IV. La estructura del ADN
El ADN consiste en dos moléculas
parecidas a cadenas (polinucleótidos) que se tuercen una alrededor de la otra
para formar la clásica doble hélice. La maquinaria de la célula forma cadenas
de polinucleótidos al unir cuatro nucleótidos. Los nucleótidos, que son
utilizados para construir las cadenas del ADN, son adenina (A), guanina (G),
citosina (C), y timina (T). El ADN alberga la información requerida para crear
todos los polipéptidos utilizados por la célula. La secuencia de nucleótidos en
las cadenas de ADN (llamadas "gen") especifica la secuencia de
aminoácidos en las cadenas de polipéptidos.
Claramente, no puede existir una
relación de uno a uno entre los cuatro nucleótidos del ADN y los veinte
aminoácidos utilizados para armar los polipéptidos. Por lo tanto, la célula
utiliza agrupaciones de tres nucleótidos (llamados "codones") para
especificar veinte aminoácidos diferentes. Cada codón especifica un aminoácido.
Debido a que algunos codones son
redundantes, la secuencia de aminoácidos para una cadena dada de polipéptidos
puede ser especificada por varias secuencias diferentes de nucleótidos. De
hecho, la investigación ha confirmado que la célula no hace uso al azar de
codones para especificar un aminoácido en particular en una cadena de
polipéptidos. Más bien, hay una delicada base lógica detrás del uso de codones
en los genes.
Secuencias de nucleótidos sumamente
repetitivas carecen de estabilidad y mutan fácilmente. Sin embargo, estudios
realizados que involucran los genomas de diferentes organismos, sugieren que la
utilización de codones en los genes está en realidad diseñada para evitar el
tipo de repetición que conduce a secuencias inestables. Investigación adicional
indica que la utilización de codones en genes también es establecida para maximizar
la precisión de la síntesis de proteínas en el ribosoma.
Adicionalmente, los componentes que
comprenden los nucleótidos también parecen haber sido escogidos cuidadosamente,
en vista del mejoramiento en el desempeño. Los nucleótidos que forman las cadenas
del ADN son moléculas complejas que consisten de un medio de fosfato y de una
nucleobase (adenina, guanina, citosina o timina) unida a un azúcar de cinco
carbonos (deoxiribosa). En el ARN, el azúcar ribosa de cinco carbonos reemplaza
a la deoxiribosa.
El grupo de fosfatos de un
nucleótido se ensambla a la unidad de la deoxiribosa de otro para formar el
esqueleto de la cadena del ADN. Las nucleobases forman los "peldaños de
escalera" cuando las dos cadenas se alinean y se tuercen para formar la
clásica estructura de doble-hélice.
Los científicos han sabido por mucho
tiempo que innumerables azúcares y otras numerosas nucleobases podrían,
concebiblemente, haberse convertido en parte del medio de almacenamiento de
información de la célula (ADN). Pero ¿por qué las subunidades de nucleótidos
del ADN y del ARN constan de esos componentes particulares? Los fosfatos pueden
formar enlaces con dos azúcares simultáneamente (llamados enlaces fosfodiéster)
para unir dos nucleótidos, mientras que retienen una carga negativa. Esto hace
a este grupo químico perfectamente adecuado para formar un esqueleto estable
para la molécula de ADN. Otros compuestos pueden formar enlaces entre dos
azúcares, pero no son capaces de retener una carga negativa. La carga negativa
en el grupo de fosfato le imparte estabilidad al esqueleto del ADN,
protegiéndolo así de segmentación por moléculas de agua reactivas.
Adicionalmente, la naturaleza intrínseca de los enlaces fosfodiéster está
también ajustada con precisión. Por ejemplo, el enlace fosfodiéster que une el
azúcar ribosa del ARN podría involucrar el 5' OH de una molécula de ribosa, ya
sea con el 2' OH o con el 3' OH de la molécula ribosa adyacente. El ARN hace
uso exclusivamente de los enlaces de 5' a 3'. Resulta que los enlaces 5' a 3'
imparten mucha más estabilidad a la molécula del ARN que los enlaces 5' a 2'.
¿Por qué la deoxiribosa y la ribosa
actúan como los componentes del esqueleto del ADN y del ARN respectivamente?
Ambos son azúcares de cinco carbonos que forman anillos de cinco miembros. Es
posible hacer análogos de ADN utilizando una gran variedad de diferentes
azúcares que contienen cuatro, cinco y seis carbonos que pueden formar anillos
de cinco y seis miembros, pero estas variantes de ADN poseen propiedades
indeseables en comparación con el ADN y el ARN. Por ejemplo, algunos análogos
de ADN no forman dobles hélices. Otros lo hacen, pero las cadenas de
nucleótidos interactúan muy apretadamente o muy débilmente, o muestran
selectividad inadecuada en sus asociaciones. Adicionalmente, los análogos de
ADN, hechos de azúcares que forman anillos de 6 miembros adoptan demasiadas
conformaciones estructurales. En este evento, se hace excepcionalmente difícil
para la maquinaria de la célula ejecutar apropiadamente la réplica y transcripción
del ADN. Otra investigación muestra que la deoxiribosa proporciona de manera
única el espacio necesario dentro de la región del esqueleto de la doble hélice
del ADN para acomodar las grandes nucleobases. Ningún otro azúcar cumple este
requisito.
Los componentes moleculares del ADN
parecen haber optimizado propiedades químicas para producir una estructura
helicoidal estable, capaz de almacenar la información requerida para la
operación de la célula. No se han producido explicaciones detalladas de cómo
tan optimizada estructura para el medio de almacenamiento de la información más
fundamental de la célula pudo haber surgido naturalmente (por evolución).
Suponer que tan extensa optimización pudo haber surgido por puro azar es un
acto de fe mucho mayor que creer en un Diseñador Supremo.
Las Probabilidades del ADN
Desde el descubrimiento de la
estructura del ADN en 1953, la Teoría Darwiniana de la Evolución ha enfrentado
crecientes desafíos anualmente a medida que se ha descubierto cada vez más
evidencia a favor de la complejidad de la célula. En 1996, el Dr. Michael Behe
(profesor de bioquímica de la Universidad de Lehigh) publicó un libro titulado
La Caja Negra de Darwin, el cual detallaba un argumento en contra de la
evolución darwiniana conocido como la "complejidad irreducible" de
las estructuras y de los sistemas biológicos. En los 11 años desde la
publicación del libro, ha sido atacado desde cada ángulo por científicos ateos,
pero su tesis central solo ha ganado fuerza, ya que el debate ha expuesto la
debilidad de los contra-argumentos darwinianos, y los prejuicios filosóficos
naturalistas (ateos) que se esconden detrás de ellos.
¿Alguna vez se ha preguntado si el
mismo Charles Darwin todavía creería en la Evolución Darwiniana (o
macro-evolución) si supiera toda la evidencia que se ha acumulado a favor y en
contra de ella hasta este momento? Bien, existe una interesante cita en la que
Darwin estableció su propio estándar mínimo para determinar si su teoría
resistiría las pruebas del tiempo: "Si se pudiera demostrar la existencia
de cualquier órgano complejo, el cual no pudo haber sido formado por numerosas
y pequeñas modificaciones sucesivas, mi teoría se desbarataría completamente”
(Darwin, Charles, Origen de las Especies, Capítulo 6, Sexta Edición, 1872).
Las Probabilidades de la Célula
En los tiempos de Darwin se asumía
que los Componentes de la Vida representados por la célula orgánica eran muy
simples. En la última mitad del siglo XX, sin embargo, ha salido a la luz que
dentro de cada célula viva existen máquinas moleculares infinitamente
complejas, hechas de variadas partes de proteína. Los órganos, los cuales están
hechos de estas células complejas, también han demostrado ser mucho más
complejos de lo que se creía anteriormente.
Los planos para ensamblar las partes
de proteína para células y órganos en el tiempo y orden correctos están
codificados en nuestro ADN, el cual es semejante a un código binario de
computadora, aunque es cuaternario (tiene 4 letras en lugar de 2). La densidad
de la información codificada en el ADN abruma la imaginación. En media
cucharadita de ADN existe suficiente espacio de almacenaje de información para
recopilar todas las instrucciones de ensamblado de todas las criaturas que
hayan existido, ¡y sobra espacio para incluir todos los libros que hayan sido
escritos!
Además de la increíble capacidad de
almacenaje de información en el ADN, existen máquinas y sistemas en biología
que exceden infinitamente la capacidad creativa de la humanidad, en términos de
su complejidad. Por ejemplo, el mecanismo de coagulación de la sangre requiere
una secuencia de 20 proteínas diferentes (¡cada una de las cuales tiene una
probabilidad promedio de 1 en 8,03 X 10 elevado a la 59 potencia de formarse
por azar!), desencadenando reacciones entre sí, como dominós que caen en orden,
hasta que se forma un andamio de malla de fibrina para el coágulo mismo. Si
usted elimina cualquier proteína (sin importar el lugar en la secuencia de 20),
este andamio no se forma, y no es posible ningún coágulo de sangre.
Sin la coagulación, cualquier
criatura con un aparato circulatorio se desangraría hasta morir por una herida
diminuta, parecido a lo que le ocurre a los hemofílicos. Ahora piense cómo esto
se compara con el criterio de Darwin para su propia teoría. La macro-evolución
requiere de una mutación para cada paso, y cada una necesita conferir una
ventaja para sobrevivir o para crear un vástago a ser retenido por selección
natural. Incluso si concedemos la creación de proteínas al azar (lo cual es
extremadamente improbable), en los pasos 1, 2, 3, 4, etc. siguiendo hasta y a
través del paso 19, ¡no hay ninguna ventaja conferida para la producción de un
coágulo de sangre hasta que el paso 20 es completado! Si usted reduce la
complejidad, eliminando tan solo un componente (sin importar el lugar en la
secuencia donde esté ese componente), el sistema no funciona, y no hay ninguna
razón para que sea retenido por la selección natural. Esto es la complejidad
irreducible o irreductible (lo cual se ampliará mucho más en este material de
estudio).
El Flagelo Bacteriano
Examinemos otro ejemplo de los
Componentes de la Vida. El Flagelo Bacteriano es un propulsor de proteína
similar a una cola, conectado a un extremo de una bacteria, que propulsa al
organismo a través de su medio ambiente mediante rápidas rotaciones (como un
motor fuera de borda en miniatura, manejando un látigo en movimiento circular).
Tiene componentes que son notablemente semejantes a un motor fuera de borda
creado por el hombre, tales como un rotor, una juntura universal, un estator,
un palier, una hélice, bujes, y anillos. Existen al menos 40 partes diferentes
de proteína necesarias para el ensamblaje de un flagelo.
Muchas de las proteínas flagelares
controlan el proceso de construcción, comenzando y deteniendo las fases de
construcción con disparadores químicos, justo en los momentos apropiados, y
estableciendo la construcción en la secuencia apropiada. Es una maravilla de
ingeniería. Si usted elimina el 1% de las partes, no tendrá un 99% de flagelo
bacteriano funcional; se vuelve totalmente inoperante, y usted no obtiene nada
sino un estorbo (probablemente fatal) para cualquier organismo conectado a él,
ya que disminuirá y afectará su movimiento y su funcionalidad.
Se ha calculado que las
probabilidades de que esta asombrosa estructura se forme por azar son de 1 en
10 a la 1170,6. De acuerdo con los teóricos de probabilidades, cualquier cosa
con una probabilidad inferior a 1 en 10 elevado a la 50 potencia es
matemáticamente imposible, así que no importa cuánto tiempo le otorgue
(cientos, miles o millones de años), simplemente no se formará solo por azar.
Ahora, ¿por qué insisten algunos
científicos que entidades como éstas podrían haber surgido por evolución? La
realidad es que existen intereses personales y con fines ateos detrás de esto
(después de todo, la educación es un negocio muy lucrativo y poner en duda los
paradigmas “supuestamente” científicos que se han enseñado por tantos años
afectaría la credibilidad de la gente y esto no le conviene a muchos mercaderes
de la educación).
Para ellos, la idea de Dios es
inaceptable, así que la ciencia no puede considerar ni siquiera la posibilidad
de que Dios creó este universo y todo lo que en él existe (incluido el flagelo
bacteriano que es un diminuto ejemplo de complejidad irreductible entre
millones y millones que hay en la naturaleza).
Eche una mirada a la siguiente cita
del prominente darwinista, Richard Lewontin, y considere si su punto de vista
es lógicamente sensato. Desafortunadamente, esta cita parece ser representativa
de cómo piensan muchos darwinistas, y de cómo quieren que todos los demás
piensen: "Nosotros tomamos el lado de la ciencia a pesar del patente
absurdo de algunos de sus constructos, a pesar de su fracaso en cumplir muchas
de sus extravagantes promesas de salud y vida, a pesar de la tolerancia de la
comunidad científica hacia historias fabuladas no comprobadas, porque tenemos
un compromiso previo, un compromiso con el materialismo. No se trata de que los
métodos e instituciones de la ciencia de alguna manera nos obliguen a aceptar
una explicación material del mundo paranormal, sino que, por el contrario,
estamos forzados, por nuestra adherencia a priori con las causas materiales, a
crear un aparato de investigación y un conjunto de conceptos que produzcan
explicaciones materiales, sin importar cuán contra intuitivas, ni cuán difícil
de entender sean para los no adeptos. Más aún, que el materialismo es un
absoluto, porque no podemos permitir que un Pie Divino se cuele por la
puerta" (Richard Lewontin, Billions and billions of demons, The New York
Review, pág. 31, 9 de enero de 1997).
Este es un buen lugar para meditar
sobre una cita de Christian de Duve, ganador del Premio Nobel de química
orgánica: "Si usted iguala la probabilidad del nacimiento de una célula de
bacteria al ensamblaje al azar de sus átomos, la eternidad no sería suficiente
para producir una” (Christian de Duve, premio Nobel y químico orgánico, “A
Guided Tour of the Living Cell”).
La pregunta que surge es: ¿por qué
se hace un esfuerzo tan coordinado para negar lo que está más allá de las
explicaciones materiales?
Quizás la siguiente cita de otro
prominente darwinista, Aldous Huxley, proporcione alguna respuesta: "Yo
tenía motivos para no desear que el mundo tuviera significado; por consiguiente
asumí que no tenía ninguno, y fui capaz, sin ninguna dificultad, de encontrar
razones satisfactorias para esta suposición... Para mí, como sin duda para la
mayor parte de mis contemporáneos, la filosofía de la falta de sentido era esencialmente
un instrumento de liberación. La liberación que deseábamos era una liberación
simultánea de un cierto sistema político y económico, y de un cierto sistema de
moralidad. Objetamos la moral porque interfería con nuestra libertad
sexual" (REPORT, Junio 1966. “Confession of Professed Atheist,” A.
Huxley).
Ahora mire el siguiente pasaje
bíblico, y piense cómo se relaciona con las citas de arriba: “Porque las cosas invisibles de él, su
eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del
mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen
excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le
dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio
corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios” (Rom.
1:20-22).
A partir de esta serie de decisiones
conscientes del hombre que no reconoce a Dios ni le honra como su Creador,
considere lo que sigue aconteciendo en su vida: “y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de
hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también
Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de
modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad
de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al
Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a
pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que
es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso
natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo
hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la
retribución debida a su extravío. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a
Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no
convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad,
avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y
malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos,
soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios,
desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo
entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de
muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con los que las
practican” (Rom. 1:23-32).
Estas son las consecuencias que se
obtienen al pretender que se puede vivir sin Dios y sin ley, sin moral y sin
control…
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