b. Teorías de la evolución
Cuando se trata de teorías de la
evolución, Richard Dawkins dice: "Es completamente seguro decir que si
usted encuentra a alguien que afirma no creer en la evolución, esa persona es
ignorante, estúpida o loca".
Lo que una persona cree acerca de
las teorías de la evolución depende del significado que ella asocie con el
término “evolución”. La mayoría de las personas, incluyendo a creyentes
religiosos, aceptan alguna forma de la teoría.
Existen "variadas" teorías
de la evolución que cubren un espectro muy amplio. En un extremo del espectro
de las teorías de la evolución está la MACRO-EVOLUCIÓN —el mecanismo
no-inteligente y no-teleológico de variación aleatoria, adaptación, y selección
natural, por el cual surgen gradualmente nuevos y cada vez más complejos
organismos a partir una antigua forma de vida simple—la cual se apega a la
teoría de la evolución darwiniana.
En el extremo opuesto está la
MICRO-EVOLUCIÓN—el proceso incorporado de variación genética y herencia que le
permite a las especies adaptarse, dentro de limitaciones predefinidas, a
presiones ambientales cambiantes. La micro-evolución explica, por ejemplo, por
qué hay perros de todos los tamaños, formas, colores, y habilidades, pero aún
así, son siempre distinguibles de otras formas de vida por su singular banco
genético. Incluso tras miles de años de intervención inteligente (cría de
perros), los perros siempre han continuado siendo perros, con las “mejoras de
raza” más que contrarrestadas por el aumento de la susceptibilidad a las
enfermedades y una longevidad acortada que ha tendido a hacerlos, desde un
punto de vista darwiniano, no más, sino menos "aptos". La larga
historia de la cría de animales sugiere decididamente un punto terminal del
progreso evolutivo, delimitado por limitaciones genéticas intrínsecas.
El extremo del continuo de la
evolución hacia el que se inclina una persona será determinado por sus
presuposiciones filosóficas. Para aquellos comprometidos con la causalidad no
inteligente, la "evolución" significará por siempre el mecanismo
material no dirigido de la macro-evolución comenzando desde el caldo
pre-biótico de sustancias químicas. Para aquellos comprometidos con la
propagación "según su especie" bíblica, solo los cambios en pequeña
escala de la micro-evolución son admitidos. Aún así, otros adoptan un término
medio y es la "evolución teísta", mediante la cual se logra la
macro-evolución con un poco de ayuda divina. En esta evolución teísta, la
complejidad y la diversidad de la vida no son ni el resultado de un acto
creador único, ni de un proceso inconsciente y natural, sino de pequeños
cambios graduales acumulados con el tiempo, que son dirigidos, o comenzados,
por Dios.
Hace más de 50 años, el Papa Pío XII
le dio una aprobación a esta teoría híbrida cuando, en Humani Generis,
reconoció que aunque la dádiva del alma proviene directa e instantáneamente de
Dios, el cuerpo humano quizás provenga de "materia viva
pre-existente".
Las conclusiones de la evolución
teísta gustan a dos tipos de personas: los que desean una manera intelectualmente
satisfactoria de reconciliar sus creencias religiosas con las afirmaciones de
la ciencia, y los que quieren exonerar al Creador de la existencia del mal,
haciéndolo un Dios que, después de su trabajo creador, se ha tomado unas muy
merecidas vacaciones.
En esta teoría, Dios opera en una de
dos maneras: Como un Reparador cósmico que creó el universo físico y las leyes
que lo gobiernan (incluyendo la evolución), permitiendo después que la
naturaleza siguiera su curso, con pequeños ajustes aquí y allá; o, como un
Creador no intervencionista que se retiró de su obra para darle la libertad de
encontrar su propio camino, un camino con el cual no quiere o no puede
interferir.
Estas novedades teológicas están
cargadas de su propio conjunto de problemas, aparte de los que se supone deben
resolver.
Aquellos que corren a la evolución
teísta con esperanzas de hacer las paces con las teorías de la evolución de la
ciencia, encontrarán los términos del tratado tentativos, en el mejor de los
casos (recuerde que la ciencia ha tenido muchos cambios y alguna vez consideró
que los objetos pesados caían más rápido que los ligeros, que el sol giraba
alrededor de la tierra, y que los sangrados eran curativos).
Aquellos que se inclinan a la idea
del Reparador cósmico le niegan a Dios el poder o la voluntad de hacer bien la
creación desde el principio, pero confían que él la dirige, seguramente,
continuamente y posiblemente mediante acciones ocultas en el mundo cuántico.
Pero, si Dios carecía de la inclinación o de la capacidad de diseñar la
creación desde el principio, entonces ¿cuáles son sus atributos infinitos y
eternos? Aquí podrían algunos decir: “Dios mismo evoluciona junto con el
universo que creó”.
Según esta corriente de pensamiento,
en un proceso divino de ensayo y error, Dios prueba lo que funciona y lo que no
funciona, adaptando sus técnicas como corresponda. A medida que dirige el orden
creado hacia una creciente perfección, Dios mismo madura y evoluciona a una
deidad más capaz. Por supuesto, esto es una contradicción espantosa, ya que no
existe motivo para creer que Dios posea estas características; mas bien, la
Biblia lo describe como el único ser Omnipotente que declaró: “yo Jehová no cambio” (Mal. 3:6).
Aquellos que prefieren a un Creador
"no intervencionista" no les va mejor. Para absolver a Dios de culpa
por el mal, optan por una deidad no-intervencionista, con la esperanza de que
los problemas del mundo puedan ser achacados a un proceso inconsciente, en
lugar de a un mal diseño. Es una defensa “noble” pero ineficaz. Si el mal es el
resultado de un mal diseño o de un proceso diseñado, Dios, como Diseñador,
seguiría siendo culpable.
En contraste, la Biblia muestra la
historia de aquel que creó en la expansión a un pequeño planeta azul, lleno de
flora y fauna en esplendor multicolor (Gn. 1). Su logro supremo fue una pareja
especial, hecha a su imagen, colocada en un ambiente glorioso, y dotada de
todos los recursos necesarios para el éxito al hacer la voluntad soberana de
Dios, pero un momento de prueba (el mandato de no comer del árbol de la ciencia
del bien y del mal) terminó en fracaso, y con éste, la introducción de una
fuerza corruptora comenzó el imparable descenso de la maldad y la mortalidad
(Gn. 2 y 3).
Contrariamente a nuestras fantasías
modernas, el mal proviene de decisiones equivocadas. Lo que significa que la
culpabilidad por la historia de miserias de este mundo torcido por el pecado,
recae directamente en nosotros y no es culpa de Dios (Rom. 3:9-20).
Siete etapas en la evolución
En la teoría de la evolución hay
siete estados fundamentales de evolución; de hecho, cada estado es esencial
para el próximo en la teoría en conjunto.
- El primero es la "Evolución
Cósmica" y es la idea de que el espacio, el tiempo, la materia y la
energía, de alguna manera explotaron (o se expandieron) desde, esencialmente,
la nada en el súbito "Big Bang" que fue el supuesto nacimiento de nuestro
universo. Mientras que la Teoría original del "Big Bang" es ahora una
teoría muerta, de sus cenizas han emergido las "Teorías Inflacionarias del
Universo" (TIU). Comenzando con Alan Guth a finales de los 90 (El Universo
Inflacionario: La Búsqueda de una nueva Teoría de Orígenes Cósmicos), la
comunidad científica ha propuesto aproximadamente 50 variantes de TIU. La idea
general continúa siendo la misma: al principio no existía nada. Luego, una
"singularidad" apareció súbitamente, explotó, y el resto viene a
continuación.
- El segundo estado es la
"Evolución Estelar". Después del supuesto primordial del Big Bang,
las estrellas y los planetas evolucionaron lentamente. Se piensa que el Big
Bang produjo solo hidrógeno, helio, y una variedad de partículas sub-atómicas,
y que estos elementos debieron de alguna manera condensarse en estrellas a
través de algún tipo de proceso de evolución.
- El tercer estado es la
"Evolución Química". De acuerdo al pensamiento general, los únicos
elementos químicos producidos por el Big Bang fueron hidrógeno y helio (y
posiblemente litio). Como resultado del increíble calor y de la presión entre
las estrellas, estos elementos originales de alguna manera evolucionaron en los
otros 118 elementos existentes en la naturaleza que observamos hoy: desde el
hidrógeno (H) hasta el Ununoctio (Uuo). 90 de los primeros 92, listados en
nuestra Tabla Periódica de Elementos Químicos se piensa que ocurrieron
naturalmente, a excepción de dos, el número 43 (Tecnecio o "Tc") y el
número 61 (Prometio o "Pm"). ¿Cómo llegaron aquí los otros 88?
Aparentemente, fueron producidos dentro de las estrellas. Cuando esas estrellas
murieron, estos elementos químicos fueron liberados en el espacio. Estos
elementos químicos eventualmente se juntaron por medio de fuerzas naturales, se
condensaron y formaron planetas, más estrellas, y sistemas solares como el
nuestro.
- El cuarto estado es la
"Evolución Planetaria". Los complejos elementos químicos que se
piensa que evolucionaron dentro de las estrellas antiguas fueron de alguna
manera expulsados, posiblemente durante la muerte violenta de los ciclos de
vida estelares, liberando grandes nubes espirales de compuestos. Estas nubes de
elementos químicos de alguna manera formaron los tan exactos sistemas solares,
incluyendo el nuestro.
- La quinta fase es la
"Evolución Orgánica" (también conocida como "generación
espontánea"). La teoría es que el planeta Tierra comenzó como una masa de
materia fundida hace unos cuantos billones de años. Se enfrió en sólida roca
seca. Luego, llovió sobre las rocas por millones de años, formándose los
grandes océanos. Eventualmente, esta "sopa de roca pre-biótica" (agua
+ roca) se volvió viva y generó el primer sistema orgánico auto-repetitivo.
- La sexta fase de la teoría general
de evolución es la "Macro-Evolución." Se piensa que todas las
criaturas vivas comparten un mismo ancestro: Un organismo unicelular
relativamente "simple", el cual evolucionó de materia inorgánica (la
llamada: "sopa de roca"). Esencialmente, los pájaros y las bananas,
los peces y las flores, están relacionados genéticamente. Esta es la etapa de
la evolución que Charles Darwin popularizó en su clásico El Origen de las
Especies, publicado en 1859. Darwin no inventó esta teoría, pero le dio
credibilidad al plantear un mecanismo conocido como la selección natural.
- La séptima y última etapa de la
teoría es la "Micro-Evolución", que es la variación y variedad de
características expresadas en "especies" de organismos sexualmente
compatibles. Como ejemplos se incluyen las diferencias entre varios tipos de
caballos, perros, gatos, etc. Esta "variación dentro de una especie"
es lo que Darwin observó a mitad de los años 1800, y que todavía observamos
hoy. Esta fase evolucionista es única, debido a que algunos creacionistas y los
evolucionistas en general concuerdan con ella. Esta es la idea de que pueden
existir variaciones dentro de diferentes especies de animales. Pueden existir
personas altas, personas bajas, personas negras, y personas blancas. Existen
muchos matices diferentes de piel y muchos colores diferentes de ojos, pero la
gente sigue siendo la gente. Solo porque el color de su piel es diferente al de
otra persona, no significa que usted es menos humano que otros. No, todos somos
humanos, solamente presentamos diferentes rasgos. El ADN humano permite la
existencia de estos rasgos, pero se piensa que las variaciones están
restringidas por el código genético. El código mismo permite las variaciones,
pero existen límites genéticos dispuestos para limitarlas (la gente no se
convierte en no-gente, y los cerdos nunca volarán).
Nota: Los libros de ciencia y los
documentales de televisión declaran que solamente la séptima fase (la
Micro-Evolución) ha sido observada y documentada. Las primeras seis fases de la
evolución son meramente asumidas (de forma especulativa).