jueves, 31 de agosto de 2017

La veracidad de la Biblia Parte IV

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Biblia King James
Publicada en 1611, fue la versión autorizada de la Biblia en Inglaterra, traducida de los originales hebreo y griego al inglés a petición del Rey James I de Inglaterra. Para la época, existían otras versiones en inglés de la Biblia. Pero al Rey James no le gustaba la traducción más popular, la Biblia Genova, ya que sentía que algunas de las notas al margen motivaban a desobedecer a la realeza. Así que cuando un estudioso puritano, el Dr. John Reynolds, sugirió en 1604 durante una conferencia de obispos y teólogos en el Palacio de Hampton Court, una nueva traducción al inglés, el Rey James estuvo totalmente de acuerdo. En junio de 1604, 54 de los mejores estudiosos y lingüistas ingleses formaron seis paneles para traducir los libros del AT y del NT y la Apócrifa (la Apócrifa no fue incluida en las ediciones tardías) al inglés. A pesar de que el Rey James estuvo de acuerdo con la traducción y sus traductores la dedicaron al gran y poderoso príncipe James, la versión del Rey James nunca fue oficialmente reconocida por el rey, ni tampoco fue autorizada y su lectura era solo permitida en las iglesias. A pesar de esto, pronto remplazó tanto la Biblia de los Obispos como la Biblia Génova en popularidad y se convirtió en el texto principal para la lectura privada.

De los 54 hombres escogidos para la traducción de la Biblia King James, solo 47 terminaron el proyecto de más de siete años, que fue hecho bajo estrictas reglas de traducción. Los traductores eran estudiosos expertos en los idiomas bíblicos y además convencidos de la confiabilidad y autoridad de las Escrituras. El Dr. Henry M. Morris, presidente del Instituto de Estudios de la Creación, dijo de estos hombres: “Es casi seguro que ningún equipo de estudiosos de la Biblia, en ninguna época, ha estado más preparado para ese trabajo como el equipo de traducción de King James”.

La planificación del proyecto de traducción estipulaba que los traductores se dividirían en seis paneles, a cada panel se le daban ciertos libros de la Biblia para ser traducidos. Luego que las traducciones eran terminadas, un comité de 12 (2 traductores de cada uno de los seis paneles) revisaban la obra basándose en una serie detallada de reglas establecidas para asegurarse que las excentricidades personales del traductor o sus prejuicios políticos no influyeran en esta versión.

La Biblia King James fue desarrollada para ser leída en los servicios en las iglesias; a la luz de este propósito, los traductores dieron atención al ritmo y a la puntuación, para proporcionar al texto una calidad oral fresca que ninguna otra traducción había logrado hasta el momento. Estos hombres estuvieron tan dedicados a traducir la Biblia al lenguaje común del pueblo que incluyeron lo siguiente en el prefacio a la Biblia titulado, Los traductores al lector: “Traducción es la que abre la ventana, para dejar entrar la luz; que rompe el cascarón, para que podamos comer la semilla; que mueve la cortina, para que podamos ver el Lugar Santísimo; que remueve la cubierta del pozo, para que podamos venir a las aguas, así como Jacob movió la piedra de la boca del pozo, para que los rebaños de Labán bebieran”.

El esfuerzo de la traducción de la versión de King James fue basado principalmente en la Biblia Bishop, pero los traductores usaron también las Biblias Tyndale, Mathew, Coverdale, Great y Génova. Ya que muchos de los traductores eran también versados en hebreo y griego también pudieron referirse al texto Masorético (Antiguo Testamento Hebreo) y a la Septuaginta (traducción al griego de las Escrituras Hebreas) durante su obra. Si todas las Biblias mencionadas aquí fueran trazadas a sus orígenes llegaríamos directamente a los manuscritos hebreos y griegos del AT y del NT que existen hoy día.

Ya que sus traductores buscaban perfección, belleza, poder y fidelidad literaria a los textos hebreo y griego, la Biblia King James ha pasado a la historia como una de las versiones más amadas a través de los siglos. De hecho, no tuvo rival por los primeros 250 años. En 1881, 50 estudiosos desarrollaron una Versión Inglesa Revisada y dijeron lo siguiente acerca de la versión King James: “Hemos estudiado esta gran Versión cuidadosa y minuciosamente, línea por línea; y mientras más la estudiamos más admiramos su simpleza, su dignidad, su poder, su alegre expresión, su fidelidad en general, y no podemos dejar de mencionar, las cadencias musicales y la felicidad de su ritmo”.

La Biblia King James aún se encuentra en muchos hogares e iglesias hoy día, y es prueba viviente de que la belleza de la Palabra de Dios ha sido guardada a través de los siglos.

Rollos del Mar Muerto
Los Manuscritos del Mar Muerto cuentan una historia asombrosa y, lo que es más importante, son evidencia objetiva de la veracidad de la Biblia. ¿Qué debemos saber de estos importantes documentos?

Los Rollos del Mar Muerto han sido llamados el mayor descubrimiento de manuscritos de los tiempos modernos.

El primero de ellos fue encontrado accidentalmente en 1947 cuando un joven pastor beduino lanzó una piedra en una de las cuevas de los acantilados del Mar Muerto en el área de Qumrán y escuchó el sonido de una vasija quebrándose. Este pastor de ovejas llamó a otros beduinos para investigar y descubrió que en la cueva había varias vasijas con rollos adentro; entre todos sacaron los rollos y los llevaron a Belén para confirmar su autenticidad. Un anticuario llamado Kando les aseguró que los rollos eran auténticos y compró cuatro de ellos por $150 dólares para luego vendérselos al arzobispo Samuel, entonces encargado del monasterio ortodoxo sirio de San Marcos en Jerusalén.

Luego, ignorando el verdadero valor de su descubrimiento, los beduinos le vendieron otros tres rollos a otro anticuario por un precio similar.

Fueron descubiertos entre 1947 y 1956 en once cuevas a lo largo de la costa noreste del Mar Muerto. Esta es una región árida, 21 km al este de Jerusalén y 397 metros debajo del nivel del mar. Los Rollos del Mar Muerto comprenden los restos de entre aproximadamente 825 y 870 rollos, representados por decenas de miles de fragmentos. Los rollos están hechos en su mayoría de pieles de animales, pero también de papiro y uno de cobre. Están escritos con una tinta a base de carbón, de derecha a izquierda, sin puntuación, excepto por una sangría ocasional en los párrafos.

Los Rollos del Mar Muerto pueden ser divididos en dos categorías -- bíblicos y no bíblicos. Han sido descubiertos fragmentos de cada libro del AT (canon hebreo), excepto del libro de Ester. Ahora, identificados entre los rollos, existen 19 fragmentos de Isaías, 25 fragmentos de Deuteronomio y 30 fragmentos de los Salmos. El rollo de Isaías, virtualmente intacto, contiene algunas de las más primordiales profecías mesiánicas. Es 1.000 años más antiguo que cualquier copia previamente conocida de Isaías.

Adicionalmente a los manuscritos bíblicos, hay comentarios parafraseados del canon hebreo que cubren la Torah, estándares y regulaciones de la comunidad, reglas de guerra, salmos no canónicos, himnos y sermones. La mayoría de los textos están escritos en hebreo y arameo, con unos pocos en griego.

Los Rollos del Mar Muerto parecen ser la biblioteca de una secta judía, muy probablemente los esenios. Cerca de las cuevas, están las ruinas de Qumram, una aldea excavada a principios de 1950 que muestra conexiones tanto con los esenios como con los rollos. Los esenios eran escribas judíos, estrictos cumplidores de la religión, que parecen tener un pensamiento Mesiánico y apocalíptico. Se piensa que la biblioteca fue escondida en cuevas alrededor del comienzo de la primera revuelta judía (66-70 d.C.), a medida que el ejército romano avanzaba contra los judíos.

Con base en varios métodos de fechado, incluyendo carbono 14, paleográfico y de escribas, los Rollos del Mar Muerto fueron escritos durante el período entre el 200 a.C. y el 68 d.C. Muchos manuscritos bíblicos cruciales (tales como el Salmo 22, Isaías 53 e Isaías 61) datan por lo menos del año 100 a.C. Como tales, los Rollos del Mar Muerto han revolucionado la crítica textual del AT. Fenomenalmente, encontramos que los textos bíblicos concuerdan sustancialmente con el texto Masorético, como también con variantes de traducciones del AT.

Los Rollos del Mar Muerto comprenden el más antiguo grupo de manuscritos del AT alguna vez hallado, datando desde el 100 al 200 a.C. Esto es esencial porque ahora tenemos evidencia absoluta que las profecías Mesiánicas contenidas en el AT de hoy (tanto judío como cristiano), son las mismas profecías Mesiánicas que existieron antes del tiempo en que Jesús caminó sobre esta tierra. No hay duda que Jesucristo era el Mesías esperado por los judíos.

Más de 200 fragmentos de los Rollos del Mar Muerto están guardados en el Museo del Santuario del Libro, en Jerusalén. Además, se pueden ver en formato digital en el sitio web Leon Levy Dead Sea Scrolls Digital Library. La entidad encargada del cuidado y el acceso a los rollos es la Autoridad de Antigüedades de Israel.

Extraordinariamente, el único rollo intacto exhibido en el Santuario del Libro es el “Gran Rollo de Isaías” (1Qls-a), el cual contiene el libro completo de Isaías que leemos hoy (todos los 66 capítulos). Un número de expertos, de varias religiones y disciplinas profesionales, han analizado este gran hallazgo.

El Libro de Isaías fue descubierto en la Cueva 1 en 1947. Fue identificado como el Libro Bíblico de Isaías en 1948, y comprado por la Iglesia Ortodoxa Siria en ese tiempo. Israel readquirió el Gran Rollo de Isaías en 1954 para estudiarlo y preservarlo como un tesoro nacional. Ha sido expuesto como la pieza central de la exhibición en el museo Santuario del Libro desde 1965. Un segundo rollo parcial de Isaías (1Qls-b) fue también descubierto en la Cueva 1, en 1947. Desde entonces, aproximadamente otros 17 fragmentos de escrituras de Isaías han sido descubiertos en otras cuevas en Qumram.

En cuanto al fechado, parece que las piezas del Gran Rollo de Isaías (1Qls-a) han sido fechadas con carbono 14, al menos cuatro veces, incluyendo un estudio de la Universidad de Arizona en 1995 y un estudio en ETZ-Zurich entre 1990 y 1991. Los cuatro estudios produjeron un rango de fechas calibradas entre el 335 y 324 a.C. y el 202 y 107 a.C. También han sido conducidos numerosos estudios paleográficos y de escribas que ubican 1Qls-a aproximadamente en un rango de fechas entre el 150 y el 100 a.C. (Ver Price, Secrets of the Dead Sea Scrolls, 1996; Eisenman & Wise, The Dead Sea Scrolls Uncovered, 1994; Golb, Who Wrote the Dead Sea Scrolls?, 1995; Wise, Abegg & Cook, The Dead Sea Scrolls, A New Translation, 1999).

Los Rollos del Mar Muerto han proporcionado evidencia fenomenal de la credibilidad de las escrituras bíblicas. Específicamente, el casi intacto Gran Rollo de Isaías es casi idéntico a la más reciente versión del texto Masorético del 900 a.C. Expertos han descubierto un puñado de errores de escribas, de ortografía y de tiempos de los verbos, pero nada de importancia.

Los Rollos del Mar Muerto constituyen una poderosa herramienta para responder a críticas textuales de las escrituras bíblicas. Aunque los primeros rollos fueron descubiertos en 1947, no fue sino recientemente que mucha de la investigación y muchas de las traducciones fueron hechas públicas.

Los Rollos del Mar Muerto yacieron intactos en un clima árido, perfecto, por cerca de 2000 años. En 1947, un pastor beduino podría decirse que tropezó con el más importante hallazgo arqueológico de la historia, y luego, un año más tarde, el pueblo judío regresó por primera vez, oficialmente, a su patria como una nación desde el 70 d.C.

Ahora tenemos la mayor certeza de que el AT (Tanakh judío) que leemos hoy, es el mismo que existió entre el 100 y 200 a.C. Esto significa que más de 300 profecías del advenimiento del Mesías en el AT, existían previamente al nacimiento de Jesucristo. Depende de nosotros el determinar qué hacer con esta realidad.

Un hallazgo tan grande no podía pasar desapercibido por mucho tiempo. En 1948, un profesor de la Universidad Hebrea llamado Eliezer Lipa Sukenik supo de los rollos por medio de un anticuario armenio e inmediatamente comenzó a investigar.

Acordó reunirse en secreto con uno de los primeros anticuarios en una zona militar inglesa cerca de la frontera de Jerusalén, y el anticuario llevó un fragmento con el que Sukenik pudo confirmar el valor de los rollos.

“Me temblaban las manos cuando comencé a desenrollarlo. Leí unas cuantas oraciones y vi que estaba escrito en un hebreo bíblico hermoso, un lenguaje similar al de los Salmos, pero en un texto que desconocía. No podía dejar de mirarlo. De pronto, tuve el presentimiento de que el destino me había dado el honor de tener en mis manos un rollo hebreo que nadie había leído desde hace 2.000 años”, escribió el profesor en su diario.

Más tarde (1954), los cuatro manuscritos del arzobispo Samuel, que para entonces se encontraban en una iglesia ortodoxa siria en Nueva Jersey, fueron puestos a la venta en un anuncio del Wall Street Journal y el gobierno israelí los compró por medio de un intermediario americano. Los rollos fueron llevados a la Universidad Hebrea, donde se conservaron y analizaron hasta que en 1965 fueron llevados al Santuario del Libro en Jerusalén que fue construido especialmente con ese propósito.

Los arqueólogos no tardaron en echar a correr la voz de que los primeros siete rollos contenían textos bíblicos y otros escritos antiguos de gran valor, y en Qumrán pronto se hicieron más excavaciones que dieron paso el descubrimiento de muchos otros documentos en 10 cuevas diferentes.

En total, el hallazgo consta de una pequeña cantidad de rollos casi completos y miles de fragmentos provenientes de más de 900 textos escritos en hebreo, arameo y griego.

¿Por qué es tan importante este descubrimiento? Antes de que se encontraran los rollos, el manuscrito más antiguo que se conocía de las Escrituras hebreas databa del siglo X a.C. —cerca de 500 años después de la época de Moisés. ¿Cómo comprobar la legitimidad de un texto tan antiguo? Una manera de comprobarlo es asegurarnos de la minuciosidad de quien hizo la copia. Nosotros creemos que a los judíos les fue dada la responsabilidad de preservar las Escrituras hebreas y la misma Biblia lo afirma (Rom. 3:1, 2).

Las Escrituras hebreas del AT fueron preservadas por un grupo de judíos llamados “masoretas”, cuyos manuscritos hoy se conocen como Texto Masorético. Los masoretas eran tan meticulosos en su tarea que hacían una copia nueva de la Biblia tan pronto como la anterior se desgastaba y, una vez confirmada su exactitud, destruían la copia antigua. Es por esto que el manuscrito más antiguo conocido es el Códice de Alepo, que data del año 935 d.C.

Los masoretas también recibían el nombre de “contadores” pues uno de sus métodos de revisión era contar las palabras y letras del original y el duplicado para asegurarse de que fuesen idénticos, lo cual hicieron por más de 400 años (desde el 600 hasta el 1000 d.C.).

A pesar de la minuciosidad de estos copistas, no había manera de probar que la copia del 935 d.C. representaba fielmente el manuscrito original antes de que los Manuscritos del Mar Muerto aparecieran.

La mayoría de los expertos concuerda en que los manuscritos datan aproximadamente del 200 a.C. al 68 d.C. —más de mil años antes que cualquier otro manuscrito del AT hebreo conocido— y dada su gran similitud con el Texto Masorético, se consideran prueba objetiva de la fidelidad del texto en que se basa el AT moderno.

En cuanto a la preservación de los manuscritos en Qumrán, todo indica que estuvo en manos de una comunidad judía que se había separado de la rama predominante por voluntad propia (los esenios).

Aunque la calidad y cuidado con el que los manuscritos se conservaron varía de uno a otro, sin duda todos son de gran valor histórico.

Norman Geisler, autor de varios libros sobre la inerrancia bíblica (Inerrancy [Inerrancia], 1978; General Introduction to the Bible [Introducción general a la Biblia], 1986; and From God to Us [De Dios para nosotros], 2012), asegura que los Manuscritos del Mar Muerto son la mejor prueba externa de la exactitud del Texto Masorético y de que la Biblia fue cuidadosamente preservada por cerca de mil años, desde el primer siglo hasta el 900 d.C.

Según Geiser, podemos estar seguros de que los textos utilizados para copiar los Manuscritos del Mar Muerto pertenecen a la misma tradición que los usados para copiar el Texto Masorético, pues la similitud entre los documentos es impresionante considerando la diferencia de antigüedad.

Su semejanza también ha llamado la atención de otros estudiosos, como el experto en el lenguaje hebreo Millar Burrow, quien escribe: “Es asombroso que el texto haya sufrido tan pocas alteraciones en aproximadamente mil años. Como dije en mi primer artículo sobre el rollo: su mayor importancia estriba en que respalda la fidelidad de la tradición masorética” (The Dead Sea Scrolls [Los Manuscritos del Mar Muerto], 1955).

En síntesis, los Manuscritos del Mar Muerto son una prueba objetiva de la autenticidad del Texto masorético que ha servido de base para las copias modernas del AT. Podremos estar en el 2017, pero la exactitud de nuestra Biblia nos permite volver dos mil años atrás y leer lo mismo que está escrito en el rollo de Isaías que el joven pastor encontró cerca del Mar Muerto.

¿Es cierta la Biblia? Los Manuscritos del Mar Muerto son una de las pruebas de que es así.

A diferencia del AT, el NT griego fue preservado a partir de más de 6.000 manuscritos y fragmentos descubiertos en Asia Menor y Egipto que datan del siglo II d.C.

El hallazgo incluye fragmentos del libro de Juan tan antiguos que no sobrepasan la antigüedad de los escritos originales del apóstol ni por una generación.

Tal tesoro de manuscritos, algunos de ellos bastante antiguos, sin duda nos da seguridad de que nuestra versión del NT también es exacta.

Esenios
Los esenios eran un tipo de comunidad judía monástica, que copió y preservó escrituras sagradas en lugares tales como Qumrán, cerca del Mar Muerto, en Israel. Junto con los fariseos y los saduceos, los esenios formaban las tres principales sectas del judaísmo alrededor del primer siglo. Esta identificación proviene de los escritos de Josefo, Filo, Plinio el Viejo, y otros. Al paso del tiempo, el grupo rabínico de los fariseos representó la secta estándar del judaísmo.

Los esenios son más conocidos por su comunidad en Qumrán, donde vivieron aproximadamente desde el 150 a.C. al 68 d.C.

Los arqueólogos excavaron aproximadamente 300 cuevas en el área de Qumrán, descubriendo rollos en once cuevas. Todos los rollos datan entre el siglo III a.C. y el año 68 d.C., cuando el sitio fue abandonado por los esenios debido a la guerra con Roma, y las fechas fueron confirmadas por alfarería, monedas, epigrafía, por lingüística, y por carbono-14. Algunas de las cuevas pueden ser vistas fácilmente desde lejos, inclusive la famosa Cueva 4, la cual era una cueva artificial cavada en el risco, y un cuarto de almacenamiento, donde fueron descubiertos cientos de rollos.

La naturaleza exacta de la comunidad de Qumrán es debatida, aunque la teoría predominante es que fue un asentamiento de esenios. Parte de la evidencia arqueológica que señala una comunidad religiosa incluye las cisternas escalonadas, conocidas como "mikve", las cuales fueron utilizadas como baños rituales judíos. Adicionalmente, el contenido de los rollos es sumamente religioso en naturaleza, y algunos teorizan que allí los esenios copiaban y preservaban rollos, aunque se cree casi unánimemente que la mayor parte de los rollos bíblicos fueron copiados en otra parte y traídos a Qumrán, luego almacenados por los esenios en muchas de las cuevas de Qumrán. Uno de los cuartos, llamado el scriptorium, ha sido interpretado por algunos como el cuarto donde fueron copiados muchos de los rollos. El descubrimiento de tinteros y escritorios demuestra que al menos alguna escritura fue hecha en este sitio.

Las copias de libros bíblicos descubiertas en Qumrán, no solo son anteriores al AT hebreo más antiguo por más de 1.000 años, sino que también demuestran un grado asombroso de consistencia y conservación del texto bíblico; los Rollos del Mar Muerto son casi idénticos al texto masorético y a la Septuaginta; solo existe un número limitado de variantes textuales que no tienen impacto en la teología ni en importantes afirmaciones históricas. Otros textos descubiertos son extremadamente valiosos también, ya que dan información en cuanto a interpretación, vida religiosa, e idioma hebreo.

miércoles, 23 de agosto de 2017

La veracidad de la Biblia Parte III

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Manuscritos de la Biblia vs manuscritos de libros antiguos
Al comparar la Biblia con otros escritos antiguos, no tiene competencia como el trabajo literario mejor preservado de toda la antigüedad.

Observemos estas comparaciones:
- La Ilíada, de Homero, el más renombrado libro de la antigua Grecia, el es segundo trabajo literario mejor preservado de toda la antigüedad, con 643 copias de soporte de manuscritos descubiertas hasta la fecha. En esas copias, existen 764 líneas de texto en disputa, en comparación con las 40 líneas en todo el manuscrito del NT (Norman L. Geisler and William E. Nix, A General Introduction to the Bible, Moody, Chicago, Revised and Expanded 1986, 366-67). De hecho, mucha gente ignora que no existen manuscritos sobrevivientes de ninguna de las 37 obras de William Shakespeare (escritas en los años 1.600), y expertos han sido forzados a llenar algunas brechas en sus trabajos (http://shakespeare.com/faq/, Dana Spradley, Publisher, 2002). Esto palidece en comparación con más de 5.600 copias y fragmentos del NT en el griego original que, juntas, nos aseguran que nada se ha perdido. De hecho, todo el NT, excepto once versos menores, puede ser reconstruido fuera de la Biblia a partir de los escritos de líderes de la iglesia primitiva en los siglos II y III d.C. (McDowell, Evidence that Demands a Verdict, vol. 1, 50-51).
- "La Guerra de las Galias" de Julio César (sobreviven 10 manuscritos, con el más antiguo fechado 1.000 años después del manuscrito original).
- "Historia" de Plinio el Joven (7 manuscritos; pasaron 750 años).
- "Historia" de Tucidides (8 manuscritos; pasaron 1.300 años).
- "Historia" de Heródoto (8 manuscritos; pasaron 1.350 años).
- Anales de Platón (7 manuscritos, pasaron 1.300 años).
- Anales de de Tácito (20 manuscritos; 1.000 años).
- Sófocles (193 manuscritos; 1.400 años).
- Eurípides (9 manuscritos; 1.500 años).
- Aristóteles (49 manuscritos; 1.400 años).
- Mucha gente ignora que cada una de las 37 obras de William Shakespeare (escritas en los 1.600) tiene vacíos en los manuscritos que perduran, lo que ha forzado a los académicos a "llenar los espacios". Esto palidece en comparación con las más de 5.300 copias y fragmentos del NT que, conjuntamente, nos aseguran que nada se ha perdido. De hecho, todo el NT, excepto once versos, puede ser reconstruido fuera de la Biblia, a partir de los escritos de líderes de la iglesia primitiva en los siglos II y III (A General Introduction to the Bible, Cap. 24.)

El canon del NT
Otro ataque contra el origen divino de la Biblia es que los libros del NT fueron aceptados (canonizados) por hombres cientos de años después de que los libros fueron escritos, pero la realidad es que los padres de la primitiva iglesia cristiana manifiestan que la mayor parte de los libros del NT fueron aceptados como escritura casi de inmediato. Por ejemplo, en 2 Ped. 3:16, el escritor da por hecho que las cartas de Pablo ya eran consideradas escritura inspirada al mismo nivel que el AT. En 1 Tim. 5:18 Pablo relaciona una referencia del AT y una referencia del NT y las llama a ambas Escritura. La necesidad de canonizar el NT surgió por ciertas herejías que estaban circulando a través de la iglesia en los últimos años del segundo siglo. Por ejemplo, Marción creó su propia religión, enseñando solamente de 10 de las cartas de Pablo y algunas porciones de Lucas. Además los gnósticos, especialmente en Alejandría, estaban introduciendo nuevos conceptos a la doctrina cristiana, incluyendo nuevos evangelios.

Para los líderes de la era cristiana en la segunda mitad del segundo siglo, los cuatro evangelios eran la autoridad en sus enseñanzas. Cerca del 170 d.C., Ireneo citó 23 de los 27 libros del NT, omitiendo solo a Filemón, Santiago, 2 Pedro y 3 Juan. El fragmento Muratorio, escrito alrededor de la misma época, testifica acerca del amplio uso de los libros del NT con la excepción de Hebreos, Santiago, 1 Pedro y 2 Pedro. Sin embargo, otros padres de la iglesia ya habían citado estos libros omitidos en varios escritos, defendiéndose contra las doctrinas gnósticas. El Codees Barococcio del 206 d.C. incluye 64 de los 66 libros de la Biblia actual. Ester y el Apocalipsis fueron omitidos pero ya habían sido declarados como escritura inspirada por Justin el mártir, Ireneo, Clemente, Tertuliano y el canon Muratoriano. En el año 230 d.C., Orígenes declaró que todos los cristianos reconocían como escritura los cuatro Evangelios, los Hechos, las Epístolas de Pablo, 1 Pedro, 1 Juan y el Apocalipsis.

A principios del 300 d.C. todos los libros del NT eran usados en el cuerpo de la iglesia. En el 367 d.C. Anastasio circuló formalmente la Carta Pascual que mencionaba los 27 libros como canónicos. El Sínodo de Hipo (393 d.C.) y el tercer Sínodo de Cartago (397 d.C.) también reconocieron los 27 libros como canónicos. Además, durante esta época, influyentes padres de la iglesia como Jerome (340-420 d.C.) y Agustín (354-430 d.C.) publicaron sus listas de los 27 libros, completando así el NT.

Es importante recordar que el canon del NT no fue el resultado de ningún pronunciamiento de alguna iglesia oficial u organización. El canon fue determinado por el uso de estos libros desde el principio de la iglesia en los primeros dos siglos. El canon del NT fue más bien un proceso formal de aceptar la escritura ya reconocida para defenderse contra varias formas de gnosticismo y herejías que se estaban infiltrando en la creciente iglesia cristiana.

Acerca del NT, el Papiro Bodmer II contiene la mayor parte del Evangelio de Juan y data cerca de 150-200 d.C. El Papiro Chéster Beatty contiene grandes porciones del NT y data cerca del 200 d.C. El Código Vaticano, el manuscrito completo más antiguo del NT que hemos descubierto hasta el momento data del 325-350 d.C. El apóstol Juan, quién vivió con Jesús y aprendió de Jesús, escribió cinco de los libros del NT y murió en el año 100 d.C. Tenemos fragmentos del Evangelio de Juan que datan del 110-130 d.C, a solo 30 años de su muerte. Cuando comparamos la Biblia con otras obras antiguas de Platón, Homero o Tácito, el período de tiempo entre el original y la copia más reciente es muy corto.

Clemente de Roma fue martirizado en el año 100 d.C. En sus escritos cita a Mateo, Marcos, Lucas, Hechos, 1 Corintios, 1 Pedro, Hebreos y Tito. Las citas de Clemente corresponden en su totalidad con la Biblia que leemos hoy. De hecho, si perdiéramos todos los 5300 manuscritos griegos, todas las 10000 Vulgatas Latinas y todos los otros 9300 manuscritos antiguos, aún podríamos reconstruir todo el NT (con la excepción de 11 versos) con los escritos de los líderes de la iglesia primitiva quienes citaron el NT ampliamente. Tenemos preservadas más de 36000 citas del NT. La Biblia se mantiene hoy día como la mejor obra preservada de la antigüedad y su confiabilidad es indiscutible.

Cuando hablamos acerca de verdad bíblica muchos críticos dicen que la Iglesia primitiva corrompió los textos deliberadamente, pero la evidencia encontrada niega completamente estas afirmaciones.

La disciplina académica de "crítica textual" nos asegura que las traducciones de la Biblia que disponemos en la actualidad son esencialmente las mismas que los manuscritos antiguos de la Biblia, con excepción de unas pocas discrepancias intrascendentes que han sido introducidas a lo largo del tiempo a través de errores de copiado. Debemos recordar que la Biblia fue copiada a mano por cientos de años antes de la invención de la primera imprenta. No obstante, el texto está extremadamente bien preservado.

De las aproximadamente 20.000 líneas que conforman el NT entero, solo 40 líneas son cuestionadas. Estas 40 líneas representan un cuarto del 1% del texto entero, y no afectan de ninguna manera la enseñanza y doctrina del NT. Compare esto con la Ilíada de Homero: de las 15.600 líneas aproximadamente que conforman el clásico de Homero, 764 líneas están en discusión; estas 764 líneas representan más del 5% del texto entero, y aún así nadie parece cuestionar la integridad general de esa obra antigua.

En síntesis, la Biblia está mejor preservada -- por mucho -- que otras obras antiguas que se han leído y aceptado a lo largo de los años, de Homero, Platón, y Aristóteles. La Biblia no fue cambiada o interpretada a partir de textos antiguos. Simplemente, a medida que la Biblia fue llevada de país a país, fue traducida a lenguajes que no necesariamente se parecían a los lenguajes originales del griego, hebreo y arameo. Sin embargo, aparte de algunas diferencias gramaticales y culturales, los "manuscritos de la Biblia" son absolutamente fieles a su forma y contenido originales, y extraordinariamente bien preservados en sus variadas traducciones.

Septuaginta
Como se expuso antes, la Septuaginta (LXX) es el nombre dado a la antigua traducción griega de las Escrituras judías. Tuvo su origen en Alejandría, Egipto y fue traducida entre el 300 y el 200 a.C. Usada ampliamente por los judíos helenísticos, esta traducción griega se produjo porque muchos judíos dispersados por el imperio comenzaron a perder su idioma hebreo. El proceso de traducción del hebreo al griego le permitió a muchas personas no judías echar una ojeada al judaísmo. De acuerdo a un documento antiguo llamado La Carta de Aristeas, se cree que entre 70 (o 72) estudiosos judíos fueron comisionados durante el reino de Ptolomeo Philadelphus para llevar a cabo esta traducción. El término Septuaginta significa setenta en latín, y se le llamó así al texto para darle crédito a estos 70 estudiosos.

La Septuaginta fue también un recurso del AT para los cristianos de los primeros siglos después de Cristo. Muchos cristianos primitivos hablaban y escribían griego, por tanto se dejaban llevar por la Septuaginta para la mayor parte de su entendimiento del AT. El NT también fue influenciado por la Septuaginta ya que la mayor parte de las citas del AT en el NT son citas directas de la Septuaginta (aunque también hay citas de los textos hebreos). Los padres griegos de la iglesia cristiana también son conocidos por citar la Septuaginta. Hoy día, la Iglesia Ortodoxa Oriental también basa sus enseñazas del AT en la Septuaginta. Algunas traducciones modernas de la Biblia también usan la Septuaginta junto a textos hebreos como su fuente.

La Septuaginta contiene los 39 libros del canón del AT así como algunos libros apócrifos. El término Apócrifa fue acuñado por el estudioso de la Biblia del siglo quinto, Jerome, y generalmente se refiere a un grupo de antiguas escrituras judías realizadas durante el período del último libro de las Escrituras Judías, Malaquías hasta la llegada de Jesús. Los libros apócrifos incluyen a Judith, Tobit, Baruc, Sirac (o Eclesiástico), la Sabiduría de Salomón, 1 y 2 de Macabeos, los dos libros de Esdras, anexos al libro de Ester, anexos al libro de Daniel, y la Oración de Manasés.

Los libros apócrifos fueron incluidos en la Septuaginta por motivos históricos y culturales pero no han sido reconocidos como canónicos (inspirados por Dios) por los judíos ortodoxos o los cristianos protestantes. Muchos maestros de la reforma afirman que los libros apócrifos nunca fueron considerados parte de la escritura canónica judía; sin embargo, los Católicos Romanos, las iglesias Ortodoxas y otros grupos cristianos incluyen los libros apócrifos en su Biblia (con la excepción de los libros de Esdras y la Oración de Manasés).

Desde que la Septuaginta es una traducción, estudiosos especulan si refleja con precisión las escrituras hebreas del siglo segundo a.C. Un examen minucioso de la Septuaginta y el Texto Masorético (el texto Hebreo del AT) muestra pequeñas variaciones. ¿Son éstos errores de traducción? ¿O están la Septuaginta y el Texto Masorético basados en diferentes manuscritos hebreos? El descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto ha ayudado a traer luz sobre este asunto. Estos rollos datan del 200 a.C y contienen partes de cada libro del AT con excepción del libro de Ester. Comparaciones entre los Rollos del Mar Muerto con el Texto Masorético y la Septuaginta demuestran que donde hay diferencias entre el Texto Masorético y la Septuaginta, aproximadamente el 95% de esas diferencias son compartidas entre los rollos del Mar Muerto y el Texto Masorético, mientras que solo 5% de esas diferencias son compartidas entre los Rollos del Mar Muerto y la Septuaginta. ¿Significa esto que la Septuaginta no es confiable y que nuestro AT ha sido forjado con fuentes contradictorias? No. Es esencial notar que estas variaciones son extremadamente menores (por ejemplo, errores gramaticales, diferencias de deletreo o palabras omitidas) y no afectan el significado de oraciones o párrafos (con excepción del libro de Jeremías, en el que pasajes completos están organizados de diferente manera); sin embargo, ninguna de estas diferencias afecta enseñanzas o doctrinas fundamentales de la Biblia.

La mayor parte de la Septuaginta, del Texto Masorético y de los Rollos del Mar Muerto es extraordinariamente similar y esto ha disipado teorías infundadas de que el Texto Bíblico ha sido corrompido con el tiempo y bajo conspiración. Más aún, estas variaciones no ponen en duda la infalibilidad de Dios al preservar su palabra. A pesar de que los documentos originales son inequívocos, los traductores y los escribas son seres humanos y por lo tanto, pueden cometer pequeños errores de traducción y al copiar (las reglas hebreas de los escribas testifican cuán exactos eran los escribas). Aún más, la Biblia es reiterativa en muchos temas dentro de su texto, y sus doctrinas fundamentales son reafirmadas más de una vez en diferentes libros. Si los errores gramaticales en algún momento hacen que algo no esté claro, lo mismo es clarificado más adelante en otros lugares de la Escritura; por otro lado, es recomendable estudiar la Biblia en varias versiones y así obtener una mejor interpretación del texto.

La Septuaginta y los Rollos del Mar Muerto establecen una pieza clave de evidencia para el cristianismo que las profecías del AT acerca de la venida del Mesías indiscutiblemente predatan la época en que Jesucristo caminó sobre la tierra. Todas las teorías del siglo primero d.C. acerca de conspiraciones y manipulación de profecías se caen cuando nos damos cuenta que declaraciones proféticas como Isaías 53 y el Salmo 22 estuvieron fijadas en forma escrita por lo menos 100 años antes de Cristo y probablemente muchas más. Nuevamente, a pesar del tiempo, la persecución y las escasas ocasiones de errores de los escribas, la Septuaginta es solo otro ejemplo de cómo el texto bíblico se ha mantenido fiel en su mensaje y su tema. La Santa Biblia es verdaderamente una carta preservada, divinamente inspirada por Dios y merece nuestro tiempo y atención (Is. 40:8).

domingo, 13 de agosto de 2017

La veracidad de la Biblia Parte II

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Capacidad transformadora
La Biblia es un libro vivo porque tiene el poder de transformar al hombre en una nueva creación para honrar a Dios y seguir sus mandamientos de forma que sea diferente a los hombres que no siguen a Cristo y que sea luz en medio de las tinieblas (Heb. 4:12; Rom. 12:2). La Biblia es el único libro capaz de transformar vidas de personas por su carácter moral, espiritual, rico en valores, principios y mandamientos divinos que enriquecen la mente, la conducta, la familia y la sociedad.

El contenido de la Biblia
El carácter sobrenatural de la Biblia se aprecia en el hecho de que afirma la existencia de Dios, revela su naturaleza y sus obras, narra su poder manifestado en milagros, sanidades, liberaciones, conversiones, profecías cumplidas y por cumplir, etc. Además, describe el tiempo y la eternidad, el pasado, el presente y el futuro, de forma precisa, incluyendo la creación antes de que el hombre existiese y el porvenir, cuando la tierra ya no exista.

El carácter supremo de la Biblia
La Biblia es un libro extraordinario que revela a Jesucristo, quien jamás pudo haber sido la invención de un hombre mortal, ya que sus perfecciones nunca podrían haber sido comprendidas y relatadas por los hombres supuestamente “más sabios y piadosos” de esta tierra.

b. Evidencia externa

La continuidad de la Biblia
La Biblia fue completada en su totalidad, aproximadamente hace dos mil años y permanece en la actualidad como la obra literaria mejor preservada de toda la antigüedad, con más de 24000 antiguos manuscritos del NT descubiertos hasta el momento. Comparemos ésta con la segunda obra de la antigüedad mejor preservada que es La Iliada de Homero, con solo 643 manuscritos preservados y descubiertos hasta la actualidad.

La máquina impresora no fue inventada hasta la década del 1450, pero tenemos copias escritas a mano del AT que datan cerca del 200 a.C. Admirablemente, estos manuscritos son casi idénticos a la Biblia que leemos hoy.

La Santa Biblia comienza con las Escrituras Judías. La recopilación histórica de los judíos fue escrita en rollos de piel y tablas a través de siglos. En Éxodo, Dios le dice a Moisés que escriba la Ley (Torah) en un libro. Cerca del 450 a.C todas las escrituras judías fueron recopiladas y organizadas por concilios de rabíes que reconocieron la obra completa como la inspirada y sagrada autoridad de Dios. En el 250 a.C la Biblia Hebrea (Tenac) fue traducida al griego por estudiosos judíos en Alejandría, Egipto. La traducción fue conocida como la Septuaginta. En este punto, los libros de la Biblia Hebrea fueron organizados por tema, incluyendo historia, poesía y profecía. En el 90 d.C, en el Concilio de Jamnia, ancianos judíos establecieron el orden final del canon de la Biblia Hebrea. A pesar de que las Escrituras Judías fueron copiadas a mano, los escribas eran extremadamente cuidadosos y correctos de copia a copia. Los judíos tenían un fenomenal sistema de escribas, los cuales desarrollaron métodos complicados y rituales para contar letras, palabras y párrafos para asegurarse que no hubiese errores en las copias. De hecho, la tradición de escribas fue mantenida hasta la invención de la máquina impresora en 1455. El recién descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto ha confirmado la confiabilidad en los textos del AT a través de los años (este tema se ampliará más adelante).

Después 400 años de silencio escritural, Jesús vino a la escena cerca del 4 d.C. A través de sus enseñanzas, Jesús citó en muchas ocasiones el AT, declarando que él no vino a destruir las Escrituras Judías, sino a cumplirlas. En Lc. 24:44, 45 Jesús proclama a sus discípulos: “era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”. Comenzando cerca del 40 d.C y continuando hasta cerca del 90 d.C, los testigos oculares de la vida de Jesucristo, incluyendo Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Pablo, Santiago, Pedro y Judas escribieron los Evangelios, cartas y libros que luego se convirtieron en el NT. Estos autores citaron 30 libros del AT y su material circuló tan ampliamente que cerca del año 150 d.C los cristianos se referían a estos escritos como “El Nuevo Pacto”. En el segundo siglo d.C, estos escritos fueron traducidos al latín, cóptico (Egipto) y sirio y fueron ampliamente diseminados. En ese momento, 21 de los escritos eran considerados como canónicos. Luego en el 397 d.C los 27 libros actuales del NT fueron confirmados formalmente y canonizados en el Sínodo de Cartago. Como con el AT, tenemos suficiente evidencia de que el NT que leemos hoy es admirablemente confiable cuando lo comparamos con los manuscritos originales. De las miles de copias hechas a mano antes que la máquina impresora fuese inventada, tenemos aproximadamente 24000 manuscritos, incluyendo más de 5300 manuscritos griegos solamente del NT. La Biblia ha sido mucho mejor preservada que los escritos aceptados de Homero, Platón y Aristóteles. Por supuesto, la Biblia fue llevada de país a país, fue traducida a idiomas que no necesariamente se parecen a los idiomas originales griego y hebreo. Sin embargo, aparte de las diferencias gramaticales y culturales, la Palabra de Dios ha sido preservada y traducida a través de los años. La Biblia ahora inspira a millones de personas a través del mundo; por eso la Biblia es realmente la inspirada Palabra de Dios (2 Tim. 3:16, 17; 2 Ped. 1:20, 21).

Las traducciones de la Biblia
Para muchos, el origen de la Biblia puede ser resumido como sigue: “Una simple traducción de una traducción de una interpretación de una tradición oral” - y por lo tanto, un libro sin ninguna credibilidad o conexión con los textos originales. En realidad, la afirmación anterior es un malentendido común de cristianos y no-cristianos por igual.

Miremos un ejemplo: traducciones, tales como la Versión King James, vienen directamente de los manuscritos antiguos, tales como el Texto Masorético Hebreo (AT) y el Textus Receptus Griego (NT), y no son traducciones de textos traducidos de otras interpretaciones. Las principales diferencias entre las traducciones de la Biblia de hoy se relacionan simplemente con la manera en que los traductores interpretan una palabra u oración del lenguaje original (hebreo, arameo y griego). Esto no se diferencia de cualquier otro libro que leemos en cualquier idioma que haya sido traducido de un lenguaje distinto.

A pesar de estos aspectos literarios, hoy es posible verificar la confiabilidad de los escritores antiguos y los manuscritos de la Biblia.

Los primeros cinco libros del AT son llamados la Ley, y fueron escritos y/o editados principalmente por Moisés a comienzos del 1400 a.C. Poco después, otros libros fueron escritos y recopilados por el pueblo judío durante los siguientes 1.000 años. Cerca del 450 a.C, la Ley y otras Escrituras judías fueron ordenadas por consejos de rabís (maestros judíos), quienes luego reconocieron el conjunto completo como la autoridad inspirada y sagrada de Dios (Elohim). Durante este período, los libros de la Biblia hebrea fueron ordenados por tópico, incluyendo La Ley (la Torah), los Profetas (Nebiim), y las Escrituras (Ketubim). Las primeras letras de estas palabras hebreas - T, N y K -- forman el nombre de la Biblia Hebrea - el Tanakh (Henry H. Halley, Halley's Bible Handbook, 25th ed., Zondervan Publishing House, 2000, 1071).

Comenzando ya desde el 250 a.C., la Biblia hebrea fue traducida al griego por expertos judíos en Alejandría, Egipto. Esta traducción fue conocida como la Septuaginta. Fue en este proceso que el orden de los libros fue cambiado al orden que tenemos en la Biblia actual: Históricos (Génesis - Ester), poéticos (Job - Cantar de los Cantares), y proféticos (Isaías - Malaquías).

Durante los años 200 d.C., los escritos originales fueron traducidos del griego al latín, cóptico (Egipto) y sirio (Siria), y ampliamente diseminados como "escrituras inspiradas" a través del Imperio Romano y más allá (F.F. Bruce, The New Testament Documents: Are They Reliable? 5th rev. ed., Intervarsity Press, 1960, 21-28.). En el año 397 d.C., en un esfuerzo para proteger las escrituras de variadas herejías y productos de movimientos religiosos, los actuales 27 libros del NT fueron formalmente y finalmente confirmados y "canonizados" en el Sínodo de Cartago.

Manuscritos del AT
Otro reclamo contra el origen de la Biblia es la confiabilidad de los manuscritos de los que las Biblias de hoy son traducidas. Existen más de 14.000 manuscritos del AT y fragmentos copiados por todas las regiones del Medio Oriente, del Mediterráneo y de Europa que concuerdan entre sí (Josh McDowell, The New Evidence that Demands a Verdict, Thomas Nelson Publishers, 1999, 71-73). Adicionalmente, estos textos substancialmente concuerdan con la versión Septuaginta del AT (Josh McDowell, Evidence that Demands a Verdict, vol.1, Thomas Nelson Publishers, 1979, 58-59). Los Rollos del Mar Muerto, descubiertos en Israel en los años 1940 y 1950, también aportan evidencia asombrosa de la confiabilidad de la antigua transmisión de las Escrituras Judías (AT) en el primer, segundo, y tercer siglo a.C. (Josh McDowell, Evidence that Demands a Verdict, vol.1, Thomas Nelson Publishers, 1979, 56, 57).

Los escribas hebreos que copiaron las Escrituras Judías dedicaron sus vidas a preservar la exactitud de los libros sagrados. Esos escribas se esmeraron para asegurar la confiabilidad de los manuscritos. Eran muy bien entrenados y observaban meticulosamente, contando cada letra, palabra y párrafo en relación con los rollos maestros. Un solo error requería la destrucción inmediata del rollo entero. De hecho, la tradición de escribas judíos fue mantenida hasta la invención de la imprenta a mediados de los 1400 d.C. En cuanto a la exactitud de los manuscritos, el reciente descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto ha confirmado la extraordinaria confiabilidad de este sistema escribano a lo largo de miles de años (Various, Zondervan Handbook to the Bible, Zondervan Publishing House, 1999, 64-65).

Manuscritos del NT
Las evidencias de manuscritos a favor del NT también son definitivas, con más de 5.300 copias conocidas y fragmentos en el griego original, de los cuales cerca de 800 fueron copiados antes del 1.000 d.C. (McDowell, The New Evidence that Demands a Verdict, 34-36).

Algunos textos manuscritos datan del principio del segundo y tercer siglo, siendo el lapso entre los autógrafos originales y nuestros fragmentos más antiguos existentes, extraordinariamente, de tan solo 60 años (John Ryland's Gospel of John fragment, John Ryland's Library of Manchester, England). Esta evidencia manuscrita sobrepasa por mucho la confiabilidad de manuscritos de otros escritos antiguos que son considerados auténticos cotidianamente.

El reconocido experto de la Biblia, F.F. Bruce, declara: “No existe un conjunto de literatura antigua en el mundo que disfrute de tal riqueza de buena testificación textual como el NT” (F.F. Bruce, The Books and the Parchments: How We Got Our English Bible, Fleming H. Revell Co., 1950, 178).

En términos reales, el NT es fácilmente el escrito antiguo mejor testificado en términos del vasto número de documentos, el tiempo transcurrido entre los eventos y el documento, y la variedad de documentos disponibles para sustentar o contradecirlo. No existe nada en evidencia de manuscritos antiguos que iguale tal disponibilidad textual e integridad (Ravi K. Zacharias, Can Man Live Without God? Word Publishing, 1994, 162).