q. De Mono a Hombre
En el estreno televisivo de Ape Man:
The Story of Human Evolution, el narrador de noticias de CBS, Walter Cronkite,
declaró que los monos eran sus "primos recién descubiertos". Cronkite
continuó diciendo: "Si retrocedemos lo suficiente, nosotros y los
chimpancés compartimos un ancestro común. El padre del padre, del padre, de mi
padre, retrocediendo tal vez medio millón de generaciones - cerca de cinco
millones de años - fue un mono".
¿Tiene razón Cronkite? ¿Compartimos
nosotros y los chimpancés un ancestro común? ¿O es esto una ilustración del
anti-conocimiento que rodea al hombre-mono?
Primero, ya sea en Ape Man, en
National Geographic, o en Time, el ícono de mono a hombre se ha convertido en
sí mismo en el argumento. Dicho de otra manera, la ilustración de un mono
arrastrándose sobre sus nudillos, evolucionando a través de una serie de formas
transicionales imaginarias hasta un hombre moderno, ha aparecido tantas veces,
en tantos lugares, que la imagen ha evolucionado llegando a convertirse en la
“prueba”.
Los evolucionistas normalmente no
toman en cuenta los fraudes de los íconos que se presentan como evidencia de
esta teoría en cuanto al paso de mono a hombre. Adicionalmente, a medida que el
cuerpo de especímenes fósiles de homínidos continúa creciendo, se ha hecho cada
vez más evidente que existe un abismo insalvable entre los homínidos y los
humanos, tanto en composición como en estructura. Más aún, estructuras
homólogas (estructuras similares en especies diferentes) no proporcionan
pruebas suficientes de relaciones genealógicas - un descendiente común es
simplemente una suposición evolucionista utilizada para “intentar” explicar las
similitudes.
El suponer que los homínidos y los
humanos están íntimamente relacionados debido a que ambos caminan erectos es
similar a decir que los colibríes y los helicópteros están íntimamente relacionados
debido a que los dos pueden volar. Ciertamente, la distancia entre un mono, que
no puede leer ni escribir, y un descendiente de Adán, que puede componer una
obra maestra musical, o mandar al hombre a la luna, es la distancia del
infinito.
Finalmente, la evolución no puede
responder satisfactoriamente por el génesis de la vida, el código genético, o
el ingenioso proceso de sincronización necesario para producir la vida a partir
de un solo óvulo humano fertilizado. La evolución tampoco puede explicar satisfactoriamente
cómo procesos físicos pueden producir realidades metafísicas, tales como la
conciencia y la espiritualidad.
El impulso insaciable de producir un
"eslabón perdido" ha sustituido la ciencia pura por el vender teorías
bajo el sensacionalismo y el subjetivismo. Como alguien dijera: "Cuando se
trata de encontrar un nuevo agente para protagonizar como nuestro ancestro
animal, no hay industria tan rentable como el negocio de los huesos".
r. Arqueópterix
Fue durante la llamada “era de los
dinosaurios” que aparecieron los primeros pájaros en el registro fósil, en
particular, el Arqueópterix de los estratos jurásicos (en Baviera). Debido a
que tenía plumas completamente desarrolladas, incluyendo primarias y
secundarias, las cuales estaban dispuestas en sus alas de la misma manera que
las de los pájaros modernos, el Arqueópterix es reconocido y clasificado como
un pájaro. Sin embargo, su esqueleto poseía varias características de reptiles.
Estas incluían una larga cola ósea, garras en los dedos de sus extremidades
anteriores (así como en las extremidades traseras, y dientes); de manera que es
visto como un eslabón, mostrando supuestamente que los pájaros evolucionaron de
los reptiles. Es ampliamente afirmado por los evolucionistas que los pájaros surgieron
de un grupo de dinosaurios conocidos como terópodos. Las características del
terópodo son: modesto tamaño en general, estatura bípeda, largas patas traseras
con garras y tres dedos en sus patas delanteras. Adicionalmente, algunos de los
terópodos poseían huesos huecos, y a algunos de los últimos ejemplares les
faltaban dientes, y la boca se parecía un poco a un pico.
A pesar de las similitudes entre los
terópodos y los pájaros, existen diferencias que claramente van en contra de
una relación ancestral. Primeramente, contrario a lo que pudiera predecirse,
los terópodos fueron Saurisquios, no Ornitisquios, es decir, tuvieron la
distintiva pelvis parecida a la de los lagartos, en lugar de una como la de los
pájaros. Adicionalmente, aunque, tanto los terópodos como los pájaros, tienen
solo tres dedos en sus patas delanteras, éstos son diferentes: los terópodos
tienen del primero al tercero de los cinco dígitos usuales, mientras que los
pájaros tienen del segundo al cuarto. Una diferencia particularmente importante
es que los terópodos, aunque poseían extremidades traseras largas y bien
desarrolladas, tenían extremidades delanteras muy pequeñas. Tan cortas
extremidades difícilmente fueron precursoras de las extremidades delanteras
prolongadas y bien desarrolladas de los pájaros, incluyendo aquellas del
Arquerópterix, las cuales deben soportar sus alas. También, típico de los
animales que corren, carecen de clavículas, las cuales están presentes en el
Arquerópterix y fusionadas para formar la familiar espoleta aviar (fúrcula) que
contribuye a soportar el ala. Por último, el Arqueópterix tenía un espacio
cerebral significativamente más grande, reflejando la necesidad de percepción
sensorial y control motor adicionales requeridos para volar.
Quizás se deba notar que los pájaros
tienen una disposición única para distribuir el aire alrededor de sus cuerpos,
para soportar el alto metabolismo asociado con el volar, pero no existe nada
que indique que algún grupo de reptiles tenía tal sistema o siquiera algo que pudiera
ser considerado como un precursor de él. De hecho, algunos científicos han
concluido que los terópodos tenían un modo de respirar como los cocodrilos, y
que convertir éste al sistema de los pájaros significaría atravesar una etapa
intermedia no viable.
Un punto importante adicional es
que, según la teoría de la evolución, los terópodos (más parecidos a un pájaro)
no surgieron sino hasta el final del período Cretáceo (aproximadamente 70
millones de años después del Arquerópterix), así que no pudo haber sido su
antepasado. Ciertamente, ellos arribaron más tarde que varios grupos de pájaros
cretáceos que están más cerca de los pájaros modernos que del Arquerópterix.
Un punto final que vale la pena
mencionar es el problema de cómo comenzó el vuelo a propulsión. ¿Se
desarrollaron las alas por el planear desde los árboles o por correr
rápidamente por el suelo? No queda ninguna evidencia convincente a favor de
alguna de las dos maneras, y ciertamente alguna evidencia en contra de
cualquiera de las dos. El punto es que el Arqueópterix fue un pájaro de plumas,
capaz de volar, no un corredor ni un planeador intermedio.
Aunque pueda ser justo concluir que
el Arqueópterix fue de estructura intermedia (en el sentido de que fue un
pájaro que compartió un puñado de características en común con los reptiles),
no puede ser considerado como una transición en términos de filogenia. Al igual
que tantas otras clases de animales, los pájaros surgen en el registro fósil
sin ningún vínculo claro con criaturas anteriores.
s. Homología anatómica
Como ya se ha anotado, la homología
se refiere a la similitud entre características en especies diferentes de
organismos. Los murciélagos y las mariposas se diferencian bastante el uno del
otro, pero ambos tienen alas para volar. Los murciélagos vuelan y las ballenas
nadan, pero los huesos de un ala de murciélago y de la aleta de una ballena son
extraordinariamente similares. Aunque "analogía" se refiere a
estructuras diferentes que realizan la misma función, la "homología"
se refiere a estructuras semejantes que realizan funciones diferentes.
Antes del advenimiento del
Darwinismo, la homología era atribuida a la existencia de arquetipos:
estructuras biológicas son semejantes porque se conforman más o menos a
patrones preexistentes. Sin embargo, Charles Darwin ofreció una explicación
diferente para la homología. Darwin propuso que los murciélagos y las ballenas
poseen estructuras óseas semejantes, no porque fueron construidos según el
mismo arquetipo (lo que implicaría diseño y por ende, causalidad inteligente y
una creación especial), sino porque fueron heredadas de un antepasado común.
Claramente, en el antepasado común
habría habido solo un órgano, siendo los homólogos actuales modificaciones de
éste. De esta manera, si la explicación evolucionista de la homología es
correcta, entonces la derivación de un órgano ancestral común debería estar
reflejada en que los órganos homólogos estarían derivados de una fuente
embriológica comparable -- equivalente a aquella del órgano en el antepasado
común. En otras palabras, si dos órganos son derivados de diferentes fuentes
embriológicas, entonces debería ser posible que ambos aparecieran en el mismo
organismo (conjunción).
Combinado con esta comprensión de
que estructuras homólogas deberían estar derivadas de tejidos embriológicos
comparables, se pensó que también deberían ser formadas por procesos de
desarrollo semejantes. Entonces, si la evolución ha de proporcionar una
explicación adecuada para la homología, es necesario mostrar que existe una
ruta viable por medio de la cual los homólogos de hoy pudieron haber surgido de
un antecesor común. Esto implica una fuente embriológica común, y en segundo
lugar, el uso de procesos de desarrollo comparables. El problema es, en muchos
casos, que órganos y estructuras que parecen idénticos (o muy semejantes) en
animales diferentes, de hecho, no se desarrollan de la misma estructura o grupo
de células embrionarias. No es raro encontrar estructuras fundamentales (por
ejemplo, el tubo digestivo) que se forman de tejidos embriológicos diferentes
en animales diferentes. Por ejemplo, en los tiburones, el tubo digestivo se
forma del techo de la cavidad intestinal embrionaria; en las ranas se forma del
techo y del suelo intestinal; y en los pájaros y reptiles se forma de la capa
inferior del disco embrionario o blastodermo.
Es difícil imaginarse por qué o cómo
procesos de desarrollo evolucionaron dramáticamente de forma distinta, pero
todavía conducen substancialmente a la misma morfología, lo cual es el objetivo
principal de la selección natural. No obstante, algunos ven los diferentes
mecanismos de desarrollo en estructuras "homólogas" no como un
desafío a la evolución, sino simplemente como evidencia de que mecanismos de
desarrollo han evolucionado, aunque todavía mantengan una estructura final
semejante. Pero ciertamente eso es un razonamiento en círculo porque está
basado en la suposición de que los diferentes grupos con morfologías similares,
pero con diferentes mecanismos de desarrollo, han evolucionado de un antepasado
común.
Es claro que falta la esperada
armonía entre la homología y la evolución. La evolución ya no explica los
hechos de la homología morfológica y como consecuencia, la homología ya no es
la evidencia a favor de la evolución que una vez se creyó que era. Además, la
inconsistencia entre la homología morfológica y las supuestas relaciones
filogenias le da un golpe adicional a la teoría de la evolución porque la
evolución no explica la homología; por tanto, los hechos de la homología están
en desacuerdo con la teoría de la evolución. En particular, si estructuras
morfológicas semejantes (estructuras que parecieron homólogas e inicialmente
habían sido vistas como evidencia de ascendencia común) se desarrollan en
realidad de diferentes fuentes embriológicas, entonces esto es una poderosa
evidencia que no apunta hacia una relación evolutiva para los organismos
concernientes.
t. Quiralidad
Todos los organismos vivos están
basados en ciertos isómeros "especulares" de aminoácidos. Aunque
reacciones químicas normales producen espejos derechos e izquierdos en
cantidades iguales, comúnmente llamados "mezcla racémica", las
proteínas que constituyen los orgánulos en las células vivas están compuestas
enteramente de formas diestras de azúcares y de formas zurdas de aminoácidos
(llamadas "enantiómeros"). Debido a que tales sustancias químicas
existen exclusivamente en una forma, se dice que son "homoquirales".
Cualquier explicación naturalista para el origen de la vida debe, por lo tanto,
proporcionar una explicación de cómo los mecanismos naturalistas pudieron
producir los apropiados componentes especulares necesarios para la generación
de la primera forma de vida auto-duplicativa.
La quiralidad es un enigma
persistente para aquellos que sostienen una explicación naturalista para el
origen de la vida. El ADN y el ARN no son capaces de aparearse
complementariamente al no ser homoquirales. Esto significa que el ADN racémico
o ARN no puede duplicarse. Los seres vivos poseen una maquinaria molecular para
producir homoquiralidad, pero la química no dirigida produciría mezclas iguales
de los isómeros zurdos y diestros, llamados racemos. No existe ningún mecanismo
conocido por medio del cual polipéptidos racémicos pudieran formar las figuras
específicas necesarias para enzimas; más bien, tendrían las cadenas laterales
sobresaliendo por todas partes. Además, un aminoácido de orientación equivocada
interrumpe la hélice estabilizadora alfa en las proteínas. El ADN no podría ser
estabilizado en una hélice si siquiera una pequeña proporción de la forma
equivocada de orientación estuviera presente; así que no podría formar cadenas
largas. Solo se requiere de una fracción diminuta de moléculas de orientación
equivocada para acabar con la réplica de ARN.
El problema de la quiralidad es
crucial para el concepto de la abiogénesis, la teoría que sostiene que la vida
puede originarse a partir de materia no-viva. Los defensores de tal modelo
deben contestar preguntas tales como ¿Qué fue primero, la homoquiralidad o la
vida? Si se sostiene que la homoquiralidad fue primero, es una admisión de que
sin aminoácidos "zurdos" y azúcares "diestros", las
estructuras y procesos de la vida no habrían sido posibles. Entonces se tiene
que explicar el origen de esta homoquiralidad. A la inversa, si se afirma que la
vida fue primero, entonces se está diciendo que la quiralidad no fue importante
para el origen de las estructuras y procesos de la vida como ahora los
conocemos. Se debe someter un argumento unilateral para un metabolismo
enormemente diferente en el "protobionte", ignorando, por ejemplo, el
papel esencial de los homopolímeros polipéptidos en redes vinculadas por
hidrógeno para el transporte de protones y electrones. Además, también se debe
explicar la transición exitosa a homoquiralidad como la tenemos hoy (un
problema que es, discutiblemente, aún más insuperable). La conclusión lógica de
estas consideraciones es que la homoquiralidad y la vida surgieron
simultáneamente.
El origen de la homoquiralidad es de
importancia fundamental en la investigación del origen de la vida, ya que
mezclas no-homoquirales de aminoácidos o azúcares no son conducentes a la
composición de ARN, ADN y proteínas (los componentes básicos de todos los
organismos vivos). No queda ninguna explicación naturalista que describa cómo la
homoquiralidad podría haber surgido mediante procesos enteramente
materialistas. Procesos que pueden mejorar el exceso enantiomérico del
aminoácido apropiado o de los componentes básicos del ácido nucleico solo
producen modestos aumentos en el porcentaje de esas proteínas, mientras que
requieren condiciones de laboratorio irreales.
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