sábado, 5 de agosto de 2017

La verdad en la Biblia

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¿Qué es la verdad? ¿Es la verdad absoluta o varía según las circunstancias y opiniones? ¿Es posible conocer la verdad? ¿O está la verdad sujeta a interpretaciones humanas? ¿Es acaso tan solo una cuestión filosófica? ¿Qué es la verdad según la Biblia?

Wiston Churchill dijo una vez: “En ocasiones los hombres se tropiezan con la verdad, pero la mayoría se levanta y continúa su camino rápidamente, como si nada hubiera pasado”.

Muchos en la actualidad piensan que la verdad es relativa según las circunstancias ―que algo cierto en una situación no es necesariamente cierto en otra. Esto implicaría que la verdad para una persona no necesariamente es la verdad para todos. Si esto es cierto, ¿cómo podemos estar seguros en qué debemos creer y cómo debemos vivir?

Cerca de 2.000 años atrás, un gobernador romano le preguntó a un prisionero injustamente acusado: ¿Qué es la verdad? El nombre del gobernador era Poncio Pilato, y el prisionero era Jesús de Nazaret (Jn. 18:37, 38).

Cristo no respondió la pregunta de Pilato en esa ocasión, o al menos no tenemos registro bíblico de que lo haya hecho. Así que Pilato aparentemente desistió de su pregunta y simplemente se lavó las manos del problema, o creyó que lo había resuelto. Sin embargo, Cristo sí respondió esta pregunta en otra parte, y el mismo escritor (Juan) lo registra en una oración de Jesús a su Padre.

Miremos lo siguiente…
En la noche anterior a su crucifixión, Cristo elevó una sentida oración a su Padre para pedir por sus discípulos ―y no solo los de aquel tiempo, sino también los que le seguirían en el futuro. En el contexto de esa oración, Jesús dijo: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Jn. 17:17).

Debemos examinar las páginas de la Palabra de Dios ―la Santa Biblia― para aprender la verdad de todos los temas importantes de la vida. La Biblia tiene las respuestas de por qué nacimos, cuál es nuestro propósito en la vida, si Dios existe y cuál es el potencial de la humanidad (por nombrar solo algunos de los temas planteados en la Biblia).

El salmista también escribió: “La suma de tu palabra es verdad” (Sal. 119:160), y es interesante que la palabra “verdad” se menciona más de 200 veces en las Escrituras.

El expresidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, dijo: “Los americanos anhelan explorar las verdades más profundas de la vida. En el interior de ese solo libro [la Biblia]  encontraríamos las respuestas a todos los problemas que enfrentamos hoy, si tan solo lo leyéramos y creyéramos”. Reagan es aclamado como uno de los más grandes líderes de los Estados Unidos y, así como otros líderes alrededor del mundo, él creía en la existencia de un plan divino para la humanidad.

Jesús le dijo a Tomás: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Jn. 14:6). Pablo además les dijo a los efesios: “si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús” (Ef. 4:21). Entonces, Cristo, siendo Dios, es la personificación de la verdad ―la verdad encarnada.

En el comentario introductorio de su epístola a Tito, Pablo también escribió: “Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, conforme a la fe de los escogidos de Dios y el conocimiento de la verdad que es según la piedad, en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos” (Tito 1:1, 2).

Jesús les dijo a los judíos que creyeron en él: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn. 8:31, 32). Recibir la verdad libró a los discípulos de engaños, errores y herejías.

Cristo también reveló que Satanás, cuando era Lucero, había conocido la verdad pero no permaneció en ella; y reprendiendo a los fariseos que no creían en él, les dijo que eran de su padre el diablo.

“Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” (Jn. 8:44).

En síntesis, la Biblia describe la verdad como el carácter, las enseñanzas y las promesas de Cristo; y todo lo que no esté de acuerdo con la Biblia es falso, equivocado, engañoso y herético.

¿Podemos ver lo que todo esto implica? Dios es la fuente de la verdad a través de su Palabra. Jesucristo personificó la verdad y un ser malvado dedicado a falsificar la verdad está haciendo de las suyas en nuestro mundo. La gente debería ser más precavida antes de creer que la verdad no es absoluta. ¿En dónde se originó esta idea en primer lugar? Pues vino de Satanás, el padre de mentira.

Satanás miente ahora y lo ha hecho siempre a través de la historia, literalmente engañando a toda la raza humana (Ap. 12:9). Innumerables personas han creído que “descubrieron” una nueva idea, cuando en realidad fue Satanás quien la puso en sus mentes.

Note la advertencia que Pablo le hace a Timoteo al final de la carta que le escribió: “Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, la cual profesando algunos, se desviaron de la fe” (1 Tim. 6:20, 21).

Muchos piensan también que la ciencia puede revelar la verdad. Pero, Kathy Sykes, una física inglesa y profesora en la Universidad de Bristol, explica que “la ciencia no se trata de la verdad, sino de acercarse a la verdad. Esto es importante porque muy a menudo la gente piensa que los científicos tienen la verdad. Lo que tenemos está envuelto en incertidumbres, advertencias y simplificaciones”.

Wiston Churchill dijo en cierta ocasión: “La verdad es incontrovertible. La malicia puede atacarla, la ignorancia burlarse de ella, pero al final, la verdad está ahí”.

Por otro lado, hay quienes no creen en la existencia de una verdad absoluta. La Real Academia Española define “absoluto” como “entero, total, completo”; y “verdad” se define como “la realidad o existencia real de una cosa; conformidad de las cosas con la realidad…; hecho verificado o indiscutible”.

Los filósofos y científicos han debatido la existencia de una verdad absoluta durante siglos, pero muchos han optado por aceptar otra filosofía, conocida como “ética situacional”. La ética situacional se define como “una teoría de la ética según la cual las reglas morales no son absolutamente obligatorias, sino modificables de acuerdo a situaciones específicas (Webster’s New World College Dictionary [Diccionario universitario del nuevo mundo de Webster]).

Irónicamente, cuando alguien dice que “No existe una verdad absoluta”, podríamos preguntarle: “¿Estás absolutamente seguro de que es así?”. Afirmar que la verdad absoluta no existe es en sí un intento de establecer una verdad absoluta y, por lo tanto, es una afirmación que se contradice a sí misma.

Por ejemplo, solo porque alguien decida no creer en la ley de la gravedad esto no significa que la ley de la gravedad no exista. Lo mismo sucede con la existencia de Dios: lo que una persona crea acerca de su existencia no tiene nada que ver con el hecho de que Dios efectivamente sí existe.

Para ser honestos, la gente debería admitir que no sabe si existe una verdad absoluta acerca de un tema específico. Sin embargo, a través de la Biblia, Dios revela que la verdad absoluta sí existe.

Como Cristo le dijo a una mujer samaritana en el pozo de Jacob, conocer la “verdad” es esencial para adorar a Dios: “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Jn. 4:23, 24).

Aún los fariseos (que eran enemigos de Cristo) admitieron: “Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios” (Mt. 22:16). Esta afirmación probablemente tenía un tono irónico, pues los fariseos estaban tratando de engañar a Cristo, pero su descripción de él fue correcta.

Además, Dios se refiere a su Espíritu Santo como un Espíritu de verdad que guiaría a quienes creyeran en él a toda la verdad (Jn.16:13).

Veamos los ejemplos de algunos creyentes fieles que comprendieron que Dios tiene la verdad absoluta. En el Sal. 25:5, David oró diciendo: “Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación”; y hablando a los efesios, Pablo dijo: “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa” (Ef. 1:13).

A los miembros de la Iglesia en Colosas, Pablo les dijo: “a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio” (Col. 1:5). El evangelio que Cristo y los apóstoles predicaron es la verdad del futuro Reino de Dios.

Más adelante, Pablo le recordó a Timoteo que debía ser diligente y riguroso al explicar y enseñar la Palabra de Dios, diciendo: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Tim. 2:15). Esta “palabra de verdad” es la Biblia.

El apóstol también le dijo a Timoteo: “para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad” (1 Tim. 3:15). Aquí Pablo está diciendo que la Iglesia de Cristo (sus verdaderos seguidores y servidores) practican, defienden y enseñan la verdad.

PARA REFLEXIONAR
- Jesús dijo que la Palabra de Dios, que es la Biblia, es verdad (Jn. 17:17).
- Cristo, siendo Dios, es la personificación de la verdad (Jn. 14:6; Ef. 4:21).
- Dios no puede mentir (Tito 1:1, 2).
- Satanás miente descaradamente; debemos estar atentos a sus ataques contra la verdad (Ap. 12:9).
- Cristo prometió a sus discípulos que ellos conocerían la verdad y que solo así serían libres (Jn. 8:31, 32).
- La verdad se revela en la Palabra de Dios, no a través de la ciencia.
- Dios solo acepta que le adoremos “en espíritu y en verdad” (Jn. 4:24).
- Conocer la verdad es maravilloso, pero no es suficiente. Dios espera que actuemos de acuerdo a la verdad a medida que él nos la enseña. Vivir la verdad es andar en la verdad y es más importante que conocerla intelectualmente. Tanto la sabiduría como el conocimiento, el entendimiento y la verdad, son atributos de Dios, y él puede mostrarnos la verdad si la buscamos diligentemente y en oración. La Biblia dice: “Si clamares a la inteligencia, y a la prudencia dieres tu voz; si como a la plata la buscares, y la escudriñares como a tesoros, entonces entenderás el temor de Jehová, y hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia” (Pr. 2:3-6).

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