Biblia King James
Publicada en 1611, fue la versión
autorizada de la Biblia en Inglaterra, traducida de los originales hebreo y
griego al inglés a petición del Rey James I de Inglaterra. Para la época,
existían otras versiones en inglés de la Biblia. Pero al Rey James no le
gustaba la traducción más popular, la Biblia Genova, ya que sentía que algunas
de las notas al margen motivaban a desobedecer a la realeza. Así que cuando un
estudioso puritano, el Dr. John Reynolds, sugirió en 1604 durante una
conferencia de obispos y teólogos en el Palacio de Hampton Court, una nueva
traducción al inglés, el Rey James estuvo totalmente de acuerdo. En junio de
1604, 54 de los mejores estudiosos y lingüistas ingleses formaron seis paneles
para traducir los libros del AT y del NT y la Apócrifa (la Apócrifa no fue
incluida en las ediciones tardías) al inglés. A pesar de que el Rey James
estuvo de acuerdo con la traducción y sus traductores la dedicaron al gran y
poderoso príncipe James, la versión del Rey James nunca fue oficialmente
reconocida por el rey, ni tampoco fue autorizada y su lectura era solo
permitida en las iglesias. A pesar de esto, pronto remplazó tanto la Biblia de
los Obispos como la Biblia Génova en popularidad y se convirtió en el texto
principal para la lectura privada.
De los 54 hombres escogidos para la
traducción de la Biblia King James, solo 47 terminaron el proyecto de más de
siete años, que fue hecho bajo estrictas reglas de traducción. Los traductores
eran estudiosos expertos en los idiomas bíblicos y además convencidos de la
confiabilidad y autoridad de las Escrituras. El Dr. Henry M. Morris, presidente
del Instituto de Estudios de la Creación, dijo de estos hombres: “Es casi
seguro que ningún equipo de estudiosos de la Biblia, en ninguna época, ha
estado más preparado para ese trabajo como el equipo de traducción de King
James”.
La planificación del proyecto de
traducción estipulaba que los traductores se dividirían en seis paneles, a cada
panel se le daban ciertos libros de la Biblia para ser traducidos. Luego que
las traducciones eran terminadas, un comité de 12 (2 traductores de cada uno de
los seis paneles) revisaban la obra basándose en una serie detallada de reglas
establecidas para asegurarse que las excentricidades personales del traductor o
sus prejuicios políticos no influyeran en esta versión.
La Biblia King James fue
desarrollada para ser leída en los servicios en las iglesias; a la luz de este
propósito, los traductores dieron atención al ritmo y a la puntuación, para
proporcionar al texto una calidad oral fresca que ninguna otra traducción había
logrado hasta el momento. Estos hombres estuvieron tan dedicados a traducir la
Biblia al lenguaje común del pueblo que incluyeron lo siguiente en el prefacio
a la Biblia titulado, Los traductores al lector: “Traducción es la que abre la
ventana, para dejar entrar la luz; que rompe el cascarón, para que podamos
comer la semilla; que mueve la cortina, para que podamos ver el Lugar
Santísimo; que remueve la cubierta del pozo, para que podamos venir a las
aguas, así como Jacob movió la piedra de la boca del pozo, para que los rebaños
de Labán bebieran”.
El esfuerzo de la traducción de la
versión de King James fue basado principalmente en la Biblia Bishop, pero los
traductores usaron también las Biblias Tyndale, Mathew, Coverdale, Great y
Génova. Ya que muchos de los traductores eran también versados en hebreo y
griego también pudieron referirse al texto Masorético (Antiguo Testamento
Hebreo) y a la Septuaginta (traducción al griego de las Escrituras Hebreas)
durante su obra. Si todas las Biblias mencionadas aquí fueran trazadas a sus
orígenes llegaríamos directamente a los manuscritos hebreos y griegos del AT y
del NT que existen hoy día.
Ya que sus traductores buscaban
perfección, belleza, poder y fidelidad literaria a los textos hebreo y griego,
la Biblia King James ha pasado a la historia como una de las versiones más
amadas a través de los siglos. De hecho, no tuvo rival por los primeros 250
años. En 1881, 50 estudiosos desarrollaron una Versión Inglesa Revisada y
dijeron lo siguiente acerca de la versión King James: “Hemos estudiado esta
gran Versión cuidadosa y minuciosamente, línea por línea; y mientras más la
estudiamos más admiramos su simpleza, su dignidad, su poder, su alegre
expresión, su fidelidad en general, y no podemos dejar de mencionar, las
cadencias musicales y la felicidad de su ritmo”.
La Biblia King James aún se
encuentra en muchos hogares e iglesias hoy día, y es prueba viviente de que la
belleza de la Palabra de Dios ha sido guardada a través de los siglos.
Rollos del Mar Muerto
Los Manuscritos del Mar Muerto
cuentan una historia asombrosa y, lo que es más importante, son evidencia
objetiva de la veracidad de la Biblia. ¿Qué debemos saber de estos importantes
documentos?
Los Rollos del Mar Muerto han sido
llamados el mayor descubrimiento de manuscritos de los tiempos modernos.
El primero de ellos fue encontrado
accidentalmente en 1947 cuando un joven pastor beduino lanzó una piedra en una
de las cuevas de los acantilados del Mar Muerto en el área de Qumrán y escuchó
el sonido de una vasija quebrándose. Este pastor de ovejas llamó a otros
beduinos para investigar y descubrió que en la cueva había varias vasijas con
rollos adentro; entre todos sacaron los rollos y los llevaron a Belén para
confirmar su autenticidad. Un anticuario llamado Kando les aseguró que los
rollos eran auténticos y compró cuatro de ellos por $150 dólares para luego
vendérselos al arzobispo Samuel, entonces encargado del monasterio ortodoxo
sirio de San Marcos en Jerusalén.
Luego, ignorando el verdadero valor
de su descubrimiento, los beduinos le vendieron otros tres rollos a otro
anticuario por un precio similar.
Fueron descubiertos entre 1947 y
1956 en once cuevas a lo largo de la costa noreste del Mar Muerto. Esta es una
región árida, 21 km al este de Jerusalén y 397 metros debajo del nivel del mar.
Los Rollos del Mar Muerto comprenden los restos de entre aproximadamente 825 y
870 rollos, representados por decenas de miles de fragmentos. Los rollos están
hechos en su mayoría de pieles de animales, pero también de papiro y uno de
cobre. Están escritos con una tinta a base de carbón, de derecha a izquierda,
sin puntuación, excepto por una sangría ocasional en los párrafos.
Los Rollos del Mar Muerto pueden ser
divididos en dos categorías -- bíblicos y no bíblicos. Han sido descubiertos
fragmentos de cada libro del AT (canon hebreo), excepto del libro de Ester.
Ahora, identificados entre los rollos, existen 19 fragmentos de Isaías, 25
fragmentos de Deuteronomio y 30 fragmentos de los Salmos. El rollo de Isaías,
virtualmente intacto, contiene algunas de las más primordiales profecías
mesiánicas. Es 1.000 años más antiguo que cualquier copia previamente conocida
de Isaías.
Adicionalmente a los manuscritos
bíblicos, hay comentarios parafraseados del canon hebreo que cubren la Torah,
estándares y regulaciones de la comunidad, reglas de guerra, salmos no
canónicos, himnos y sermones. La mayoría de los textos están escritos en hebreo
y arameo, con unos pocos en griego.
Los Rollos del Mar Muerto parecen
ser la biblioteca de una secta judía, muy probablemente los esenios. Cerca de
las cuevas, están las ruinas de Qumram, una aldea excavada a principios de 1950
que muestra conexiones tanto con los esenios como con los rollos. Los esenios
eran escribas judíos, estrictos cumplidores de la religión, que parecen tener
un pensamiento Mesiánico y apocalíptico. Se piensa que la biblioteca fue
escondida en cuevas alrededor del comienzo de la primera revuelta judía (66-70
d.C.), a medida que el ejército romano avanzaba contra los judíos.
Con base en varios métodos de
fechado, incluyendo carbono 14, paleográfico y de escribas, los Rollos del Mar
Muerto fueron escritos durante el período entre el 200 a.C. y el 68 d.C. Muchos
manuscritos bíblicos cruciales (tales como el Salmo 22, Isaías 53 e Isaías 61)
datan por lo menos del año 100 a.C. Como tales, los Rollos del Mar Muerto han
revolucionado la crítica textual del AT. Fenomenalmente, encontramos que los
textos bíblicos concuerdan sustancialmente con el texto Masorético, como
también con variantes de traducciones del AT.
Los Rollos del Mar Muerto comprenden
el más antiguo grupo de manuscritos del AT alguna vez hallado, datando desde el
100 al 200 a.C. Esto es esencial porque ahora tenemos evidencia absoluta que
las profecías Mesiánicas contenidas en el AT de hoy (tanto judío como cristiano),
son las mismas profecías Mesiánicas que existieron antes del tiempo en que
Jesús caminó sobre esta tierra. No hay duda que Jesucristo era el Mesías
esperado por los judíos.
Más de 200 fragmentos de los Rollos
del Mar Muerto están guardados en el Museo del Santuario del Libro, en
Jerusalén. Además, se pueden ver en formato digital en el sitio web Leon Levy
Dead Sea Scrolls Digital Library. La entidad encargada del cuidado y el acceso
a los rollos es la Autoridad de Antigüedades de Israel.
Extraordinariamente, el único rollo
intacto exhibido en el Santuario del Libro es el “Gran Rollo de Isaías”
(1Qls-a), el cual contiene el libro completo de Isaías que leemos hoy (todos
los 66 capítulos). Un número de expertos, de varias religiones y disciplinas
profesionales, han analizado este gran hallazgo.
El Libro de Isaías fue descubierto
en la Cueva 1 en 1947. Fue identificado como el Libro Bíblico de Isaías en
1948, y comprado por la Iglesia Ortodoxa Siria en ese tiempo. Israel readquirió
el Gran Rollo de Isaías en 1954 para estudiarlo y preservarlo como un tesoro
nacional. Ha sido expuesto como la pieza central de la exhibición en el museo
Santuario del Libro desde 1965. Un segundo rollo parcial de Isaías (1Qls-b) fue
también descubierto en la Cueva 1, en 1947. Desde entonces, aproximadamente
otros 17 fragmentos de escrituras de Isaías han sido descubiertos en otras
cuevas en Qumram.
En cuanto al fechado, parece que las
piezas del Gran Rollo de Isaías (1Qls-a) han sido fechadas con carbono 14, al menos
cuatro veces, incluyendo un estudio de la Universidad de Arizona en 1995 y un
estudio en ETZ-Zurich entre 1990 y 1991. Los cuatro estudios produjeron un
rango de fechas calibradas entre el 335 y 324 a.C. y el 202 y 107 a.C. También
han sido conducidos numerosos estudios paleográficos y de escribas que ubican
1Qls-a aproximadamente en un rango de fechas entre el 150 y el 100 a.C. (Ver
Price, Secrets of the Dead Sea Scrolls, 1996; Eisenman & Wise, The Dead Sea
Scrolls Uncovered, 1994; Golb, Who Wrote the Dead Sea Scrolls?, 1995; Wise,
Abegg & Cook, The Dead Sea Scrolls, A New Translation, 1999).
Los Rollos del Mar Muerto han
proporcionado evidencia fenomenal de la credibilidad de las escrituras
bíblicas. Específicamente, el casi intacto Gran Rollo de Isaías es casi
idéntico a la más reciente versión del texto Masorético del 900 a.C. Expertos
han descubierto un puñado de errores de escribas, de ortografía y de tiempos de
los verbos, pero nada de importancia.
Los Rollos del Mar Muerto
constituyen una poderosa herramienta para responder a críticas textuales de las
escrituras bíblicas. Aunque los primeros rollos fueron descubiertos en 1947, no
fue sino recientemente que mucha de la investigación y muchas de las
traducciones fueron hechas públicas.
Los Rollos del Mar Muerto yacieron
intactos en un clima árido, perfecto, por cerca de 2000 años. En 1947, un
pastor beduino podría decirse que tropezó con el más importante hallazgo
arqueológico de la historia, y luego, un año más tarde, el pueblo judío regresó
por primera vez, oficialmente, a su patria como una nación desde el 70 d.C.
Ahora tenemos la mayor certeza de
que el AT (Tanakh judío) que leemos hoy, es el mismo que existió entre el 100 y
200 a.C. Esto significa que más de 300 profecías del advenimiento del Mesías en
el AT, existían previamente al nacimiento de Jesucristo. Depende de nosotros el
determinar qué hacer con esta realidad.
Un hallazgo tan grande no podía
pasar desapercibido por mucho tiempo. En 1948, un profesor de la Universidad
Hebrea llamado Eliezer Lipa Sukenik supo de los rollos por medio de un
anticuario armenio e inmediatamente comenzó a investigar.
Acordó reunirse en secreto con uno
de los primeros anticuarios en una zona militar inglesa cerca de la frontera de
Jerusalén, y el anticuario llevó un fragmento con el que Sukenik pudo confirmar
el valor de los rollos.
“Me temblaban las manos cuando
comencé a desenrollarlo. Leí unas cuantas oraciones y vi que estaba escrito en
un hebreo bíblico hermoso, un lenguaje similar al de los Salmos, pero en un
texto que desconocía. No podía dejar de mirarlo. De pronto, tuve el
presentimiento de que el destino me había dado el honor de tener en mis manos
un rollo hebreo que nadie había leído desde hace 2.000 años”, escribió el
profesor en su diario.
Más tarde (1954), los cuatro
manuscritos del arzobispo Samuel, que para entonces se encontraban en una
iglesia ortodoxa siria en Nueva Jersey, fueron puestos a la venta en un anuncio
del Wall Street Journal y el gobierno israelí los compró por medio de un intermediario
americano. Los rollos fueron llevados a la Universidad Hebrea, donde se
conservaron y analizaron hasta que en 1965 fueron llevados al Santuario del
Libro en Jerusalén que fue construido especialmente con ese propósito.
Los arqueólogos no tardaron en echar
a correr la voz de que los primeros siete rollos contenían textos bíblicos y
otros escritos antiguos de gran valor, y en Qumrán pronto se hicieron más
excavaciones que dieron paso el descubrimiento de muchos otros documentos en 10
cuevas diferentes.
En total, el hallazgo consta de una
pequeña cantidad de rollos casi completos y miles de fragmentos provenientes de
más de 900 textos escritos en hebreo, arameo y griego.
¿Por qué es tan importante este
descubrimiento? Antes de que se encontraran los rollos, el manuscrito más
antiguo que se conocía de las Escrituras hebreas databa del siglo X a.C. —cerca
de 500 años después de la época de Moisés. ¿Cómo comprobar la legitimidad de un
texto tan antiguo? Una manera de comprobarlo es asegurarnos de la minuciosidad
de quien hizo la copia. Nosotros creemos que a los judíos les fue dada la
responsabilidad de preservar las Escrituras hebreas y la misma Biblia lo afirma
(Rom. 3:1, 2).
Las Escrituras hebreas del AT fueron
preservadas por un grupo de judíos llamados “masoretas”, cuyos manuscritos hoy
se conocen como Texto Masorético. Los masoretas eran tan meticulosos en su
tarea que hacían una copia nueva de la Biblia tan pronto como la anterior se
desgastaba y, una vez confirmada su exactitud, destruían la copia antigua. Es
por esto que el manuscrito más antiguo conocido es el Códice de Alepo, que data
del año 935 d.C.
Los masoretas también recibían el
nombre de “contadores” pues uno de sus métodos de revisión era contar las
palabras y letras del original y el duplicado para asegurarse de que fuesen
idénticos, lo cual hicieron por más de 400 años (desde el 600 hasta el 1000
d.C.).
A pesar de la minuciosidad de estos
copistas, no había manera de probar que la copia del 935 d.C. representaba
fielmente el manuscrito original antes de que los Manuscritos del Mar Muerto
aparecieran.
La mayoría de los expertos concuerda
en que los manuscritos datan aproximadamente del 200 a.C. al 68 d.C. —más de
mil años antes que cualquier otro manuscrito del AT hebreo conocido— y dada su
gran similitud con el Texto Masorético, se consideran prueba objetiva de la
fidelidad del texto en que se basa el AT moderno.
En cuanto a la preservación de los
manuscritos en Qumrán, todo indica que estuvo en manos de una comunidad judía
que se había separado de la rama predominante por voluntad propia (los
esenios).
Aunque la calidad y cuidado con el
que los manuscritos se conservaron varía de uno a otro, sin duda todos son de
gran valor histórico.
Norman Geisler, autor de varios
libros sobre la inerrancia bíblica (Inerrancy [Inerrancia], 1978; General
Introduction to the Bible [Introducción general a la Biblia], 1986; and From
God to Us [De Dios para nosotros], 2012), asegura que los Manuscritos del Mar
Muerto son la mejor prueba externa de la exactitud del Texto Masorético y de
que la Biblia fue cuidadosamente preservada por cerca de mil años, desde el primer
siglo hasta el 900 d.C.
Según Geiser, podemos estar seguros
de que los textos utilizados para copiar los Manuscritos del Mar Muerto
pertenecen a la misma tradición que los usados para copiar el Texto Masorético,
pues la similitud entre los documentos es impresionante considerando la
diferencia de antigüedad.
Su semejanza también ha llamado la
atención de otros estudiosos, como el experto en el lenguaje hebreo Millar
Burrow, quien escribe: “Es asombroso que el texto haya sufrido tan pocas
alteraciones en aproximadamente mil años. Como dije en mi primer artículo sobre
el rollo: su mayor importancia estriba en que respalda la fidelidad de la
tradición masorética” (The Dead Sea Scrolls [Los Manuscritos del Mar Muerto],
1955).
En síntesis, los Manuscritos del Mar
Muerto son una prueba objetiva de la autenticidad del Texto masorético que ha
servido de base para las copias modernas del AT. Podremos estar en el 2017,
pero la exactitud de nuestra Biblia nos permite volver dos mil años atrás y
leer lo mismo que está escrito en el rollo de Isaías que el joven pastor
encontró cerca del Mar Muerto.
¿Es cierta la Biblia? Los
Manuscritos del Mar Muerto son una de las pruebas de que es así.
A diferencia del AT, el NT griego
fue preservado a partir de más de 6.000 manuscritos y fragmentos descubiertos
en Asia Menor y Egipto que datan del siglo II d.C.
El hallazgo incluye fragmentos del
libro de Juan tan antiguos que no sobrepasan la antigüedad de los escritos
originales del apóstol ni por una generación.
Tal tesoro de manuscritos, algunos
de ellos bastante antiguos, sin duda nos da seguridad de que nuestra versión
del NT también es exacta.
Esenios
Los esenios eran un tipo de
comunidad judía monástica, que copió y preservó escrituras sagradas en lugares
tales como Qumrán, cerca del Mar Muerto, en Israel. Junto con los fariseos y
los saduceos, los esenios formaban las tres principales sectas del judaísmo
alrededor del primer siglo. Esta identificación proviene de los escritos de
Josefo, Filo, Plinio el Viejo, y otros. Al paso del tiempo, el grupo rabínico
de los fariseos representó la secta estándar del judaísmo.
Los esenios son más conocidos por su
comunidad en Qumrán, donde vivieron aproximadamente desde el 150 a.C. al 68
d.C.
Los arqueólogos excavaron
aproximadamente 300 cuevas en el área de Qumrán, descubriendo rollos en once
cuevas. Todos los rollos datan entre el siglo III a.C. y el año 68 d.C., cuando
el sitio fue abandonado por los esenios debido a la guerra con Roma, y las
fechas fueron confirmadas por alfarería, monedas, epigrafía, por lingüística, y
por carbono-14. Algunas de las cuevas pueden ser vistas fácilmente desde lejos,
inclusive la famosa Cueva 4, la cual era una cueva artificial cavada en el
risco, y un cuarto de almacenamiento, donde fueron descubiertos cientos de
rollos.
La naturaleza exacta de la comunidad
de Qumrán es debatida, aunque la teoría predominante es que fue un asentamiento
de esenios. Parte de la evidencia arqueológica que señala una comunidad religiosa
incluye las cisternas escalonadas, conocidas como "mikve", las cuales
fueron utilizadas como baños rituales judíos. Adicionalmente, el contenido de
los rollos es sumamente religioso en naturaleza, y algunos teorizan que allí
los esenios copiaban y preservaban rollos, aunque se cree casi unánimemente que
la mayor parte de los rollos bíblicos fueron copiados en otra parte y traídos a
Qumrán, luego almacenados por los esenios en muchas de las cuevas de Qumrán.
Uno de los cuartos, llamado el scriptorium, ha sido interpretado por algunos
como el cuarto donde fueron copiados muchos de los rollos. El descubrimiento de
tinteros y escritorios demuestra que al menos alguna escritura fue hecha en
este sitio.
Las copias de libros bíblicos
descubiertas en Qumrán, no solo son anteriores al AT hebreo más antiguo por más
de 1.000 años, sino que también demuestran un grado asombroso de consistencia y
conservación del texto bíblico; los Rollos del Mar Muerto son casi idénticos al
texto masorético y a la Septuaginta; solo existe un número limitado de
variantes textuales que no tienen impacto en la teología ni en importantes
afirmaciones históricas. Otros textos descubiertos son extremadamente valiosos
también, ya que dan información en cuanto a interpretación, vida religiosa, e
idioma hebreo.
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