domingo, 9 de octubre de 2016

¿Cuál es la Verdad? Parte XIII


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IV. La estructura del ADN
El ADN consiste en dos moléculas parecidas a cadenas (polinucleótidos) que se tuercen una alrededor de la otra para formar la clásica doble hélice. La maquinaria de la célula forma cadenas de polinucleótidos al unir cuatro nucleótidos. Los nucleótidos, que son utilizados para construir las cadenas del ADN, son adenina (A), guanina (G), citosina (C), y timina (T). El ADN alberga la información requerida para crear todos los polipéptidos utilizados por la célula. La secuencia de nucleótidos en las cadenas de ADN (llamadas "gen") especifica la secuencia de aminoácidos en las cadenas de polipéptidos.

Claramente, no puede existir una relación de uno a uno entre los cuatro nucleótidos del ADN y los veinte aminoácidos utilizados para armar los polipéptidos. Por lo tanto, la célula utiliza agrupaciones de tres nucleótidos (llamados "codones") para especificar veinte aminoácidos diferentes. Cada codón especifica un aminoácido.

Debido a que algunos codones son redundantes, la secuencia de aminoácidos para una cadena dada de polipéptidos puede ser especificada por varias secuencias diferentes de nucleótidos. De hecho, la investigación ha confirmado que la célula no hace uso al azar de codones para especificar un aminoácido en particular en una cadena de polipéptidos. Más bien, hay una delicada base lógica detrás del uso de codones en los genes.

Secuencias de nucleótidos sumamente repetitivas carecen de estabilidad y mutan fácilmente. Sin embargo, estudios realizados que involucran los genomas de diferentes organismos, sugieren que la utilización de codones en los genes está en realidad diseñada para evitar el tipo de repetición que conduce a secuencias inestables. Investigación adicional indica que la utilización de codones en genes también es establecida para maximizar la precisión de la síntesis de proteínas en el ribosoma.

Adicionalmente, los componentes que comprenden los nucleótidos también parecen haber sido escogidos cuidadosamente, en vista del mejoramiento en el desempeño. Los nucleótidos que forman las cadenas del ADN son moléculas complejas que consisten de un medio de fosfato y de una nucleobase (adenina, guanina, citosina o timina) unida a un azúcar de cinco carbonos (deoxiribosa). En el ARN, el azúcar ribosa de cinco carbonos reemplaza a la deoxiribosa.

El grupo de fosfatos de un nucleótido se ensambla a la unidad de la deoxiribosa de otro para formar el esqueleto de la cadena del ADN. Las nucleobases forman los "peldaños de escalera" cuando las dos cadenas se alinean y se tuercen para formar la clásica estructura de doble-hélice.

Los científicos han sabido por mucho tiempo que innumerables azúcares y otras numerosas nucleobases podrían, concebiblemente, haberse convertido en parte del medio de almacenamiento de información de la célula (ADN). Pero ¿por qué las subunidades de nucleótidos del ADN y del ARN constan de esos componentes particulares? Los fosfatos pueden formar enlaces con dos azúcares simultáneamente (llamados enlaces fosfodiéster) para unir dos nucleótidos, mientras que retienen una carga negativa. Esto hace a este grupo químico perfectamente adecuado para formar un esqueleto estable para la molécula de ADN. Otros compuestos pueden formar enlaces entre dos azúcares, pero no son capaces de retener una carga negativa. La carga negativa en el grupo de fosfato le imparte estabilidad al esqueleto del ADN, protegiéndolo así de segmentación por moléculas de agua reactivas. Adicionalmente, la naturaleza intrínseca de los enlaces fosfodiéster está también ajustada con precisión. Por ejemplo, el enlace fosfodiéster que une el azúcar ribosa del ARN podría involucrar el 5' OH de una molécula de ribosa, ya sea con el 2' OH o con el 3' OH de la molécula ribosa adyacente. El ARN hace uso exclusivamente de los enlaces de 5' a 3'. Resulta que los enlaces 5' a 3' imparten mucha más estabilidad a la molécula del ARN que los enlaces 5' a 2'.

¿Por qué la deoxiribosa y la ribosa actúan como los componentes del esqueleto del ADN y del ARN respectivamente? Ambos son azúcares de cinco carbonos que forman anillos de cinco miembros. Es posible hacer análogos de ADN utilizando una gran variedad de diferentes azúcares que contienen cuatro, cinco y seis carbonos que pueden formar anillos de cinco y seis miembros, pero estas variantes de ADN poseen propiedades indeseables en comparación con el ADN y el ARN. Por ejemplo, algunos análogos de ADN no forman dobles hélices. Otros lo hacen, pero las cadenas de nucleótidos interactúan muy apretadamente o muy débilmente, o muestran selectividad inadecuada en sus asociaciones. Adicionalmente, los análogos de ADN, hechos de azúcares que forman anillos de 6 miembros adoptan demasiadas conformaciones estructurales. En este evento, se hace excepcionalmente difícil para la maquinaria de la célula ejecutar apropiadamente la réplica y transcripción del ADN. Otra investigación muestra que la deoxiribosa proporciona de manera única el espacio necesario dentro de la región del esqueleto de la doble hélice del ADN para acomodar las grandes nucleobases. Ningún otro azúcar cumple este requisito.

Los componentes moleculares del ADN parecen haber optimizado propiedades químicas para producir una estructura helicoidal estable, capaz de almacenar la información requerida para la operación de la célula. No se han producido explicaciones detalladas de cómo tan optimizada estructura para el medio de almacenamiento de la información más fundamental de la célula pudo haber surgido naturalmente (por evolución). Suponer que tan extensa optimización pudo haber surgido por puro azar es un acto de fe mucho mayor que creer en un Diseñador Supremo.

Las Probabilidades del ADN
Desde el descubrimiento de la estructura del ADN en 1953, la Teoría Darwiniana de la Evolución ha enfrentado crecientes desafíos anualmente a medida que se ha descubierto cada vez más evidencia a favor de la complejidad de la célula. En 1996, el Dr. Michael Behe (profesor de bioquímica de la Universidad de Lehigh) publicó un libro titulado La Caja Negra de Darwin, el cual detallaba un argumento en contra de la evolución darwiniana conocido como la "complejidad irreducible" de las estructuras y de los sistemas biológicos. En los 11 años desde la publicación del libro, ha sido atacado desde cada ángulo por científicos ateos, pero su tesis central solo ha ganado fuerza, ya que el debate ha expuesto la debilidad de los contra-argumentos darwinianos, y los prejuicios filosóficos naturalistas (ateos) que se esconden detrás de ellos.

¿Alguna vez se ha preguntado si el mismo Charles Darwin todavía creería en la Evolución Darwiniana (o macro-evolución) si supiera toda la evidencia que se ha acumulado a favor y en contra de ella hasta este momento? Bien, existe una interesante cita en la que Darwin estableció su propio estándar mínimo para determinar si su teoría resistiría las pruebas del tiempo: "Si se pudiera demostrar la existencia de cualquier órgano complejo, el cual no pudo haber sido formado por numerosas y pequeñas modificaciones sucesivas, mi teoría se desbarataría completamente” (Darwin, Charles, Origen de las Especies, Capítulo 6, Sexta Edición, 1872).

Las Probabilidades de la Célula
En los tiempos de Darwin se asumía que los Componentes de la Vida representados por la célula orgánica eran muy simples. En la última mitad del siglo XX, sin embargo, ha salido a la luz que dentro de cada célula viva existen máquinas moleculares infinitamente complejas, hechas de variadas partes de proteína. Los órganos, los cuales están hechos de estas células complejas, también han demostrado ser mucho más complejos de lo que se creía anteriormente.

Los planos para ensamblar las partes de proteína para células y órganos en el tiempo y orden correctos están codificados en nuestro ADN, el cual es semejante a un código binario de computadora, aunque es cuaternario (tiene 4 letras en lugar de 2). La densidad de la información codificada en el ADN abruma la imaginación. En media cucharadita de ADN existe suficiente espacio de almacenaje de información para recopilar todas las instrucciones de ensamblado de todas las criaturas que hayan existido, ¡y sobra espacio para incluir todos los libros que hayan sido escritos!

Además de la increíble capacidad de almacenaje de información en el ADN, existen máquinas y sistemas en biología que exceden infinitamente la capacidad creativa de la humanidad, en términos de su complejidad. Por ejemplo, el mecanismo de coagulación de la sangre requiere una secuencia de 20 proteínas diferentes (¡cada una de las cuales tiene una probabilidad promedio de 1 en 8,03 X 10 elevado a la 59 potencia de formarse por azar!), desencadenando reacciones entre sí, como dominós que caen en orden, hasta que se forma un andamio de malla de fibrina para el coágulo mismo. Si usted elimina cualquier proteína (sin importar el lugar en la secuencia de 20), este andamio no se forma, y no es posible ningún coágulo de sangre.

Sin la coagulación, cualquier criatura con un aparato circulatorio se desangraría hasta morir por una herida diminuta, parecido a lo que le ocurre a los hemofílicos. Ahora piense cómo esto se compara con el criterio de Darwin para su propia teoría. La macro-evolución requiere de una mutación para cada paso, y cada una necesita conferir una ventaja para sobrevivir o para crear un vástago a ser retenido por selección natural. Incluso si concedemos la creación de proteínas al azar (lo cual es extremadamente improbable), en los pasos 1, 2, 3, 4, etc. siguiendo hasta y a través del paso 19, ¡no hay ninguna ventaja conferida para la producción de un coágulo de sangre hasta que el paso 20 es completado! Si usted reduce la complejidad, eliminando tan solo un componente (sin importar el lugar en la secuencia donde esté ese componente), el sistema no funciona, y no hay ninguna razón para que sea retenido por la selección natural. Esto es la complejidad irreducible o irreductible (lo cual se ampliará mucho más en este material de estudio).

El Flagelo Bacteriano
Examinemos otro ejemplo de los Componentes de la Vida. El Flagelo Bacteriano es un propulsor de proteína similar a una cola, conectado a un extremo de una bacteria, que propulsa al organismo a través de su medio ambiente mediante rápidas rotaciones (como un motor fuera de borda en miniatura, manejando un látigo en movimiento circular). Tiene componentes que son notablemente semejantes a un motor fuera de borda creado por el hombre, tales como un rotor, una juntura universal, un estator, un palier, una hélice, bujes, y anillos. Existen al menos 40 partes diferentes de proteína necesarias para el ensamblaje de un flagelo.

Muchas de las proteínas flagelares controlan el proceso de construcción, comenzando y deteniendo las fases de construcción con disparadores químicos, justo en los momentos apropiados, y estableciendo la construcción en la secuencia apropiada. Es una maravilla de ingeniería. Si usted elimina el 1% de las partes, no tendrá un 99% de flagelo bacteriano funcional; se vuelve totalmente inoperante, y usted no obtiene nada sino un estorbo (probablemente fatal) para cualquier organismo conectado a él, ya que disminuirá y afectará su movimiento y su funcionalidad.

Se ha calculado que las probabilidades de que esta asombrosa estructura se forme por azar son de 1 en 10 a la 1170,6. De acuerdo con los teóricos de probabilidades, cualquier cosa con una probabilidad inferior a 1 en 10 elevado a la 50 potencia es matemáticamente imposible, así que no importa cuánto tiempo le otorgue (cientos, miles o millones de años), simplemente no se formará solo por azar.

Ahora, ¿por qué insisten algunos científicos que entidades como éstas podrían haber surgido por evolución? La realidad es que existen intereses personales y con fines ateos detrás de esto (después de todo, la educación es un negocio muy lucrativo y poner en duda los paradigmas “supuestamente” científicos que se han enseñado por tantos años afectaría la credibilidad de la gente y esto no le conviene a muchos mercaderes de la educación).

Para ellos, la idea de Dios es inaceptable, así que la ciencia no puede considerar ni siquiera la posibilidad de que Dios creó este universo y todo lo que en él existe (incluido el flagelo bacteriano que es un diminuto ejemplo de complejidad irreductible entre millones y millones que hay en la naturaleza).

Eche una mirada a la siguiente cita del prominente darwinista, Richard Lewontin, y considere si su punto de vista es lógicamente sensato. Desafortunadamente, esta cita parece ser representativa de cómo piensan muchos darwinistas, y de cómo quieren que todos los demás piensen: "Nosotros tomamos el lado de la ciencia a pesar del patente absurdo de algunos de sus constructos, a pesar de su fracaso en cumplir muchas de sus extravagantes promesas de salud y vida, a pesar de la tolerancia de la comunidad científica hacia historias fabuladas no comprobadas, porque tenemos un compromiso previo, un compromiso con el materialismo. No se trata de que los métodos e instituciones de la ciencia de alguna manera nos obliguen a aceptar una explicación material del mundo paranormal, sino que, por el contrario, estamos forzados, por nuestra adherencia a priori con las causas materiales, a crear un aparato de investigación y un conjunto de conceptos que produzcan explicaciones materiales, sin importar cuán contra intuitivas, ni cuán difícil de entender sean para los no adeptos. Más aún, que el materialismo es un absoluto, porque no podemos permitir que un Pie Divino se cuele por la puerta" (Richard Lewontin, Billions and billions of demons, The New York Review, pág. 31, 9 de enero de 1997).

Este es un buen lugar para meditar sobre una cita de Christian de Duve, ganador del Premio Nobel de química orgánica: "Si usted iguala la probabilidad del nacimiento de una célula de bacteria al ensamblaje al azar de sus átomos, la eternidad no sería suficiente para producir una” (Christian de Duve, premio Nobel y químico orgánico, “A Guided Tour of the Living Cell”).

La pregunta que surge es: ¿por qué se hace un esfuerzo tan coordinado para negar lo que está más allá de las explicaciones materiales?

Quizás la siguiente cita de otro prominente darwinista, Aldous Huxley, proporcione alguna respuesta: "Yo tenía motivos para no desear que el mundo tuviera significado; por consiguiente asumí que no tenía ninguno, y fui capaz, sin ninguna dificultad, de encontrar razones satisfactorias para esta suposición... Para mí, como sin duda para la mayor parte de mis contemporáneos, la filosofía de la falta de sentido era esencialmente un instrumento de liberación. La liberación que deseábamos era una liberación simultánea de un cierto sistema político y económico, y de un cierto sistema de moralidad. Objetamos la moral porque interfería con nuestra libertad sexual" (REPORT, Junio 1966. “Confession of Professed Atheist,” A. Huxley).

Ahora mire el siguiente pasaje bíblico, y piense cómo se relaciona con las citas de arriba: “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios” (Rom. 1:20-22).

A partir de esta serie de decisiones conscientes del hombre que no reconoce a Dios ni le honra como su Creador, considere lo que sigue aconteciendo en su vida: “y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican” (Rom. 1:23-32).

Estas son las consecuencias que se obtienen al pretender que se puede vivir sin Dios y sin ley, sin moral y sin control…

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