miércoles, 21 de diciembre de 2016

Creación vs. Evolución Parte X

Resultado de imagen para las falacias de la evolucion

q. De Mono a Hombre

En el estreno televisivo de Ape Man: The Story of Human Evolution, el narrador de noticias de CBS, Walter Cronkite, declaró que los monos eran sus "primos recién descubiertos". Cronkite continuó diciendo: "Si retrocedemos lo suficiente, nosotros y los chimpancés compartimos un ancestro común. El padre del padre, del padre, de mi padre, retrocediendo tal vez medio millón de generaciones - cerca de cinco millones de años - fue un mono".

¿Tiene razón Cronkite? ¿Compartimos nosotros y los chimpancés un ancestro común? ¿O es esto una ilustración del anti-conocimiento que rodea al hombre-mono?

Primero, ya sea en Ape Man, en National Geographic, o en Time, el ícono de mono a hombre se ha convertido en sí mismo en el argumento. Dicho de otra manera, la ilustración de un mono arrastrándose sobre sus nudillos, evolucionando a través de una serie de formas transicionales imaginarias hasta un hombre moderno, ha aparecido tantas veces, en tantos lugares, que la imagen ha evolucionado llegando a convertirse en la “prueba”.

Los evolucionistas normalmente no toman en cuenta los fraudes de los íconos que se presentan como evidencia de esta teoría en cuanto al paso de mono a hombre. Adicionalmente, a medida que el cuerpo de especímenes fósiles de homínidos continúa creciendo, se ha hecho cada vez más evidente que existe un abismo insalvable entre los homínidos y los humanos, tanto en composición como en estructura. Más aún, estructuras homólogas (estructuras similares en especies diferentes) no proporcionan pruebas suficientes de relaciones genealógicas - un descendiente común es simplemente una suposición evolucionista utilizada para “intentar” explicar las similitudes.

El suponer que los homínidos y los humanos están íntimamente relacionados debido a que ambos caminan erectos es similar a decir que los colibríes y los helicópteros están íntimamente relacionados debido a que los dos pueden volar. Ciertamente, la distancia entre un mono, que no puede leer ni escribir, y un descendiente de Adán, que puede componer una obra maestra musical, o mandar al hombre a la luna, es la distancia del infinito.

Finalmente, la evolución no puede responder satisfactoriamente por el génesis de la vida, el código genético, o el ingenioso proceso de sincronización necesario para producir la vida a partir de un solo óvulo humano fertilizado. La evolución tampoco puede explicar satisfactoriamente cómo procesos físicos pueden producir realidades metafísicas, tales como la conciencia y la espiritualidad.

El impulso insaciable de producir un "eslabón perdido" ha sustituido la ciencia pura por el vender teorías bajo el sensacionalismo y el subjetivismo. Como alguien dijera: "Cuando se trata de encontrar un nuevo agente para protagonizar como nuestro ancestro animal, no hay industria tan rentable como el negocio de los huesos".

r. Arqueópterix

Fue durante la llamada “era de los dinosaurios” que aparecieron los primeros pájaros en el registro fósil, en particular, el Arqueópterix de los estratos jurásicos (en Baviera). Debido a que tenía plumas completamente desarrolladas, incluyendo primarias y secundarias, las cuales estaban dispuestas en sus alas de la misma manera que las de los pájaros modernos, el Arqueópterix es reconocido y clasificado como un pájaro. Sin embargo, su esqueleto poseía varias características de reptiles. Estas incluían una larga cola ósea, garras en los dedos de sus extremidades anteriores (así como en las extremidades traseras, y dientes); de manera que es visto como un eslabón, mostrando supuestamente que los pájaros evolucionaron de los reptiles. Es ampliamente afirmado por los evolucionistas que los pájaros surgieron de un grupo de dinosaurios conocidos como terópodos. Las características del terópodo son: modesto tamaño en general, estatura bípeda, largas patas traseras con garras y tres dedos en sus patas delanteras. Adicionalmente, algunos de los terópodos poseían huesos huecos, y a algunos de los últimos ejemplares les faltaban dientes, y la boca se parecía un poco a un pico.

A pesar de las similitudes entre los terópodos y los pájaros, existen diferencias que claramente van en contra de una relación ancestral. Primeramente, contrario a lo que pudiera predecirse, los terópodos fueron Saurisquios, no Ornitisquios, es decir, tuvieron la distintiva pelvis parecida a la de los lagartos, en lugar de una como la de los pájaros. Adicionalmente, aunque, tanto los terópodos como los pájaros, tienen solo tres dedos en sus patas delanteras, éstos son diferentes: los terópodos tienen del primero al tercero de los cinco dígitos usuales, mientras que los pájaros tienen del segundo al cuarto. Una diferencia particularmente importante es que los terópodos, aunque poseían extremidades traseras largas y bien desarrolladas, tenían extremidades delanteras muy pequeñas. Tan cortas extremidades difícilmente fueron precursoras de las extremidades delanteras prolongadas y bien desarrolladas de los pájaros, incluyendo aquellas del Arquerópterix, las cuales deben soportar sus alas. También, típico de los animales que corren, carecen de clavículas, las cuales están presentes en el Arquerópterix y fusionadas para formar la familiar espoleta aviar (fúrcula) que contribuye a soportar el ala. Por último, el Arqueópterix tenía un espacio cerebral significativamente más grande, reflejando la necesidad de percepción sensorial y control motor adicionales requeridos para volar.

Quizás se deba notar que los pájaros tienen una disposición única para distribuir el aire alrededor de sus cuerpos, para soportar el alto metabolismo asociado con el volar, pero no existe nada que indique que algún grupo de reptiles tenía tal sistema o siquiera algo que pudiera ser considerado como un precursor de él. De hecho, algunos científicos han concluido que los terópodos tenían un modo de respirar como los cocodrilos, y que convertir éste al sistema de los pájaros significaría atravesar una etapa intermedia no viable.

Un punto importante adicional es que, según la teoría de la evolución, los terópodos (más parecidos a un pájaro) no surgieron sino hasta el final del período Cretáceo (aproximadamente 70 millones de años después del Arquerópterix), así que no pudo haber sido su antepasado. Ciertamente, ellos arribaron más tarde que varios grupos de pájaros cretáceos que están más cerca de los pájaros modernos que del Arquerópterix.

Un punto final que vale la pena mencionar es el problema de cómo comenzó el vuelo a propulsión. ¿Se desarrollaron las alas por el planear desde los árboles o por correr rápidamente por el suelo? No queda ninguna evidencia convincente a favor de alguna de las dos maneras, y ciertamente alguna evidencia en contra de cualquiera de las dos. El punto es que el Arqueópterix fue un pájaro de plumas, capaz de volar, no un corredor ni un planeador intermedio.

Aunque pueda ser justo concluir que el Arqueópterix fue de estructura intermedia (en el sentido de que fue un pájaro que compartió un puñado de características en común con los reptiles), no puede ser considerado como una transición en términos de filogenia. Al igual que tantas otras clases de animales, los pájaros surgen en el registro fósil sin ningún vínculo claro con criaturas anteriores.

s. Homología anatómica

Como ya se ha anotado, la homología se refiere a la similitud entre características en especies diferentes de organismos. Los murciélagos y las mariposas se diferencian bastante el uno del otro, pero ambos tienen alas para volar. Los murciélagos vuelan y las ballenas nadan, pero los huesos de un ala de murciélago y de la aleta de una ballena son extraordinariamente similares. Aunque "analogía" se refiere a estructuras diferentes que realizan la misma función, la "homología" se refiere a estructuras semejantes que realizan funciones diferentes.

Antes del advenimiento del Darwinismo, la homología era atribuida a la existencia de arquetipos: estructuras biológicas son semejantes porque se conforman más o menos a patrones preexistentes. Sin embargo, Charles Darwin ofreció una explicación diferente para la homología. Darwin propuso que los murciélagos y las ballenas poseen estructuras óseas semejantes, no porque fueron construidos según el mismo arquetipo (lo que implicaría diseño y por ende, causalidad inteligente y una creación especial), sino porque fueron heredadas de un antepasado común.

Claramente, en el antepasado común habría habido solo un órgano, siendo los homólogos actuales modificaciones de éste. De esta manera, si la explicación evolucionista de la homología es correcta, entonces la derivación de un órgano ancestral común debería estar reflejada en que los órganos homólogos estarían derivados de una fuente embriológica comparable -- equivalente a aquella del órgano en el antepasado común. En otras palabras, si dos órganos son derivados de diferentes fuentes embriológicas, entonces debería ser posible que ambos aparecieran en el mismo organismo (conjunción).

Combinado con esta comprensión de que estructuras homólogas deberían estar derivadas de tejidos embriológicos comparables, se pensó que también deberían ser formadas por procesos de desarrollo semejantes. Entonces, si la evolución ha de proporcionar una explicación adecuada para la homología, es necesario mostrar que existe una ruta viable por medio de la cual los homólogos de hoy pudieron haber surgido de un antecesor común. Esto implica una fuente embriológica común, y en segundo lugar, el uso de procesos de desarrollo comparables. El problema es, en muchos casos, que órganos y estructuras que parecen idénticos (o muy semejantes) en animales diferentes, de hecho, no se desarrollan de la misma estructura o grupo de células embrionarias. No es raro encontrar estructuras fundamentales (por ejemplo, el tubo digestivo) que se forman de tejidos embriológicos diferentes en animales diferentes. Por ejemplo, en los tiburones, el tubo digestivo se forma del techo de la cavidad intestinal embrionaria; en las ranas se forma del techo y del suelo intestinal; y en los pájaros y reptiles se forma de la capa inferior del disco embrionario o blastodermo.

Es difícil imaginarse por qué o cómo procesos de desarrollo evolucionaron dramáticamente de forma distinta, pero todavía conducen substancialmente a la misma morfología, lo cual es el objetivo principal de la selección natural. No obstante, algunos ven los diferentes mecanismos de desarrollo en estructuras "homólogas" no como un desafío a la evolución, sino simplemente como evidencia de que mecanismos de desarrollo han evolucionado, aunque todavía mantengan una estructura final semejante. Pero ciertamente eso es un razonamiento en círculo porque está basado en la suposición de que los diferentes grupos con morfologías similares, pero con diferentes mecanismos de desarrollo, han evolucionado de un antepasado común.

Es claro que falta la esperada armonía entre la homología y la evolución. La evolución ya no explica los hechos de la homología morfológica y como consecuencia, la homología ya no es la evidencia a favor de la evolución que una vez se creyó que era. Además, la inconsistencia entre la homología morfológica y las supuestas relaciones filogenias le da un golpe adicional a la teoría de la evolución porque la evolución no explica la homología; por tanto, los hechos de la homología están en desacuerdo con la teoría de la evolución. En particular, si estructuras morfológicas semejantes (estructuras que parecieron homólogas e inicialmente habían sido vistas como evidencia de ascendencia común) se desarrollan en realidad de diferentes fuentes embriológicas, entonces esto es una poderosa evidencia que no apunta hacia una relación evolutiva para los organismos concernientes.

t. Quiralidad

Todos los organismos vivos están basados en ciertos isómeros "especulares" de aminoácidos. Aunque reacciones químicas normales producen espejos derechos e izquierdos en cantidades iguales, comúnmente llamados "mezcla racémica", las proteínas que constituyen los orgánulos en las células vivas están compuestas enteramente de formas diestras de azúcares y de formas zurdas de aminoácidos (llamadas "enantiómeros"). Debido a que tales sustancias químicas existen exclusivamente en una forma, se dice que son "homoquirales". Cualquier explicación naturalista para el origen de la vida debe, por lo tanto, proporcionar una explicación de cómo los mecanismos naturalistas pudieron producir los apropiados componentes especulares necesarios para la generación de la primera forma de vida auto-duplicativa.

La quiralidad es un enigma persistente para aquellos que sostienen una explicación naturalista para el origen de la vida. El ADN y el ARN no son capaces de aparearse complementariamente al no ser homoquirales. Esto significa que el ADN racémico o ARN no puede duplicarse. Los seres vivos poseen una maquinaria molecular para producir homoquiralidad, pero la química no dirigida produciría mezclas iguales de los isómeros zurdos y diestros, llamados racemos. No existe ningún mecanismo conocido por medio del cual polipéptidos racémicos pudieran formar las figuras específicas necesarias para enzimas; más bien, tendrían las cadenas laterales sobresaliendo por todas partes. Además, un aminoácido de orientación equivocada interrumpe la hélice estabilizadora alfa en las proteínas. El ADN no podría ser estabilizado en una hélice si siquiera una pequeña proporción de la forma equivocada de orientación estuviera presente; así que no podría formar cadenas largas. Solo se requiere de una fracción diminuta de moléculas de orientación equivocada para acabar con la réplica de ARN.

El problema de la quiralidad es crucial para el concepto de la abiogénesis, la teoría que sostiene que la vida puede originarse a partir de materia no-viva. Los defensores de tal modelo deben contestar preguntas tales como ¿Qué fue primero, la homoquiralidad o la vida? Si se sostiene que la homoquiralidad fue primero, es una admisión de que sin aminoácidos "zurdos" y azúcares "diestros", las estructuras y procesos de la vida no habrían sido posibles. Entonces se tiene que explicar el origen de esta homoquiralidad. A la inversa, si se afirma que la vida fue primero, entonces se está diciendo que la quiralidad no fue importante para el origen de las estructuras y procesos de la vida como ahora los conocemos. Se debe someter un argumento unilateral para un metabolismo enormemente diferente en el "protobionte", ignorando, por ejemplo, el papel esencial de los homopolímeros polipéptidos en redes vinculadas por hidrógeno para el transporte de protones y electrones. Además, también se debe explicar la transición exitosa a homoquiralidad como la tenemos hoy (un problema que es, discutiblemente, aún más insuperable). La conclusión lógica de estas consideraciones es que la homoquiralidad y la vida surgieron simultáneamente.

El origen de la homoquiralidad es de importancia fundamental en la investigación del origen de la vida, ya que mezclas no-homoquirales de aminoácidos o azúcares no son conducentes a la composición de ARN, ADN y proteínas (los componentes básicos de todos los organismos vivos). No queda ninguna explicación naturalista que describa cómo la homoquiralidad podría haber surgido mediante procesos enteramente materialistas. Procesos que pueden mejorar el exceso enantiomérico del aminoácido apropiado o de los componentes básicos del ácido nucleico solo producen modestos aumentos en el porcentaje de esas proteínas, mientras que requieren condiciones de laboratorio irreales. 

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