jueves, 1 de octubre de 2015

Dios el Espíritu Santo Parte III


- Su Regeneración

Dado que la vida cristiana de fe comienza con el nuevo nacimiento, la regeneración es una de las doctrinas fundamentales en relación a la salvación. Una definición bíblica exacta de esta obra del Espíritu y un entendimiento de su relación con toda la vida cristiana son importantes para un evangelismo efectivo tanto como para la madurez espiritual.

I. Definición de regeneración
En la Biblia, la palabra «regeneración» se encuentra solamente dos veces. En Mt. 19:28 se usa en la renovación de la tierra en el reino milenial y no se aplica a la salvación en Cristo. Otra referencia está en Tito 3:5: “No por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo”; aquí sí se aplica al tema que se está planteando. Sobre la base de este texto, la palabra «regeneración» se refiere a la nueva vida, al nuevo nacimiento, a la resurrección espiritual, a la nueva creación y, en general, a que los creyentes participan de la naturaleza divina (2 Ped. 1:4) y reciben como hijos de Dios una simiente incorruptible que los lleva a aborrecer el pecado y a desarrollar el carácter de Cristo (1 Ped. 1:22, 23; 1 Jn. 3:8, 9). El término regeneración implica el origen de la vida eterna en el creyente que se introduce en él cuando cree de verdad en Cristo y comienza un cambio de un estado de muerte espiritual a la vida espiritual en Cristo, es decir, una condición en la cual ya no se quiere pecar, porque el Espíritu Santo guía al creyente a ser como Cristo, a amar la justicia y a odiar la maldad, a orar, a leer la Biblia, a servir a los demás, a perdonar, a predicar a otros de Cristo y a toda buena obra.

II. Regeneración por el Espíritu Santo
Por su naturaleza, la regeneración es una obra de Dios y los aspectos de su veracidad se declaran en las Escrituras (Jn. 3:3-7; Stg. 1:18; 1 Ped. 2:9). De acuerdo a Jn. 1:13, los que son regenerados “no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”. Además, en muchos pasajes la regeneración se compara con la resurrección espiritual o con recibir vida de Dios (Jn. 5:21; Rom. 6:13; Ef. 2:1-5). También se le compara a la creación de un nuevo ser por cuanto es un acto creativo de Dios (2 Cor. 5:17; Ef. 2:10; 4:24).

Según la Biblia, las tres personas de la Trinidad están involucradas en la regeneración del creyente. El Padre está relacionado con la regeneración en Stg 1:17,18. Al Señor Jesucristo se le revela frecuentemente involucrado en la regeneración (Jn. 5:21; 2 Cor. 5:17, 18; 1 Jn. 5:12). Sin embargo, como en otras obras de Dios donde las tres personas están involucradas pero una de ellas asume la función primordial, el Espíritu Santo es específicamente el Regenerador, como se declara en Jn. 3:3-7 y Tito 3:5. Puede observarse un paralelo en el nacimiento de Cristo, en el cual Dios fue su Padre (porque fue enviado por él y fue llamado Hijo de Dios), la vida del Hijo estaba en Cristo (porque él se hizo hombre y le dio vida a ese cuerpo) y aún así fue concebido del Espíritu Santo (porque él lo engendró en el vientre de María).

III. Vida eterna impartida por la regeneración

El concepto central de la regeneración es que un creyente, el cual en un principio estaba muerto espiritualmente por causa de sus pecados, ahora ha recibido vida eterna en Cristo. Para describir esto se usan tres figuras:
- Nacer de nuevo, o renacer. En la conversación de Cristo con Nicodemo él dijo: “Os es necesario nacer de nuevo” (Jn. 3:7). Este nuevo nacimiento es diferente del nacimiento físico y es posterior a él, como lo confirma Jn. 1:13.
- La resurrección espiritual. Se declara a un creyente en Cristo como «vivo de entre los muertos» (Rom. 6:13). En Ef. 2:5 se declara que Dios, “aún estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo”, literalmente «nos hizo vivos junto con Cristo».
- La nueva creación. El creyente es exhortado: “y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Ef. 4:24). En 2 Cor. 5:17 el pensamiento se hace claro: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.

Las tres figuras hablan de la nueva vida que se recibe por fe en Cristo y por la obra del Espíritu Santo en la regeneración.

Dada la naturaleza del acto del nuevo nacimiento, la resurrección espiritual y la creación, está establecido en la Biblia que la regeneración no es llevada a cabo por ninguna buena obra del hombre. No es un acto de la voluntad humana en sí misma, y no es producida por ninguna ordenanza de la iglesia tal como el bautismo por agua. Es enteramente un acto sobrenatural de Dios en respuesta a la fe del hombre.

De igual manera, la regeneración debe distinguirse de la experiencia que le sigue. La regeneración es instantánea y es inseparable de la salvación. Una persona salvada en forma genuina tendrá una experiencia espiritual subsiguiente, pero la experiencia es la evidencia de la regeneración, no la regeneración misma. En un sentido, es posible decir que experimentamos el nuevo nacimiento, pero lo que queremos significar con esto es que experimentamos los resultados del nuevo nacimiento y ambos aspectos son diferentes.

IV. Los resultados de la regeneración
La regeneración es el fundamento sobre el cual está edificada nuestra total y eterna salvación. Sin nueva vida en Cristo no hay posibilidad de recibir los otros aspectos de la salvación tales como la morada del Espíritu, la justificación, la reconciliación con Dios, etc. Sin embargo, hay algunas características que son inmediatamente evidentes en el mismo hecho de la regeneración.

Cuando un creyente recibe a Cristo por la fe, es nacido de nuevo y en el acto del nuevo nacimiento recibe una nueva naturaleza. Esto es lo que la Biblia llama el nuevo hombre (Ef. 4:24), del cual se nos exhorta a que «nos vistamos», en el sentido de que debemos participar de esa naturaleza divina y permanecer en el propósito de ser cada más como Cristo. A causa de la nueva naturaleza, un creyente en Cristo debe experimentar un cambio drástico en su vida, en su actitud hacia Dios y en su capacidad de tener victoria sobre el pecado. La nueva naturaleza está modelada en conformidad con la naturaleza de Dios mismo y es algo diferente de la naturaleza humana de Adán antes de pecar, la cual era completamente humana, aunque sin pecado. La nueva naturaleza tiene cualidades divinas, anhela las cosas de Dios, da una nueva dirección a la vida y una nueva aspiración para alcanzar la voluntad de Dios.

Mientras que la regeneración en sí misma es una nueva experiencia con Dios, la nueva vida recibida en la regeneración da al creyente nueva capacidad para servir a Dios y obedecer sus mandamientos:
- Antes fue ciego, y ahora puede ver.
- Antes estaba muerto, ahora está vivo a las cosas espirituales.
- Antes era enemigo de Dios y estaba lejos de su comunión; ahora tiene una base para la comunión con Dios y puede disfrutar de la plenitud del Espíritu Santo.

En la proporción que el cristiano se entrega a sí mismo a Dios y obtiene la provisión de Dios, su experiencia será maravillosa; esto es una demostración sobrenatural de lo que Dios puede hacer con una vida que está rendida a él para darle vida eterna. Así pues, la vida eterna que tenemos ahora se expresa solo parcialmente en la experiencia espiritual, pero tendrá su gozo final en la presencia de Dios en la eternidad.

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