo con su sistema de lentes dobles que es considerado un milagro óptico para los estándares de hoy en día.

martes, 18 de octubre de 2016

¿Cuál es la Verdad? Parte XVI

Resultado de imagen para flagelo bacteriano

e. Complejidad irreducible
Dios provee la mejor explicación sobre organismos biológicos, sistemas, y sub-sistemas completamente funcionales que no pudieron originarse a través de un proceso gradual de evolución sin dejar de existir totalmente en más bajos niveles de evolución.

* La teoría alternativa es que sistemas biológicos dieron un salto inmenso y repentino de lo simple a lo complejo sin ningún proceso guiado o instrucciones al futuro.

¿Por qué alguien debe creer que una sola célula, la forma más “sencilla” de vida (si podemos realmente llamarla sencilla), que ahora sabemos que contiene suficiente información codificada para llenar casi 30 volúmenes de la Enciclopedia Británica, podría haber creado ese conocimiento por sí misma? ¿De dónde vino toda esa información? La información no pudo aparecer de la nada o por azar. Claramente es absurdo pensar cómo aminoácidos, proteínas, etc., pudieron juntarse al azar y crear una inteligencia sofisticada de esa magnitud.

Complejidad específica
Concepto y diseño requieren de un diseñador inteligente. La presencia de un diseño inteligente prueba la existencia de un diseñador inteligente. Es simplemente causa y efecto;  podemos aplicar lo que ya sabemos y buscar señales de diseño inteligente en el universo.

Sabemos que el diseño necesita un diseñador. De hecho, de acuerdo con este axioma fundamental, la metodología de detección de un diseño es un requisito esencial en muchos campos del esfuerzo humano, incluyendo la arqueología, la antropología, la ciencia forense, la jurisprudencia criminal, las leyes de derechos de autor, las leyes de patentes, la ingeniería en todas sus vertientes, etc.

¿Y cómo reconocemos el diseño inteligente? En general, encontramos que la "complejidad específica" es un indicador confiable de la presencia de diseño inteligente. El azar intenta explicar la complejidad pero no puede definir la especificación; una secuencia aleatoria de letras es compleja pero no es específica porque no tiene significado. Por ejemplo: un soneto de Shakespeare es complejo y específico a la vez porque tiene significado. No podemos tener un soneto de Shakespeare sin Shakespeare (William A. Dembski, The Design Inference: Eliminating Chance through Small Probabilities, 1998).

Así que, ¿dónde está la prueba de la existencia de Dios? De acuerdo a nuestro familiar axioma y a la luz de los tremendos avances que hemos hecho en biología molecular, bioquímica, genética y teoría informática, la prueba de la existencia de Dios está alrededor nuestro y en cada elemento de la naturaleza.

Existen órganos complejos y máquinas microscópicas, las cuales no podrían haber sido formadas por numerosas y pequeñas modificaciones sucesivas, al azar… por suerte (como lo afirma la teoría de la evolución).

Michael Behe, un bioquímico que actualmente enseña en la Universidad de Lehigh, acuñó un término para describir el fenómeno de diseño inherente en máquinas moleculares tales como el motor flagelar bacteriano (el cual se describió antes pero que es un ejemplo que vale la pena ampliar más). Michael Behe lo llama "Complejidad Irreducible" y lo define así: "un solo sistema compuesto de varias partes interrelacionadas, bien ajustadas que contribuyen a la función básica, en donde la remoción de cualquiera de las partes hace que el sistema, de hecho, cese de funcionar” (Michael J. Behe, Darwin's Black Box: The Biochemical Challenge to Evolution, Simon & Schuster, 1996, 39).

Como un motor mecánico, cada parte del motor flagelar es absolutamente necesaria para que el todo funcione. Por lo tanto, no se puede deducir lógicamente ninguna explicación evolucionista, naturalista o gradual para la existencia de un flagelo bacteriano. Además, nadie esperaría que un motor fuera de borda, ya sea mecánico o biológico, fuera el producto del ensamblaje al azar de sus partes. ¡Los motores fuera de borda son diseñados y construidos por el hombre!

A través del microscopio, observamos el flagelo bacteriano E. coli. El flagelo bacteriano es lo que propulsa a la bacteria E. coli a través de su mundo microscópico. Consiste en cerca de 40 proteínas individuales incluyendo estator, rotor, palier, juntura universal y hélice. !Es un motor fuera de borda microscópico! Las partes individuales se enfocan al ser aumentadas 50.000 veces (usando micrográficos electrónicos). Y aunque estos motores fuera de borda microscópica giran a una increíble velocidad de 100.000 rpm (revoluciones por minuto), pueden detenerse sobre una superficie microscópica. ¡Les toma solo un cuarto de revolución para detenerse, cambiar de dirección y comenzar a girar a 100.000 rpm en la dirección opuesta! El motor flagelar tiene dos velocidades (hacia adelante y retroceso), se enfría con agua, y viene conectado a vías de transducción de señales (mecanismo sensorial), de manera que recibe retroalimentación de su medio ambiente ("Unlocking the Mystery of Life," video documental de Illustra Media, 2002).

Cuando aplicamos los principios generales de detección de complejidad específica a sistemas biológicos (criaturas vivas), encontramos razonable el inferir la presencia de un diseño inteligente. Tome, por ejemplo, el estator, el rotor, el palier, la juntura universal y la hélice del flagelo bacteriano. No fue por conveniencia el que les hayamos dado esos nombres a esas partes sino que verdaderamente esa su función. Si usted las partes de cualquier vehículo, máquina, juguete o modelo, usted los reconocería como el producto de una fuente inteligente (porque es hecho por el hombre). Nadie esperaría que un motor fuera de borda (mucho menos uno tan asombroso como el motor flagelar) fuera el producto del ensamblaje al azar de las partes. Los motores son el producto de un diseño inteligente.

Además, el flagelo bacteriano E. coli no puede simplemente haber evolucionado gradualmente con el tiempo porque es un sistema de "complejidad irreducible", está compuesto de múltiples partes, todas las cuales son necesarias para el funcionamiento del sistema y si usted elimina una parte, el sistema entero dejará de funcionar porque cada parte es integral (Michael Behe, Darwin's Black Box, 1996).

El flagelo bacteriano (sin mencionar las máquinas moleculares de complejidad irreducible responsables del ensamblaje del flagelo) es solo un ejemplo de la complejidad específica que domina al mundo biológico microscópico ya que cada organismo vivo posee una complejidad abrumadora. El biólogo molecular Michael Denton, escribió: “Aunque las más minúsculas células bacterianas son increíblemente pequeñas, pesando menos de 10-12 gramos, cada una es de hecho, una auténtica fábrica micro-miniaturizada, conteniendo miles de piezas exquisitamente diseñadas de intrincada maquinaria molecular, constituida en su totalidad por cien mil millones de átomos, mucho más complicada que ningún mecanismo construido por el hombre y absolutamente sin paralelo en el mundo inanimado” (Michael Denton, Evolution: A Theory in Crisis, 1986. p. 250).

Por supuesto, éste es solo un ejemplo entre muchos miles y millones de intrincadas máquinas moleculares bien diseñadas en la naturaleza. Adicionalmente, tome estos mismos principios de diseño y "complejidad irreducible" y aplíquelos a maravillas tales como el ojo humano, el oído, los pulmones, el hígado, etc. Seriamente, ¿cómo podemos explicar el desarrollo gradual y al azar de estos complejos sistemas e ignorar su diseño inteligente y maravilloso?

¿Qué hay del corazón humano? Es una milagrosa bomba hidráulica eficiente y durable que ningún ingeniero podría producir jamás (ni en el futuro).

¿Qué hay del cerebro humano? Es un verdadero sistema de computación, mil veces más veloz que una supercomputadora y con más conexiones que todas las computadoras, sistemas telefónicos y aparatos electrónicos de todo el planeta (Eastman and Missler, The Creator Beyond Time and Space, 80).

El cerebro humano calcula en "petaflops" (un cuatrillón de operaciones de coma flotante por segundo), y contiene más conexiones eléctricas que todas las conexiones eléctricas de todos los aparatos eléctricos hechos hasta ahora en el planeta tierra; pesa aproximadamente 1,60 Kg. y opera a 37 grados centígrados.

Considere el ojo humano. Es enormemente más complejo que las cámaras digitales de hoy. La retina del ojo contiene aproximadamente 137.000 células sensibles a la luz, y sus músculos de enfoque se "flexionan" un estimado de 100.000 veces diariamente.

¿Y qué hay del mosquito? ¿Sabía usted que los mosquitos baten sus alas 500 veces por segundo? ¿Qué hay de los calamares? ¿Sabía usted que ellos tienen un sistema de propulsión a chorro innato que es la envidia de las empresas militares del mundo? ¿Alguna vez ha estudiado una concha de caracol? ¿Cómo explica la metamorfosis de una oruga en una mariposa? ¿Sabía usted que los murciélagos procesan ecos superpuestos, llegando a solo 2 millonésimas de segundo el uno del otro, y pueden distinguir entre objetos que están separados por solo 0.3 mm? ¡Eso es tres veces más exacto que un sonar construido por humanos! La pregunta no es: "¿existe Dios?" La pregunta es: "¿quién es y qué espera de nosotros?"

¿Dónde está la prueba de la existencia de Dios? Si quisiéramos abrir los ojos, veríamos las huellas de Dios en todo nuestro alrededor y en todos nosotros. Nuestra propia existencia prueba la existencia de un Dios Creador. Definitivamente, creer o no creer es una cuestión de elegir a quién le creemos… si a las evidencias existentes o a teorías absurdas, si a la revelación natural de Dios en su creación y a su revelación especial en la Biblia o a las ideologías humanistas y materialistas que han fracasado en su intento de explicar la vida humana y el universo; lamentablemente, muchos prefieren ignorar la realidad y creer en absurdos y probabilidades estadísticas cientíticamente imposibles (como la teoría de la evolución).

Organismos microscópicos
Si los primeros organismos microscópicos llamados “simples” que estuvieron presentes en la sopa de roca pre-biótica son la fundación del pensamiento evolucionista de hoy, entonces ¿qué es un organismo microscópico "simple"? ¿Existe tal cosa? ¿No tendría cualquier organismo -- incluyendo el primero -- que sintetizar el combustible, generar energía, reproducir su especie, etc.? Por lo tanto, ¿qué se considera "simple"?

Me imagino que un huevo humano fertilizado en el momento de la concepción luce como una simple gota unicelular, no mayor que la cabeza de un alfiler. Sin embargo, sabemos ahora que esta gota amorfa contiene información equivalente a 6 billones de "letras químicas" -- un código suficientemente complejo para llenar 1.000 libros, de 500 páginas llenas de letras tan pequeñas que se requeriría de un microscopio para leerlas (A. E. Wilder-Smith, The Natural Sciences Know Nothing of Evolution, T.W.F.T. Publishers, 1981, 82).

A través de la maravilla del ADN cada uno de los rasgos humanos queda establecido en el momento de la concepción. En el transcurso de horas, esa célula unicelular supuestamente “simple” comienza a reproducirse y crea un sistema de propulsión ciliar para mover el huevo fertilizado (ahora llamado "cigoto") hacia el útero. En seis días, la célula original (ahora llamada "embrión") ha reproducido su biblioteca de información más de 100 veces. Finalmente, la gota original de gelatina se dividirá en los 30 trillones de células que conforman el cuerpo humano. En este punto, si todas las "letras" químicas de ADN fueran impresas en libros, se estima que esos libros llenarían el Gran Cañón ¡cincuenta veces! (Mark Eastman and Chuck Missler, The Creator Beyond Time and Space, T.W.F.T. Publishers, 1996, 84).

Cada persona comienza como una célula simple: una estructura celular formada por la unión del huevo (óvulo) de la madre y el esperma del padre. Esa sola célula contiene el código de información para crear trillones de otras clases de células (desde células de grasa hasta células de huesos… desde células del cerebro hasta células del pulmón). Existen células de músculos, células de piel, células de venas, células capilares, y células sanguíneas. Finalmente, a partir de esa célula original, el cuerpo humano tendrá cerca de 30 trillones de células dirigiendo una orquesta biológica de diferentes funciones. Bien, no veo nada "simple" aquí... pero ese es un huevo humano, no una simple entidad biológica auto-existente.

Ahora regresemos a examinar un organismo “simple” que existe en la naturaleza... ¿qué tal una bacteria "simple"? No, solo miremos una parte de una bacteria "simple": su mecanismo de motilidad o movimiento…

El llamado "flagelo bacteriano" es lo que impulsa a una bacteria a través de su mundo microscópico (Varios científicos, Unlocking the Mystery of Life: The Scientific Case for Intelligent Design," DVD documental de Illustra Media, 2002).

¡Esto me dejó maravillado! ¿Cómo se compara con un motor fuera de borda que conozco? ¿Fue el motor mecánico diseñado y luego manufacturado de acuerdo a especificaciones de ingeniería? ¡Por supuesto! Ahora, haga ese mismo motor fuera de borda mil veces más eficiente y miniaturícelo a una escala que contenga muchos ceros. ¡La complejidad es asombrosa! Aún con la tecnología del siglo XXI, nunca seremos capaces de crear una micro-máquina como ésta.