sábado, 29 de octubre de 2016

¿Cuál es la Verdad? Parte XVIII

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f. Dualidad
Dios provee la mejor explicación sobre las distintas funciones humanas de cerebro y conciencia (materia y mente).

* La teoría alternativa es el monismo, el cual considera que solo existe la materia; por ende, desde esta perspectiva el cerebro humano aparenta tener una habilidad subconsciente separada pero solo intenta ofrecer explicaciones biológicas y químicas para todos los procesos de la conciencia.

La dualidad o dualismo es el concepto de que nuestra mente es más que solo nuestro cerebro. Este concepto implica que nuestra mente tiene una dimensión inmaterial, espiritual, que incluye la conciencia y tiene un atributo eterno porque trasciende la muerte física. Una manera de entender este concepto es considerar nuestro yo como un recipiente, que incluye a nuestro cuerpo físico y cerebro físico junto con nuestro ser interior (al cual se asocian varios  términos: mente, espíritu, alma, entre otros – Gn. 7:22; 1 Ts. 5:23; Mt. 10:28).

Como ya vimos, el concepto opuesto es el materialismo (que es la base del monismo), el cual sostiene que todo en nuestro universo está hecho de materiales físicos, incluyendo la mente (como cerebro humano), y que el ámbito espiritual no existe. Este concepto sostiene que la mente y el cerebro son lo mismo. No obstante, si el dualismo no es verdad, la mente está limitada solo al cerebro físico. Suponiendo este escenario, ¿qué clase de mente tenemos? Para muchos, la mente es similar a una computadora que es gobernada por un programa pero la verdad es que tiene facultades mucho más complejas tales como la conciencia, los pensamientos, las emociones, los deseos, la voluntad, etc. Si la mente fuera estrictamente material, se debería comportar de una manera determinista basada solo en las leyes de la materia. Sin embargo, muchos científicos y filósofos concluyen ahora que las leyes de la química y de la física no pueden explicar la experiencia de la conciencia en los seres humanos y más aún, no pueden explicar las experiencias estudiadas y comprobadas que muchos seres humanos han tenido en el umbral de la muerte cuando el cerebro se encontraba clínicamente muerto.

Si limitamos la mente al plano material solamente, no debemos esperar que un ser humano (con tal mente) sea responsable por su comportamiento, porque todo lo que haga está determinado por los atributos de la materia pero esto es absurdo ya que existe una voluntad consciente más allá del cerebro. Por otro lado, si tenemos una mente estrictamente material, no podríamos considerar que el universo y todo lo que somos, tenga un origen espiritual (un ser supremo con una mente inteligente) y por consiguiente, nuestra única explicación de la existencia de todo sería el azar, la suerte y la evolución (basada en el ateísmo) pero en este estudio se ha estado exponiendo y se expondrán muchos más argumentos lógicos para desvirtuar esta teoría carente de sentido porque es incongruente y no tiene validez científica argumentada.

En el otro polo, con el dualismo podríamos esperar que la mente espiritual tenga atributos similares a los de su fuente. Si la fuente es Dios (y se ha planteado con argumentos lógicos que sí lo es), el concepto de dualismo es consistente con la Biblia.

Miremos algunas citas de las Sagradas Escrituras:

“Luego dijo Dios: ‘Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza” (Gn. 1:26).

“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (Gn. 2:7).

“Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: ‘Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc. 23:46).

Cientificismo vs. Objetividad
Negar algo que sucede o tratar de ignorarlo por dogmatismo es una actitud anticientífica.  Hay individuos llamados “científicos” o de mente científica, no abiertos a los descubrimientos fuera de lo “normal” o de la realidad material, que en vez de llegar a tener un pensamiento científico objetivo, se convierten en seguidores del cientificismo, el cual podemos definir como el sistema de creencia que considera que solo la ciencia tradicional tiene todas las respuestas para todo; ellos solo toman como ciertos y dignos de crédito los casos que refutan lo que no es materia (lo espiritual), y creen en la inexistencia del alma, debido a que estos aspectos son incompatibles con su dogma materialista y dicen que el alma no puede ser estudiada científicamente, por ser inmaterial, y según ellos no se puede medir directamente pero la realidad y los hechos muestran que se pueden medir los efectos y las experiencias espirituales (no materiales) de las personas de forma objetiva con métodos científicos y esto se probará en este capítulo.

Existen casos concretos que se han estudiado en personas que han tenido el siguiente cuadro: el paciente tiene un accidente que lo deja al borde de la muerte, sufre un paro cardíaco y muere (afectando las funciones cerebrales); tras desesperados esfuerzos, el paciente finalmente es revivido mediante diversas técnicas de reanimación. De forma reiterada, se conocen casos de pacientes que han contado la misma experiencia y para algunos es inexplicable, extraña o increíble porque ellos dicen: “salí de mi cuerpo, me elevé y vi tal escena…” ¿Psicosis? ¿Alucinaciones? ¿Sugestión? ¿Daño en el cerebro por falta de oxígeno? Veamos algunos hechos…

Después de más de 30 años de investigación, un grupo de científicos concuerda en que estas experiencias son reales y representan algo que la ciencia aún debe entender. A continuación, revisaremos casos concretos:

Raymond Moody
Es médico psiquiatra y licenciado en filosofía. Estudió filosofía en la Universidad de Virginia donde obtuvo una licenciatura (1966), un máster (M.A., 1967) y un doctorado (Ph. D., 1969) en dicha especialidad. También obtuvo un doctorado en psicología en la West Georgia College, donde más tarde sería profesor. En 1976, le concedieron el doctorado (M.D.) en el Medical College de Georgia. En 1998, Moody fue designado Chair in Consciousness Studies en la Universidad de Nevada, Las Vegas. Tras obtener su doctorado, Moody trabajó como psiquiatra forense en el hospital estatal de máxima seguridad de Georgia.

Raymond Moody afirmó: “sí hay vida después de la muerte, para mi sorpresa”

El libro más famoso y traducido de Moody, Vida Después de la Vida (Life After Life), anduvo durante un tiempo siendo continuamente rechazado por editoriales antes de constituirse en un éxito; fue llevado al cine con el mismo título y este filme ganó una medalla de bronce en la Categoría de Relaciones Humanas (Human Relations Category) del Festival de Cine de Nueva York (the New York Film Festival). También le concedieron el Premio Mundial Humanitario (World Humanitarian Award).

Los estudios sobre las ECM se dispararon después de la publicación del libro de Moody. Seis años después, en 1981, científicos especializados fundaron la Asociación Internacional de Estudios de Cercanía a la Muerte (IANDS, sus siglas en inglés) para "promover la exploración responsable y multidisciplinaria de las experiencias cercanas a la muerte y similares, sus efectos en la vida de las personas y sus implicancias en las creencias sobre la vida, la muerte y el propósito del ser humano".

Moody escuchó por primera vez acerca de las experiencias de muerte compartidas en 1972, de uno de sus profesores de medicina. La madre de una profesora tuvo un ataque cardíaco, y cuando la profesora estaba tratando de revivirla sintió que ella misma salía de su propio cuerpo y vio que su cuerpo estaba reviviendo a su madre. Cuando su madre murió, la vio en forma de espíritu; el espíritu se reunió con otros seres, entre los cuales pudo reconocer a algunas personas con las que su madre había tenido contacto en vida. Luego, su madre y las otras personas fueron absorbidas por un túnel.

Después de más de 30 años de investigación, Moody estima que los casos en que se comparten experiencias de muerte son tan comunes como las ECM individuales. A medida que estudió más de estos casos con el correr de los años, se encontró con que las características de las experiencias de muerte compartidas son similares a aquellas de las ECM.

Después ser revividos, ambos contaron que experimentaron haber salido de sus cuerpos y que, juntos, entraron en una luz y contaron todo con detalles idénticos.

“Una de las características más comunes de las experiencias de muerte compartidas es que quien experimenta el fenómeno ve al espíritu de la persona moribunda como una réplica transparente de la persona o un óvalo o una esfera de luz que sale de la cabeza o el pecho del cuerpo físico”, explicó Moody.

Moody piensa que las experiencias compartidas en torno a la muerte refuerzan la hipótesis de que la mente existe en forma independiente del cerebro, porque en estos casos se presentan testimonios similares en personas que de ninguna manera tienen las funciones cerebrales dañadas.

“Todas las características que identifico como las ECM que estudié hace años también están presentes en personas que están al lado de la cama, quienes, por cierto, no están enfermos ni lesionados… no hay ningún problema con el flujo de oxígeno a sus cerebros, y sin embargo, ellos tienen experiencias idénticas a las que he escuchado de personas que sí se han codeado con la muerte”, explicó Moody.

Moody dice que ahora, con la cantidad de investigaciones realizadas en los últimos 30 años, “hay un genuino paso sólido hacia la comprensión racional de la vida después de la muerte”.

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