miércoles, 21 de septiembre de 2016

¿Cuál es la Verdad? Parte X

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b. Orden
Dios provee la mejor explicación sobre la sincronización y las funciones de cada elemento en la naturaleza que cuenta con un sistema de números, fórmulas matemáticas, procesos basados en la química, el complejo ADN, el funcionamiento extraordinario de la célula y las leyes naturales.

* La teoría alternativa es que los primeros elementos caóticos se auto-ordenaron en sistemas complejos de información pero, como hemos visto, esta idea es absurda y contraria a toda lógica.

I. El ingrediente fundamental
Cuando se trata de evidencia a favor de la creación, el universo es una obra maestra y compleja del Diseñador y, a medida que los científicos han sondeado sus profundidades e investigado su extensión, se han maravillado de su riqueza de información.

“¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” (Rom. 11:33).

Desde la misteriosa conducta de las partículas sub-atómicas, comunicándose instantáneamente a través de distancias galácticas, pasando por el software biológico de la maquinaria celular, hasta la cantidad de parámetros delicadamente equilibrados que gobiernan el cosmos, LA INFORMACIÓN, como los científicos están aprendiendo, ES EL INGREDIENTE FUNDAMENTAL DEL UNIVERSO. El físico John Archibald Wheeler una vez lo dijo de esta manera: "Cada cantidad física deriva su significado fundamental de los bits, indicaciones binarias positivas o negativas". En la jerga informática, eso es información.

Paradójicamente, el ingrediente fundamental del mundo físico no es material. Aunque su transmisión depende de medios materiales—ondas sonoras, señales electromagnéticas, tinta y papel, imágenes fotográficas, y cosas por el estilo—la información misma no consiste en materia ni es un producto de ella.

Considere las células de nuestro cuerpo. Durante el transcurso de una vida normal, cada célula del cuerpo es reemplazada muchas veces, incluyendo las del cerebro. Las moléculas que constituyen nuestros cuerpos experimentan un cambio constante, y aún así esos cambios no tienen ningún efecto acorde en las instrucciones que gobiernan la actividad celular, o nuestra biblioteca personal de conocimiento, recuerdos, creencias y aspiraciones.

La existencia de información es evidencia de que la realidad es más que materia moviéndose bajo la influencia de fuerzas físicas. En la raíz de la naturaleza hay orden, un orden que nosotros no inventamos ni impusimos. Entonces, ¿de dónde vino?

II. Creación de la vida
Hay gente que pretende discutir acerca de la generación espontánea y presentan experimentos realizados al respecto; por ejemplo, hay quienes hablan de los experimentos de "chispa y sopa" de los años 1950, donde hombres como Harold Urey y Stanley Miller pasaron mezclas de agua hirviendo, amoníaco, metano, e hidrógeno a través de elaborados "sistemas de chispas eléctricas" de vasos de precipitado y tubos de ensayo. En esos experimentos, fueron capaces de producir trazas de uno o dos aminoácidos (la "materia prima básica de la vida") y por lo tanto, los medios aclamaron esto como prueba a favor de la posibilidad de la generación espontánea en una Tierra pre-biótica (Harold C. Urey, The Planets, Their Origin and Development, Yale University Press, 1952; and Stanley Miller, Science, vol. 117, 1953, 528-529).

Existen muchos problemas no reportados con estos experimentos "diseñados". Dramáticamente, los mayores derivados de estas sopas fueron alquitrán (85%) y ácidos carboxílicos (13%), ambos tóxicos para los sistemas vivos. A pesar de todos los demás problemas, producir una traza de aminoácido en un experimento de laboratorio sería similar a producir un ladrillo de arcilla y decir que sabemos cómo diseñar y construir al azar un rascacielos de Nueva York.

Propongo una ilustración: "Toma una rana y ponla en una licuadora. Enciende la licuadora por siete minutos, o hasta que tenga una consistencia espumosa. Vierte la mezcla en un recipiente abierto y pon el recipiente al sol por unos cuantos millones de años. Después de este tiempo, trae el recipiente y examina el contenido. ¿Tienes una rana?... No, todavía tienes una sopa de rana. No puedes obtener nada sino una mezcla acuosa que contiene la materia prima de la vida de una rana porque sin código de información para enlazarlo todo, no tienes nada que se parezca a alguna especie de organismo vivo".

En esta ilustración simple (aunque gráfica), proporcioné cada potencial para crear una rana. Proporcioné cada químico, aminoácido, proteína, y molécula que conforman la estructura orgánica de una rana. Sin embargo, si colocara esta ilustración en el contexto de una "sopa pre-biótica" en una Tierra primitiva, tendríamos suerte de observar siquiera una traza de elemento o aminoácido desarrollarse en el mismo período de tiempo… ¡ni hablar de los componentes biológicos de toda la rana! (órganos, tejidos, células, procesos biológicos y demás aspectos de una complejidad que todavía estamos aprendiendo pero que nos falta mucho más para comprender en su plenitud).

III. Origen de la vida
Por milenios, se ha pensado que el origen de la vida es el resultado de una Abiogénesis (también conocida como "Generación Espontánea"). La doctrina de la Generación Espontánea sostiene que la vida orgánica pudo surgir de materia inorgánica. Hasta el siglo XVII, existían recetas para "crear" vida; por ejemplo, se dijo: “Tome trapos llenos de sudor, enróllelos alrededor de trigo, y póngalos en un pote abierto. En 21 días, usted creará ratones”. Para ratas, solo arroje basura en la calle; en unos pocos días, las ratas llenarán el lugar. En todo el mundo, en Europa, Asia, África y las Américas, la humanidad estaba formulando recetas para crear abejas, piojos, escorpiones, gusanos, parásitos, sapos, etc. En 1668, Francesco Redi públicamente se opuso a la idea de la Generación Espontánea. Aunque era colectivamente aceptado que la carne podrida generaba gusanos, Redi discrepó. Él mantuvo que los gusanos nacían de huevos puestos por las moscas. Para probar su hipótesis, Redi ejecutó uno de los primeros experimentos conocidos que utilizaron un "grupo control". Así comenzó la muerte de la Generación Espontánea y el nacimiento de la era moderna de desarrollo científico. Redi colocó carne en tres frascos: uno abierto, uno sellado, y uno cubierto con gaza. Gusanos aparecieron en el frasco abierto, ya que las moscas fueron capaces de llegar hasta la carne. Los gusanos no aparecieron en el frasco sellado, ni en el frasco cubierto con gaza. En ese tiempo, se pensó que este experimento no refutaba la Generación Espontánea (simplemente comprobó que los gusanos no provenían de la carne).

Hasta 1850, se pensó que la Generación Espontánea era el origen de la vida. No fue sino hasta el francés Luis Pasteur, que esta falacia fue finalmente refutada. En 1859, la Academia Francesa de las Ciencias patrocinó una Feria de Ciencias; la meta era comprobar o refutar la Generación Espontánea. El experimento ganador del joven Pasteur fue una inteligente variación de experimentos anteriores llevados a cabo por John Needham (1713-1781) y Lazzaro Spallanzani (1729-1799). Pasteur llenó un frasco de largo cuello con caldo de carne. Luego calentó el cuello de vidrio y lo dobló en forma de "S." El aire podía llegar al caldo, pero la gravedad actuaba para atrapar los microorganismos en el aire en la curva del cuello. Luego calentó el caldo. Después de un tiempo, ningún microorganismo se formó en el caldo. Cuando el frasco se inclinó para que el caldo llegara a los microorganismos atrapados en el cuello, el caldo rápidamente se enturbió con vida microscópica. De esta manera, Pasteur refutó la Generación Espontánea. Adicionalmente, Pasteur comprobó que algunos microorganismos son transportados por el aire.

La Generación Espontánea fue refutada como el Origen de la Vida en 1859. Irónicamente, fue en este mismo año que fue publicado por Charles Darwin el libro “Origen de las Especies”. De este trabajo, surgió el movimiento evolucionista moderno, el cual se piensa ahora que ocurrió en seis fases: (1) Evolución Cósmica (el origen del espacio, tiempo, materia y energía de la nada); (2) Evolución Química (el desarrollo de elementos superiores a partir del hidrógeno); (3) Evolución Estelar y Planetaria (el origen de las estrellas y planetas); (4) Evolución Orgánica (el origen de la vida a partir de una roca); (5) Macro Evolución (el origen de las especies principales); y (6) Micro Evolución (la variación entre las especies). Solo la sexta fase ha sido observada y documentada. Las primeras cinco son simplemente “supuestas”. En este caso, la cuarta suposición es la vieja doctrina de la Generación Espontánea - el desarrollo de la vida orgánica a partir de la materia inorgánica (una roca). El triste resultado cómico es que algunos libros de texto modernos dedican un capítulo al trabajo de Francesco Redi y Luis Pasteur, y su éxito al refutar la Generación Espontánea. Luego, unos cuantos capítulos más tarde, se les enseña a los alumnos que la Generación Espontánea es el Origen de la Vida.

IV. Ajuste Fino Cósmico
El concepto de ajuste fino cósmico está relacionado con una propiedad única de nuestro universo por la cual las constantes físicas y leyes se observan balanceándose en un filo de navaja para permitir el surgimiento de vida compleja. El grado en que las constantes de la física deben igualar criterios precisos es tal, que varios científicos agnósticos han concluido que ciertamente existe algún tipo de propósito trascendente detrás de la arena cósmica.

Por ejemplo, la radiación de fondo (Cosmic Microwave Background o CMB), también conocida como radiación cósmica de microondas o radiación del fondo cósmico, es una forma de radiación electromagnética descubierta en 1965 y que sorprendentemente llena el universo en su inmensa totalidad. Esta radiación curiosamente la podemos observar en el ruido y las interferencias que produce cualquier televisor no sintonizado.

La radiación de fondo es el ruido que hace el universo y se dice que es el eco que proviene del inicio del universo (para los creacionistas, es una prueba de que Dios dio inicio al universo y para los que creen en el Big Bang, es una prueba de que todo comenzó con una explosión cósmica). El punto es que el factor de radiación cósmica es absolutamente preciso; si este factor fuera siquiera ligeramente más pequeño, el cosmos existiría exclusivamente como una colección de gases (no existirían las estrellas, los planetas y las galaxias). A la inversa, si este factor fuese aumentado ligeramente, el universo solo consistiría en grandes agujeros negros. De cualquier manera, el universo sería inhabitable.

Otro valor finamente ajustado es la poderosa fuerza nuclear que mantiene los átomos (y por lo tanto, la materia) juntos. El sol deriva su "combustible" de fusionar átomos de hidrógeno. Cuando dos átomos de hidrógeno se fusionan, 0,7% de la masa de los átomos de hidrógeno es convertida en energía. Si la cantidad de materia convertida fuera ligeramente más pequeña (digamos un 0,6% en vez de 0,7%), un protón no sería capaz de unirse a un neutrón y el universo consistiría solo en hidrógeno. Sin la presencia de elementos pesados, los planetas no se formarían, y por consiguiente, ninguna vida sería posible. A la inversa, si la cantidad de materia convertida fuera aumentada a 0,8% en vez de 0,7%, la fusión ocurriría tan rápidamente que no quedaría ningún hidrógeno. De nuevo, el resultado sería que no existiría ningún planeta, ningún sistema solar, y por consiguiente, ninguna forma de vida (ni plantas, ni animales ni seres humanos).

La proporción de electrones a protones debe ser equilibrada con precisión, a un grado de una parte en 1037. Si esta constante fundamental fuera algo mayor o menor que esto, el electromagnetismo dominaría la gravedad, impidiendo la formación de galaxias, estrellas y planetas. De nuevo, la vida no sería posible.

La proporción de la fuerza electromagnética con la gravedad debe estar equilibrada con precisión, a un grado de una parte en 1040. Si este valor se aumentara ligeramente, todas las estrellas serían por lo menos 40% más grandes que nuestro sol. Esto significaría que la combustión estelar sería demasiado breve y demasiado desigual para soportar la vida compleja. Si este valor fuera disminuido ligeramente, todas las estrellas serían por lo menos 20% más pequeñas que el sol. Esto las incapacitaría para producir elementos pesados.

La tasa en que el universo se expande debe estar finamente ajustada a una parte en 1055. Si el universo se expandiera demasiado rápido, la materia se expandiría demasiado rápido para permitir la formación de estrellas, planetas y galaxias. Si el universo se expandiera demasiado lento, el universo colapsaría rápidamente (antes de la formación de estrellas).

La densidad de la masa del universo está equilibrada con precisión para permitir la vida a un grado de una parte en 1059. Si el universo fue un poco más grande, una superabundancia de deuterio causaría que las estrellas se quemaran demasiado rápido para la formación de la vida compleja. Si el universo fuera un poco más pequeño, una insuficiencia de helio tendría como resultado una escasez de los elementos pesados (de nuevo, resultando en la ausencia de vida).

Creer que los hechos y datos aquí detallados representan solamente una feliz coincidencia (por suerte, por azar) constituye sin duda un acto mayor de fe que el del creyente que afirma el diseño teísta del universo.

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