f. Dualidad
Dios provee la mejor explicación
sobre las distintas funciones humanas de cerebro y conciencia (materia y
mente).
* La teoría alternativa es el
monismo, el cual considera que solo existe la materia; por ende, desde esta
perspectiva el cerebro humano aparenta tener una habilidad subconsciente
separada pero solo intenta ofrecer explicaciones biológicas y químicas para todos
los procesos de la conciencia.
La dualidad o dualismo es el
concepto de que nuestra mente es más que solo nuestro cerebro. Este concepto
implica que nuestra mente tiene una dimensión inmaterial, espiritual, que
incluye la conciencia y tiene un atributo eterno porque trasciende la muerte
física. Una manera de entender este concepto es considerar nuestro yo como un
recipiente, que incluye a nuestro cuerpo físico y cerebro físico junto con
nuestro ser interior (al cual se asocian varios
términos: mente, espíritu, alma, entre otros – Gn. 7:22; 1 Ts. 5:23; Mt.
10:28).
Como ya vimos, el concepto opuesto
es el materialismo (que es la base del monismo), el cual sostiene que todo en
nuestro universo está hecho de materiales físicos, incluyendo la mente (como
cerebro humano), y que el ámbito espiritual no existe. Este concepto sostiene
que la mente y el cerebro son lo mismo. No obstante, si el dualismo no es
verdad, la mente está limitada solo al cerebro físico. Suponiendo este
escenario, ¿qué clase de mente tenemos? Para muchos, la mente es similar a una
computadora que es gobernada por un programa pero la verdad es que tiene
facultades mucho más complejas tales como la conciencia, los pensamientos, las
emociones, los deseos, la voluntad, etc. Si la mente fuera estrictamente
material, se debería comportar de una manera determinista basada solo en las
leyes de la materia. Sin embargo, muchos científicos y filósofos concluyen
ahora que las leyes de la química y de la física no pueden explicar la
experiencia de la conciencia en los seres humanos y más aún, no pueden explicar
las experiencias estudiadas y comprobadas que muchos seres humanos han tenido
en el umbral de la muerte cuando el cerebro se encontraba clínicamente muerto.
Si limitamos la mente al plano material
solamente, no debemos esperar que un ser humano (con tal mente) sea responsable
por su comportamiento, porque todo lo que haga está determinado por los
atributos de la materia pero esto es absurdo ya que existe una voluntad
consciente más allá del cerebro. Por otro lado, si tenemos una mente
estrictamente material, no podríamos considerar que el universo y todo lo que
somos, tenga un origen espiritual (un ser supremo con una mente inteligente) y
por consiguiente, nuestra única explicación de la existencia de todo sería el
azar, la suerte y la evolución (basada en el ateísmo) pero en este estudio se
ha estado exponiendo y se expondrán muchos más argumentos lógicos para
desvirtuar esta teoría carente de sentido porque es incongruente y no tiene
validez científica argumentada.
En el otro polo, con el dualismo
podríamos esperar que la mente espiritual tenga atributos similares a los de su
fuente. Si la fuente es Dios (y se ha planteado con argumentos lógicos que sí
lo es), el concepto de dualismo es consistente con la Biblia.
Miremos algunas citas de las
Sagradas Escrituras:
“Luego dijo Dios: ‘Hagamos al hombre a nuestra imagen
y semejanza” (Gn. 1:26).
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la
tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (Gn. 2:7).
“Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: ‘Padre, en
tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc. 23:46).
Cientificismo vs. Objetividad
Negar algo que sucede o tratar de
ignorarlo por dogmatismo es una actitud anticientífica. Hay individuos llamados “científicos” o de
mente científica, no abiertos a los descubrimientos fuera de lo “normal” o de
la realidad material, que en vez de llegar a tener un pensamiento científico
objetivo, se convierten en seguidores del cientificismo, el cual podemos
definir como el sistema de creencia que considera que solo la ciencia
tradicional tiene todas las respuestas para todo; ellos solo toman como ciertos
y dignos de crédito los casos que refutan lo que no es materia (lo espiritual),
y creen en la inexistencia del alma, debido a que estos aspectos son
incompatibles con su dogma materialista y dicen que el alma no puede ser
estudiada científicamente, por ser inmaterial, y según ellos no se puede medir
directamente pero la realidad y los hechos muestran que se pueden medir los
efectos y las experiencias espirituales (no materiales) de las personas de
forma objetiva con métodos científicos y esto se probará en este capítulo.
Existen casos concretos que se han
estudiado en personas que han tenido el siguiente cuadro: el paciente tiene un
accidente que lo deja al borde de la muerte, sufre un paro cardíaco y muere
(afectando las funciones cerebrales); tras desesperados esfuerzos, el paciente
finalmente es revivido mediante diversas técnicas de reanimación. De forma
reiterada, se conocen casos de pacientes que han contado la misma experiencia y
para algunos es inexplicable, extraña o increíble porque ellos dicen: “salí de
mi cuerpo, me elevé y vi tal escena…” ¿Psicosis? ¿Alucinaciones? ¿Sugestión?
¿Daño en el cerebro por falta de oxígeno? Veamos algunos hechos…
Después de más de 30 años de
investigación, un grupo de científicos concuerda en que estas experiencias son
reales y representan algo que la ciencia aún debe entender. A continuación, revisaremos
casos concretos:
Raymond Moody
Es médico psiquiatra y licenciado en
filosofía. Estudió filosofía en la Universidad de Virginia donde obtuvo una
licenciatura (1966), un máster (M.A., 1967) y un doctorado (Ph. D., 1969) en
dicha especialidad. También obtuvo un doctorado en psicología en la West
Georgia College, donde más tarde sería profesor. En 1976, le concedieron el
doctorado (M.D.) en el Medical College de Georgia. En 1998, Moody fue designado
Chair in Consciousness Studies en la Universidad de Nevada, Las Vegas. Tras
obtener su doctorado, Moody trabajó como psiquiatra forense en el hospital
estatal de máxima seguridad de Georgia.
Raymond Moody afirmó: “sí hay vida
después de la muerte, para mi sorpresa”
El libro más famoso y traducido de
Moody, Vida Después de la Vida (Life After Life), anduvo durante un tiempo
siendo continuamente rechazado por editoriales antes de constituirse en un
éxito; fue llevado al cine con el mismo título y este filme ganó una medalla de
bronce en la Categoría de Relaciones Humanas (Human Relations Category) del
Festival de Cine de Nueva York (the New York Film Festival). También le
concedieron el Premio Mundial Humanitario (World Humanitarian Award).
Los estudios sobre las ECM se
dispararon después de la publicación del libro de Moody. Seis años después, en
1981, científicos especializados fundaron la Asociación Internacional de
Estudios de Cercanía a la Muerte (IANDS, sus siglas en inglés) para
"promover la exploración responsable y multidisciplinaria de las
experiencias cercanas a la muerte y similares, sus efectos en la vida de las
personas y sus implicancias en las creencias sobre la vida, la muerte y el
propósito del ser humano".
Moody escuchó por primera vez acerca
de las experiencias de muerte compartidas en 1972, de uno de sus profesores de
medicina. La madre de una profesora tuvo un ataque cardíaco, y cuando la
profesora estaba tratando de revivirla sintió que ella misma salía de su propio
cuerpo y vio que su cuerpo estaba reviviendo a su madre. Cuando su madre murió,
la vio en forma de espíritu; el espíritu se reunió con otros seres, entre los
cuales pudo reconocer a algunas personas con las que su madre había tenido
contacto en vida. Luego, su madre y las otras personas fueron absorbidas por un
túnel.
Después de más de 30 años de
investigación, Moody estima que los casos en que se comparten experiencias de
muerte son tan comunes como las ECM individuales. A medida que estudió más de
estos casos con el correr de los años, se encontró con que las características
de las experiencias de muerte compartidas son similares a aquellas de las ECM.
Después ser revividos, ambos
contaron que experimentaron haber salido de sus cuerpos y que, juntos, entraron
en una luz y contaron todo con detalles idénticos.
“Una de las características más
comunes de las experiencias de muerte compartidas es que quien experimenta el
fenómeno ve al espíritu de la persona moribunda como una réplica transparente
de la persona o un óvalo o una esfera de luz que sale de la cabeza o el pecho
del cuerpo físico”, explicó Moody.
Moody piensa que las experiencias
compartidas en torno a la muerte refuerzan la hipótesis de que la mente existe
en forma independiente del cerebro, porque en estos casos se presentan
testimonios similares en personas que de ninguna manera tienen las funciones
cerebrales dañadas.
“Todas las características que
identifico como las ECM que estudié hace años también están presentes en
personas que están al lado de la cama, quienes, por cierto, no están enfermos
ni lesionados… no hay ningún problema con el flujo de oxígeno a sus cerebros, y
sin embargo, ellos tienen experiencias idénticas a las que he escuchado de
personas que sí se han codeado con la muerte”, explicó Moody.
Moody dice que ahora, con la
cantidad de investigaciones realizadas en los últimos 30 años, “hay un genuino
paso sólido hacia la comprensión racional de la vida después de la muerte”.
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