domingo, 26 de julio de 2015

La Existencia de Dios Parte I

 

Si una persona se opone aún a la posibilidad de que haya un Dios, podría cuestionar o descartar cualquier evidencia; sin embargo, en este estudio se presentarán evidencias razonables.

Cuando se refiere a la existencia de Dios, la Biblia dice que hay personas que han visto suficiente evidencia, pero que ellos han suprimido la verdad acerca de Dios: “porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios” (Rom. 1:19-22).

En cambio, para aquellos que quieren saber si Dios está allí, él dice: “y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jer. 29:13).

Antes de ver los hechos y las evidencias que manifiestan la existencia de Dios, pregúntate: “¿Si Dios existe, quisiera conocerlo?” Si la respuesta es NO, no importa cuáles evidencias veas… tu corazón no podrá encontrarse con Dios; pero si tu respuesta es SI, entonces sigue leyendo.

La pregunta de si hay un argumento concluyente o una prueba siquiera para demostrar la existencia de Dios, ha sido debatida a través de la historia por gente de todo tipo (intelectuales, científicos, filósofos, escritores, agnósticos, ateos, etc.). En tiempos recientes, los argumentos contra de la posibilidad de la existencia de Dios han asumido un espíritu militante que acusa a cualquiera que se atreva a creer en Dios, como alguien delirante, irracional, fanático y religioso. Por ejemplo: Karl Marx aseguraba que cualquiera que creyera en Dios debía tener un desorden mental que causaba la invalidación del intelecto. El psiquiatra Sigmund Freud escribió que una persona que creyera en un Dios Creador, era una persona delirante, y que solo sostenía esas creencias debido a un factor de “cumplimiento de un deseo”, lo que causó que Freud lo considerara como una posición injustificable. El filósofo Frederick Nietzsche dijo abiertamente que la fe equivalía a negarse a conocer lo que es verdadero. Las voces de estas tres figuras de la historia (junto con otras), ahora son simplemente repetidas por una nueva generación de ateos quienes claman que la creencia en Dios está intelectualmente injustificada.

¿Realmente es éste el caso? ¿El creer en Dios es mantener una posición racionalmente inaceptable? Fuera de lo referente a la Biblia, ¿puede establecerse un caso de la existencia de Dios que refute la posición tanto de los viejos como de los nuevos ateos, y ofrecer suficiente garantía para creer en un Creador? La respuesta es que sí se puede. Por otra parte, al demostrar la validez de un argumento a favor de la existencia de Dios, la posición del ateísmo resulta ser intelectualmente débil.

A continuación, revisemos la máxima evidencia de la existencia de Dios:

- La realidad del universo demanda que haya un Creador

Para formar un argumento para la existencia de Dios, debemos comenzar por hacer las preguntas correctas. Comenzamos con la pregunta más básica: ¿Por qué tenemos algo, en vez de nada en absoluto? Esta es la pregunta básica de la existencia: ¿Por qué estamos aquí… por qué está la Tierra aquí… por qué está aquí el universo en vez de la nada? Comentando sobre este punto, un teólogo ha dicho: “En un sentido, el hombre no hace las preguntas acerca de Dios; su existencia misma levanta la pregunta acerca de Dios”.

Al formular esta pregunta, hay cuatro posibles respuestas del por qué tenemos algo, en vez de nada en absoluto:

1. La realidad es una ilusión.
2. La realidad es/fue auto-creada.
3. La realidad es auto-existente (eterna)
4. La realidad fue creada por algo que es auto-existente.

Así que, ¿cuál es la respuesta más lógica?
Comencemos con la realidad siendo simplemente una ilusión, lo cual es la creencia de varias religiones orientales (hinduismo, budismo, entre otras). Esta opción fue excluida hace siglos por el filósofo Rene Descartes quien es famoso por su declaración, “Pienso, luego existo”. Descartes argumentó que si él estaba pensando, entonces él debía existir. En otras palabras, “Pienso, por lo tanto, no soy una ilusión”. Las ilusiones requieren de algo o alguien que experimente la ilusión, y por otra parte, tú no puedes dudar de la existencia de ti mismo sin probar tu existencia; es un argumento auto-excluyente. Así que la posibilidad de que la realidad sea una ilusión queda eliminada y toda creencia que la promueva es contraria a la razón, absurda y falsa.

La siguiente es la opción de que la realidad sea auto-creada. Cuando estudiamos filosofía, aprendemos sobre las declaraciones “analíticamente falsas”, lo que significa que son falsas por definición. La posibilidad de que la realidad sea auto-creada es uno de esos tipos de declaraciones por la simple razón de que algo no puede ser anterior a sí mismo. Si tú te creaste a ti mismo, entonces tú debes haber existido antes para que te crearas a ti mismo, pero eso simplemente no puede ser (es ilógico). En la evolución, a veces se refieren a esto como la “generación espontánea” (algo que procede de la nada); esta posición es absolutamente irracional simplemente porque no puedes obtener algo de la nada. Aún el ateo David Hume dijo: “Yo nunca juzgué tan absurda una proposición como la de que cualquier cosa puede surgir sin una causa”. Puesto que algo no puede proceder de nada, la alternativa de la realidad como algo auto-creado es excluida. En este caso, las teorías (falsamente llamadas científicas) sobre el Big Bang y la evolución también entran en la categoría de irracionales, contrarias a la lógica y absurdas.

Ahora quedan solo dos elecciones: la realidad es auto-existente (eterna) o la realidad fue creada por algo que es auto-existente.

Así se podría resumir esta encrucijada:

• Algo existe.
• La nada no puede crear algo.
• Por tanto, existe un “algo” necesario y eterno.

Tenemos que regresar a un “algo” eterno. El ateo que se burla del creyente en Dios por creer en un Creador eterno, debe recapacitar y aceptar la existencia de un universo eterno; es la única otra puerta que puede elegir. Pero ahora la pregunta es, ¿a dónde conduce la evidencia? ¿acaso la evidencia apunta a la existencia de la materia antes que la mente, o a la mente antes que la materia?

Hasta ahora, todos los puntos clave de la evidencia científica y filosófica apuntan lejos de un universo eterno y se acercan más a la creencia en un Creador eterno. Desde el punto de vista científico, los científicos honestos admiten que el universo tuvo un principio, y todo lo que tiene un principio no es eterno. En otras palabras, todo lo que tiene un principio tiene una causa, y si el universo tuvo un principio, tuvo una causa.

Las leyes que rodean la causalidad hablan en contra de que el universo sea la causa última de todo lo que conocemos por este simple hecho: un efecto debe asemejarse a su causa. Siendo esto así, ningún ateo puede explicar cómo un universo impersonal, sin propósito, sin significado y amoral, accidentalmente produjo seres (por ejemplo, los seres humanos) que tienen personalidad y están buscando el propósito, el significado y los códigos que deberían regir la conducta ideal para una convivencia armoniosa en la sociedad. Tal cosa, desde el punto de vista causal, refuta por completo la idea de un universo natural dando origen a todo lo que existe. Así que al final, el concepto de un universo eterno es eliminado porque es completamente absurdo e incoherente.

El filósofo J. S. Mill (que no es cristiano) resumió en una frase la idea principal de esta discusión: “Es evidente en sí, que solo la Mente puede crear mente”. La única conclusión racional y razonable es que un Creador eterno es el responsable por la realidad tal como la conocemos.

Ahora bien, si ponemos todo sobre la mesa, analicemos esta síntesis:

• Existe algo.
• Tú no obtienes algo de nada.
• Por tanto, necesariamente existe “algo” eterno.
• Las únicas dos opciones son un universo eterno y un Creador eterno.
• La ciencia y la filosofía han descartado el concepto de un universo eterno.
• Por tanto, existe un Creador eterno.

El alguna vez ateo, Lee Strobel, quien llegó a esta conclusión final hace muchos años, ha comentado: “esencialmente, me di cuenta de que siendo ateo, tendría que creer que la nada produce todo; que la no-vida produce vida; la aleatoriedad produce sincronización; que el caos produce información; que la inconsciencia produce consciencia; y la no-razón produce razón. Estos saltos de fe simplemente fueron demasiado grandes para que los aceptara, especialmente a la luz del caso afirmativo para la existencia de Dios… En otras palabras, en mi evaluación, la cosmovisión cristiana justificó la totalidad de la evidencia mucho mejor que la cosmovisión atea”.

Pero la próxima pregunta que debemos abordar es la siguiente: si existe un Creador eterno (y ya hemos demostrado que así es), ¿qué clase de Creador es él? ¿Podemos inferir opiniones acerca de él con base en las cosas que ha creado? En otras palabras ¿podremos entender la causa por sus efectos? La respuesta a esto es sí, podemos hacerlo, deduciendo las siguientes características:

• Él debe ser de naturaleza sobrenatural (puesto que él creó el tiempo y el espacio).
• Él debe ser omnipotente (excesivamente poderoso).
• Él debe ser eterno (auto-existente).
• Él debe ser omnipresente (él creó el espacio y no está limitado por él).
• Él debe ser eterno e inmutable (él creó el tiempo).
• Él debe ser inmaterial porque trasciende el espacio y lo físico.
• Él debe ser personal (lo impersonal no puede crear la personalidad).
• Él debe ser infinito y único ya que no puedes tener dos infinitos.
• Él debe ser plural y sin embargo tener unidad puesto que la unidad y la diversidad existen en la naturaleza.
• Él debe ser omnisciente (supremamente inteligente). Solo un ser cognoscitivo puede producir seres cognoscitivos.
• Él debe tener propósito puesto que creó todo deliberadamente y sus criaturas (por ejemplo, los seres humanos) tienen la capacidad de tomar decisiones.
• Él debe ser moral (ninguna ley moral puede obtenerse sin un dador).
• Él debe ser protector (o no habrían sido dadas leyes morales).

Siendo ciertas estas cosas por la evidencia presentada, ahora preguntamos si existe alguna filosofía, literatura,  sistema de creencias, religión (o como quieran llamarla) en el mundo que describa las características antes mencionadas de tal Creador. La respuesta a esto es sí: solo la Biblia describe al Dios que se ajusta perfectamente a este perfil.

Según este libro, Dios es sobrenatural (Gn. 1:1), todopoderoso (Jer. 32:17), eterno (Sal. 90:2), omnipresente (Sal. 139:7), eterno e inmutable (Mal. 3:6), inmaterial (Jn. 4:24), personal (Gn. 3:9), necesario (Col. 1:17), infinito y único (Jer. 23:24; Dt. 6:4), plural pero con unidad (Mt. 28:19), inteligente (Sal. 147:4, 5), con propósito (Jer. 29:11), moral (Dn. 9:14), y protector (1 Ped. 5:6, 7).

Otro punto por abordar sobre el tema de la existencia de Dios, es el asunto de cuán justificable es en realidad la posición del ateísmo. Puesto que el ateo afirma que la posición del creyente no es convincente, solo es razonable voltear la pregunta y dirigirla de regreso a él. Por ejemplo, alguien puede asegurar que las águilas rojas existen y alguien más puede asegurar que las águilas rojas no existen: el primero solo necesita encontrar una sola águila para probar su afirmación, pero el segundo debe revisar el universo entero y literalmente estar en todo lugar al mismo tiempo para asegurarse que él no ha pasado inadvertida ninguna águila roja en alguna parte y en algún momento, lo cual es imposible de hacer. Esto es por lo que los ateos intelectualmente honestos, admitirán que ellos no pueden probar que Dios no existe.

Así que ¿el creer en Dios tiene una garantía intelectual? ¿Existe un argumento racional, lógico y razonable para la existencia de Dios? Absolutamente. Mientras que los ateos tales como Freud aseguran que aquellos que creen en Dios simplemente quieren el cumplimiento de un deseo, tal vez es Freud y sus seguidores quienes realmente sufren del cumplimiento de un deseo: la esperanza y el deseo de que no haya un Dios, ni a quién entregar cuentas, y por lo tanto, tampoco un juicio. Pero refutando a Freud está el Dios de la Biblia, quien afirma su existencia y el hecho de que verdaderamente vendrá un juicio para aquellos que sabían dentro de ellos mismos la verdad de que él existe, pero que suprimieron esa verdad (Rom. 1:20). Pero para aquellos que responden a la evidencia de que realmente existe un Creador, él ofrece el camino de salvación que ha sido logrado a través de su Hijo Jesucristo: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Jn. 1:12, 13).

Volviendo al tema de la existencia del universo, tenemos que afirmar que todo lo que existe tiene una causa; por tanto, el universo tiene una causa infinita y no pudo originarse a sí mismo. El magnífico diseño que podemos ver en el universo demanda un diseñador omnipotente, un ser infinitamente inteligente que creó todo con un propósito.

La explicación alternativa a un Dios Creador es que todo lo que existe alrededor de nosotros apareció por causa natural y al azar; éstas son especulaciones sin argumentos objetivos.

Lo que Pasteur intentó probar siglos atrás, y la ciencia confirma, es que la vida no puede surgir de la no-vida. ¿De dónde vienen la vida humana, animal y vegetal?

Asimismo, las “causas naturales” son una explicación inadecuada para la cantidad de precisa información contenida en un ADN humano. Una persona que descarta a Dios queda con la conclusión de que todo esto apareció sin causa, sin diseño, producto simplemente del azar; está observando un diseño complejo, detallado y perfecto, pero lo atribuye a la suerte.

La complejidad de todo lo que existe apunta a un Diseñador, quien deliberadamente no solo creó nuestro Universo sino que lo sustenta hoy en día.

Hay un sinfín de ejemplos que podríamos analizar para considerar el diseño maravilloso del universo:

La Tierra... su tamaño es perfecto. El tamaño de la Tierra y su respectiva gravedad contienen una capa delgada compuesta en mayoría de nitrógeno y oxígeno que se extiende a 80 kilómetros sobre la superficie de la Tierra. Si la Tierra fuese más pequeña, sería imposible que tuviese atmósfera, como es el caso del planeta Mercurio. Si la Tierra fuera más grande, su atmósfera contendría hidrógeno libre, como Júpiter. En estos dos casos, no puede haber un ambiente favorable para la vida.

La Tierra es el único planeta conocido equipado con una atmósfera compuesta por una mezcla adecuada de gases que dan sustento a las plantas, animales y seres humanos.

La Tierra está ubicada a la distancia adecuada del sol. Considere que las temperaturas que tenemos, aproximadamente varían desde -35º C a 50º C. Si la Tierra estuviese un poco más lejos del sol, todos nos congelaríamos. Si estuviese un poco más cerca, nos quemaríamos. Incluso una pequeña variación -una fracción- en la posición de la Tierra con respeto al sol haría imposible la vida sobre la Tierra. La Tierra permanece a una distancia perfecta del sol mientras rota alrededor de él a una velocidad cerca de 107.000 kilómetros por hora. Además, está rotando sobre su eje, permitiendo que la superficie entera de la Tierra sea perfectamente calentada y enfriada cada día.

La Luna tiene el tamaño y la distancia de la Tierra perfectos para su atracción gravitacional. La Luna crea las mareas y los movimientos de los océanos de tal manera que sus aguas no se estanquen, y al mismo tiempo evita que estas mismas inunden los continentes.

El Agua es incolora, inodora y sin sabor… aun así, ningún ser viviente puede sobrevivir sin ella. Las plantas, los animales y los seres humanos están compuestos en su mayoría por agua (alrededor de dos tercios del cuerpo humano está compuesto por agua). Ahora veamos por qué las características del agua son únicas y especiales para la vida:

• El agua tiene los puntos de ebullición y de congelamiento inusualmente altos. El agua nos permite vivir en un ambiente de temperaturas cambiantes, mientras mantiene a nuestros cuerpos a una temperatura de 37º C.
• El agua es un disolvente universal. Esta propiedad del agua permite que miles de químicos, minerales y nutrientes sean transportados a través de nuestros cuerpos y hacia los conductos sanguíneos más pequeños.
• El agua es también químicamente neutra. Sin afectar la composición de las substancias, el agua hace posible que la comida, medicinas y minerales sean absorbidos y usados por el cuerpo.
• El agua tiene una única tensión superficial que permite que en las plantas pueda fluir hacia arriba a pesar de la gravedad, lo que lleva agua y nutrientes vitales hasta la copa de los árboles más altos.
• El agua se congela de arriba hacia abajo, y flota de tal manera que los peces pueden sobrevivir en el invierno.
• El 97% del agua de la Tierra está en los océanos, pero en nuestra Tierra hay un sistema diseñado que remueve la sal del agua y luego la distribuye por todo el globo. La evaporación toma el agua de los océanos, deja la sal, y forma nubes que son fácilmente movidas por el viento para que dispersen agua sobre la tierra, para la vegetación, los animales y las personas. Es un sistema de purificación y abastecimiento que sustenta la vida del planeta, es un sistema de reciclar y reutilizar agua.

No hay ninguna duda de que la naturaleza posee un diseño inteligente que jamás podría ser el producto del azar o de la casualidad. Solo un corazón necio podría descartar la existencia de Dios e ignorar las pruebas tangibles que hay en su creación.

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