sábado, 15 de octubre de 2016

¿Cuál es la Verdad? Parte XV

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Software de la Vida
Los planos para ensamblar las partes de las proteínas para células y órganos en un tiempo y orden correctos están codificados en nuestro ADN. El ADN es un código digital, semejante al código binario de computadora, aunque es cuaternario (tiene 4 letras en vez de 2). La densidad de la información codificada en el ADN abruma la imaginación. En media cucharadita de ADN existe suficiente espacio de almacenaje de información para almacenar todas las instrucciones de ensamblado de todas las criaturas que hayan existido, ¡y sobra espacio para incluir todos los libros que hayan sido escritos!

El contenido de información de una bacteria ha sido estimado alrededor de 10.000.000.000.000 bits de información, comparable a cien millones de páginas de la Enciclopedia Británica (Sagan, Carl, "Life" en Enciclopedia Británica: Macropaedia/ed. 1974, págs. 893-894.).

Si toda la información de ADN en el cuerpo humano estuviera impresa en libros, ¡sería suficiente para llenar el Gran Cañón cincuenta veces! Más aún, la información solo sería un montón de elementos en desorden, y no serviría para construir proteínas a menos que hubiera una convención de lenguaje establecida al que se ajustara. Esto hace que surja la pregunta: ¿quién estableció la convención de lenguaje en el ADN?

Tan inconcebible como esto pueda parecer hasta ahora, todavía se pone mejor. ¡Las instrucciones para crear la Doble Hélice del ADN están codificadas en las proteínas! Esto hace que surja la pregunta: ¿qué fue primero?; ¿el ADN o las proteínas?... pero en este caso, ambos fenómenos tuvieron que surgir simultáneamente y siguiendo la misma convención de lenguaje, o los dos serían completamente incompatibles e inútiles.

Hemos visto clara evidencia que no puede esperarse que ni las proteínas ni el ADN surjan espontáneamente, pero si la vida surgió por azar, tendríamos que contar con:
1) aminoácidos que se ensamblen espontáneamente, en el orden correcto, con la quiralidad correcta (moléculas todas "zurdas"), para crear.
2) proteínas que surjan espontáneamente en el orden correcto, siguiendo un lenguaje de convención muy complejo y específico para dirigir el ensamblaje del ADN.
3) ácidos nucleicos que se ensamblen espontáneamente para crear ADN simultáneamente con el surgimiento de proteínas, con la quiralidad correcta ("diestra"), en el orden correcto, y siguiendo la misma convención de lenguaje muy compleja y específica para orquestar el ensamblaje de proteínas.

Al examinar el Software de la Vida, Jacques Monod, bioquímico ganador del Premio Nobel, dijo: "El principal problema es el origen del código genético y de su mecanismo de traducción. Verdaderamente, en vez de un problema más bien debería ser llamado un enigma. El código no tiene sentido a menos que sea traducido. La moderna maquinaria de traducción de la célula consta de por lo menos cincuenta componentes macromoleculares que están a su vez codificados en el ADN: el código no puede ser traducido de otro modo sino por productos de traducción. Es la expresión moderna de omne vivum ex ovo [todo lo que vive, (proviene) de un huevo]. ¿Cuándo y cómo se cerró este círculo? Es sumamente difícil de imaginar" (Monod, Jacques, “Chance and Necessity: An Essay on the Natural Philosophy of Modern Biology", 1971, Transl. Wainhouse A., Penguin Books: London, 1997, reprint, págs.142-143. Énfasis en el original).

Monod no es el único científico ganador del Premio Nobel en poner en duda una explicación naturalista de la vida. Ahora considere las palabras de Ilya Prigogine, un Químico-Físico y ganador de dos Premios Nobel en química: "La probabilidad estadística de que estructuras orgánicas y las reacciones más precisamente armonizadas que tipifican a los organismos vivos pudieran ser generadas por accidente, es cero" (I. Prigogine, N. Gregair, A. Babbyabtz, Physics Today 25, págs. 23-28).

Tenga en mente que las condiciones mencionadas arriba son necesarias, pero no son suficientes para la creación de la vida. Existen muchos más desafíos para la teoría de generación espontánea de la vida y ya se han planteado algunos de ellos. Por consiguiente, requiere más fe el creer que esto podría suceder por casualidad, que creer en un Creador trascendente que lo ha orquestado todo.
La ciencia moderna continúa ahondando en el Software de la Vida, revelando nuevas e increíbles características del mundo celular con regularidad. La "nanotecnología" que observamos funcionando en este nivel increíblemente diminuto es opacada solo por la increíble complejidad del lenguaje y codificado que lo orquesta, y que está construido en él.

Posiblemente el ateo más prominente del siglo XX, Antony Flew (Profesor de Filosofía, autor, y polemista) anunció en el 2004 que había llegado a convencerse de que no hay manera que estas cosas podrían haber evolucionado por casualidad, debido a su impresionante contenido de información. Tal como lo dijo: "Ahora me parece que los descubrimientos de más de cincuenta años de investigación del ADN han proporcionado materiales para un nuevo argumento enormemente poderoso a favor del diseño" (Flew, Anthony, ejemplar del invierno del 2005 de Philosophia Christi-una publicación de la Universidad Biola, en California).
 
Retículo endoplasmático
El retículo endoplasmático es un sistema complejo de canales de membrana y sáculos. En el retículo rugoso endoplasmático, los ribosomas son asociados con la superficie exterior de la membrana del RE. Las proteínas hechas por estos ribosomas son depositadas en la cavidad central (lumen) del RE para procesamiento bioquímico adicional. Las proteínas transportadas al lumen avanzarán eventualmente hasta los lisosomas y peroxisomas, serán incorporadas a la membrana plasmática, o serán segregadas fuera de la célula.

No es raro que las proteínas en el lumen del RE se plieguen incorrectamente o se ensamblen de manera inapropiada. Las actividades de control de calidad aseguran que las proteínas sean producidas apropiadamente y procesadas por el RE rugoso. Los bioquímicos han descubierto que las proteínas en el lumen del RE experimentan revisiones de calidad tanto primarias como secundarias. Las operaciones primarias de control de calidad supervisan aspectos generales del plegado de las proteínas. Las operaciones secundarias de control de calidad supervisan el procesamiento postraduccional único de las proteínas específicas.

Extraordinariamente, el mecanismo de control de calidad del RE tiene la capacidad de distinguir entre proteínas mal plegadas y proteínas parcialmente plegadas que parecen estar mal plegadas, pero que están, de hecho, en el proceso de adoptar sus estructuras debidas. Si las operaciones de control de calidad no pudieran hacer esta distinción eficientemente, sería catastrófico para la viabilidad de la célula (y por lo tanto, para la existencia de todo organismo vivo).

Los sistemas del control de calidad del RE utilizan información contenida dentro de oligosacáridos como sensores para vigilar el estatus de plegamiento de las proteínas. El proceso comienza cuando la maquinaria del RE anexa un oligosacárido (Glc3Man9GlcNAc2) a proteínas recién hechas, después de haber sido fabricadas por ribosomas y trasladadas al lumen del RE. Dentro del RE, dos unidades Glc son cortadas de los oligosacáridos para formar Glc1Man9GlcNAc2. Esta anexión modificada le dice a la maquinaria del RE que es hora de que las chaperonas ayuden a las proteínas con el plegamiento.

Una vez que el plegamiento ha sido completado, el residuo restante de Glc es segmentado para generar el oligosacárido Man9GlcNAc2. Este anexo le dice al sistema de control de calidad del RE que inspeccione la proteína recién plegada en busca de defectos. Si está plegada inapropiadamente, la maquinaria del RE reconecta Glc al oligosacárido y devuelve la proteína a las chaperonas para ser replegada.

Después de esto, la maquinaria del RE remueve un grupo de Man para generar Man8GlcNAc2. Este indicador provoca posteriormente que la maquinaria del RE envíe la proteína al aparato de Golgi. Si cualquier proteína con el anexo Man8GlcNAc2 es detectada como mal plegada, es seleccionada para degradación. Por esto, si la estructura del oligosacárido unido no corresponde con el estado esperado de la proteína, se provocará un reciclaje o una secuencia de destrucción. Las proteínas seleccionadas para destrucción son trasladadas al citoplasma de la célula y recubiertas con la proteína ubiquitina, donde es destruida por el proteasoma.

Solo un diseñador que ejercita pensamiento y previsión podría ser tan deliberado como para orquestar procedimientos efectivos de control de calidad. Los sistemas de seguridad de calidad de la célula llevan obligatoriamente a la conclusión de que la química de la vida proviene del trabajo de un diseñador inteligente.

Evolución del Sexo
El origen y posterior mantenimiento del sexo y recombinación no es un fenómeno fácilmente explicado por la evolución darwiniana. Los mecanismos evolutivos, tales como la selección natural, no son capaces de revelar por qué los organismos abandonaron la reproducción asexual a favor de la reproducción sexual. En su libro, "La Obra Maestra de la Naturaleza: La Evolución de la Genética y la Sexualidad", Graham Bell describió el dilema de la siguiente manera: "El sexo es el rey de los problemas en la biología evolutiva. Tal vez, ningún otro fenómeno natural ha despertado tanto interés; ciertamente ninguno ha sembrado tanta confusión. Las observaciones de Darwin y Mendel, que han iluminado tantos misterios, hasta ahora han fracasado en arrojar algo más que una débil y vacilante luz sobre el misterio central de la sexualidad, enfatizando su oscuridad por su mismo aislamiento".

La mayoría de los organismos unicelulares se reproducen asexualmente. La reproducción asexual es la formación de nuevos individuos a partir de las células de un solo padre, sin formación de gameto o fecundación por otro miembro de la especie. Si la vida en la tierra se deriva enteramente de estas criaturas unicelulares, entonces ¿por qué fue este método de reproducción asexual dejado de lado a favor de la reproducción sexual?

¿Por qué existe el sexo? En su libro “Evolución: El Triunfo de una Idea", Carl Zimmer afirma: "El sexo es no solo innecesario, pero debió ser una receta para el desastre evolutivo. Por una parte, es una manera ineficiente de reproducirse… Y el sexo acarrea otros costos también… Sin discusión, cualquier grupo de animales que evoluciona la reproducción sexual debe ser vencido inmediatamente por los asexuales. Y aún así, el sexo predomina... ¿Por qué es el sexo un éxito, a pesar de todas sus desventajas?"

Desde la perspectiva de la biología evolutiva, el sexo es sin duda 'una manera ineficiente de reproducirse'. Considere todo lo que acarrea el proceso sexual, incluyendo la complejidad involucrada en reproducir la información contenida en el ADN. Desde un punto de vista evolutivo, el sexo sería considerado un absurdo. Pero, desde un punto de vista de diseño, ¡es nada menos que asombroso!

Aparte de las dificultades asociadas con la mera rareza de las mutaciones beneficiosas y sus primas mucho más frecuentes, las perjudiciales mutaciones deletéreas, existe el problema adicional relacionado con los dos tipos diferentes de división de la célula (mitosis y meiosis). Durante la mitosis, todos los cromosomas son copiados y pasados de la célula madre a las células hijas. Opuestamente, la meiosis ocurre solo en las células sexuales. Durante el último tipo de réplica, solo la mitad del material cromosómico es copiado y pasado a la generación subsiguiente. La meiosis tiene como resultado la producción de combinaciones completamente nuevas de los genes paternos, todos genotipos extraordinariamente diferentes. Estos, a su vez, producen fenotipos únicos, proporcionando un nuevo material ilimitado para el proceso de la selección natural.

Son esos hechos mismos (que la meiosis supuestamente ha evolucionado la habilidad de dividir en dos el conteo de cromosomas -- pero solo para los gametos -- y que realmente puede proporcionar nuevo material ilimitado) los que hacen tan sorprendente el proceso meiótico. El mecanismo de la meiosis es crítico para la reproducción sexual. Aún así, se supone que el sexo meiótico evolucionó hace 520 millones de años. ¿Cómo pudieron las bacterias, que se supone son las responsables de la evolución de sexo, haberse estabilizado hace mil millones de años, y luego, 500 millones de años después de la estabilización, mutar lo suficiente para "evolucionar" el meticuloso proceso de la meiosis?

Hasta ahora, los biólogos evolutivos no han sido capaces de proponer una sola explicación adecuada en cuanto a cómo las células somáticas se reproducen por mitosis (de ese modo, manteniendo el número estándar de cromosomas en cada célula de la especie), mientras que los gametos son producidos por meiosis -- en donde ese número de cromosomas es dividido en dos, para que en la unión de los gametos macho y hembra, durante la reproducción, el número estándar sea reintegrado.

El origen del sexo sigue siendo un misterio para aquellos dedicados a una visión puramente materialista de la realidad -- sin mencionar el origen del increíblemente complejo proceso meiótico que hace posible el sexo, o el intrincado desarrollo del embrión (que en sí mismo es una maravilla de la ingeniería). En la concepción, los cromosomas heredados del esperma son apareados con los cromosomas heredados del huevo para darle al nuevo organismo un completo complemento cromosómico. Los naturalistas nos quieren hacer creer que acontecimientos no dirigidos produjeron este proceso maravillosamente interdependiente de (1) dividir la información genética a la mitad; (2) recombinarla mediante la reproducción sexual. No solo se requiere de un mecanismo tan sofisticado para la producción de una célula de un esperma o huevo a través de la meiosis, sino que otro proceso, igualmente intrincado, también une la información genética durante la fecundación para producir el zigoto (que más tarde se convertirá en el embrión). Creer que procesos puramente materialistas, gobernados por las leyes del azar, podrían haber producido tal mecanismo empuja la credulidad más allá de los límites razonables y se convierte en una fe completamente absurda y ciega en la teoría de la evolución.

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